OPINIÓN: Las mujeres deben liderar bajo sus propios términos
Nota del Editor: Charlote Beers es la ex directora ejecutiva y presidenta de Ogilvy, es expresidenta de J. Walter Thompson y autora del libro próximo a publicarse, I’d Rather Be In Charge (Prefiero estar a cargo).
(CNN)— Pasé una gran parte de mi carrera ascendiendo la llamada escalera corporativa. Como presidenta y directora ejecutiva de Ogilvy y Mather, presidenta de J. Walter Thompson y posteriormente subsecretaria de Estado de Colin Powell, fui testigo de cómo se ejerce el poder y de cómo se eligen en los pasillos de las corporaciones y del gobierno a las personas que ocupan los puestos de liderazgo. En la actualidad hay muchas mujeres talentosas para elegir y sin embargo, todavía ocupamos relativamente pocos puestos de influencia.
A pesar de que fui una pionera en el mundo de los hombres, creo que hoy en día es más difícil para las mujeres de lo que fue para mí entrar en estos círculos de poder e influencia.
Los hombres en las posiciones de poder no saben cómo evaluar el potencial femenino. Saben que para los puestos de liderazgo se requiere de un espíritu competitivo, una resolución feroz y una interminable capacidad para motivar a los demás. Como notarás, estas cualidades no son para el trabajo en sí, sino que reflejan la naturaleza intrínseca como las personas abordan su trabajo.
La gente que toma las decisiones sabe cómo evaluar estas características en otros hombres, pero no conocen lo suficiente la fuerza interior de las mujeres como para emitir un juicio, así que eligen lo que conocen, lo que les es familiar —en otras palabras, eligen a otro hombre— para ocupar los puestos más altos.
Esto se debe en parte a las prácticas de corrección política, las cuales hacen mucho bien, pero de forma inadvertida, crearon una sensación de distancia. Fabricaron un escenario en donde los líderes masculinos no conocen o no reconocen las habilidades más intangibles de las mujeres que ascienden.
También se debe a que las mujeres que actualmente son elocuentes , preparadas y educadas, no están capacitadas para enfrentar una pelea. El trabajo puede volverse personal, salvaje, agresivo e injusto, con pocas esperanzas de reconocimiento y sin obtener pruebas de que estamos capacitados para desempeñar tareas futuras.
Pero manejar todo esto es sinónimo de liderazgo. Estas son las condiciones de compromiso y de relaciones que van más allá de grandes habilidades y de una lógica impecable. Por cierto, la gran capacidad para trabajar es algo en lo que sobresalen las mujeres, pero a menudo son tentadas a esconderse detrás de su gran trabajo, en lugar de hacer que las tomen en cuanta cuando las situaciones se vuelven complicadas y difíciles y se necesita el liderazgo.
Por supuesto, las mujeres cuentan con esas fuertes cualidades de liderazgo, pero no están seguras de cómo comunicar su forma de ser fuertes y resistentes. Hay una resistencia, casi un aire de pesar, cuando las mujeres intentan abiertamente convencer o influir o presionar con firmeza las decisiones poco populares. Es más difícil para nosotras mostrar las cualidades del liderazgo sobre nuestras más aceptadas "formas de actuar femeninas", como son la modestia o ser parte de la comunidad.
Existe una solución. Las mujeres deben aprender a ser líderes bajo sus propios términos. No malinterpretes: no hablo de esperar a que las empresas se vuelvan más amables y más gentiles, o que preparen almohadas especiales para que las mujeres manden. No necesitamos tener excepciones.
Nuestra forma de ser no es menos feroz o valiente o urgente, pero debemos aprender a dar rienda suelta a todas esas pasiones de quienes somos realmente. Las mujeres deben darse cuenta de sus cualidades únicas y liberarlas. Esta es, en mi opinión, la habilidad más importante que les falta a las mujeres que trabajan en la actualidad. Solo cuando una mujer empieza a entender quién es ella desde el interior, entonces podrá darse cuenta de en dónde radica su capacidad.
Es una cuestión de dejarle saber a los demás en qué crees y todo lo que puedes ofrecer.
A pesar de que somos reconocidas por ser el sexo con más capacidad verbal, todavía necesitamos adquirir habilidades de comunicación que incluyen la capacidad de enfrentar acciones hostiles, de motivar a los que no tienen derechos, de revelar nuestra intensidad de propósito e incluso expresar enojo.
Yo enseño a las mujeres cosas como estas en los talleres que llamo El Factor X, donde la "X" es el potencial de las mujeres. Siempre los terminamos con presentaciones que pueden ser en forma de correos electrónicos, llamadas telefónicas, juntas e incluso hablar desde un podio, pero todas estas son oportunidades para presentarte a ti misma.
Encontramos que es muy sencillo para una expositora desaparecer detrás de las gráficas o dentro de un equipo. Después de nuestras sesiones, el mantra de las mujeres se convierte en Un paso enfrente en el trabajo. Es increíblemente gratificante ver a las mujeres que anteriormente aplazaban sus puntos de poder, dar un paso al frente, expuestas y vulnerables pero dispuestas a decir "yo creo". Ésta es la forma en que los líderes se presentan.
Cuando una mujer se atreve a comunicar todas sus cualidades de liderazgo únicas a quienes mandan, ella será designada para tomar el mando. Yo utilizo este capítulo en mi vida para ayudar a que las mujeres tengan acceso a este poder sin explotar y puedan lograr su mayor potencial.
Me siento obligada a hacerlo, porque este es el tipo de manual que no encontré en los estantes de libros o en los cursos de entrenamiento. Y es el libro que yo deseaba tener cuando por primera vez me puse el traje de negocios y entré al enorme y peligroso mundo de la mercadotecnia.
Las opiniones expresadas en este comentario solamente son de Charlotte Beers.