OPINIÓN: Mirando el abismo: ¿Qué pasa si Grecia rechaza la austeridad?
Nota del Editor: Graham Bishop es un analista independiente de asuntos financieros de la UE, y ofrece Desarrollo Profesional Continuo en regulación financiera de la UE en www.GrahamBishop.com. Fue el jefe economista europeo en el banco de inversiones Salomon Brothers cuando se diseñó el euro y planteó en ese momento preocupaciones sobre la futura estabilidad de la moneda si el riesgo de contagio bancario por excesivas deudas públicas no era eliminado.
(CNN) — El primer ministro griego, Papandreou, llamó a un referéndum sobre las condiciones de los préstamos de la eurozona y del FMI . Los mercados ahora tratan de descifrar los posibles resultados de esta decisión, y no todos son negativos.
Las encuestas de opinión indican que el paquete crediticio será rechazado por los electores griegos -aunque hay una gran diferencia entre responder a la pregunta informal de un encuestador y un referéndum formal, uno que podría marcar un punto de inflexión en la historia del país.
En dicho momento, los electores habrán tenido el tiempo para considerar todos los razonamientos vertidos y formarse de una opinión equilibrada antes de votar.
Si millones de votantes dice que sí, entonces los miles de manifestantes que han salido a las calles de Grecia en los últimos meses podrían ser vistos como representantes de un poco más de los intereses especiales que el paquete económico en su conjunto está diseñado para eliminar si el país puede transformarse en una economía moderna, abierta y competitiva.
Pero si los millones de votantes rechazan el paquete crediticio, ¿entonces qué?
Sería difícil ver por qué la eurozona debería ofrecer ayuda en un futuro, a menos que fuera muy claro para sus intereses el hacerlo.
El riesgo de colapsos bancarios de la eurozona (y los efectos colaterales) ha sido un gran incentivo, sin embargo, a la hora del referéndum, todos los bancos de la Unión Europea deberían haber sido analizados de manera aún más profunda por sus entidades reguladoras y haber preparado los planes de recapitalización.
Dicho análisis debería ser inmediatamente ampliado para incluir el riesgo a las contrapartes -el riesgo de un efecto dominó- ya que será obvio que no habrá nadie que por sí mismo quiera sacar de apuros a los bancos griegos, por lo que instituciones foránea prudentes deberían suponer que todas fallaran, y planear las consecuencias naturales.
Inmediatamente después del referéndum, Grecia todavía será integrante de la Unión Europea: su decisión implícita de no pagar los préstamos de la Unión Europea debería conllevar la sanción automática de que no habrá desembolsos adicionales de los fondos estructurales de la Unión Europea, subsidios agrícolas, préstamos del Banco de Inversiones Europeo y otros más por el estilo. Las inyecciones de capital planeadas de este tipo cubren actualmente un aproximado del 7% del PIB griego.
Por otra parte, sería muy poco probable que el sector privado estuviera dispuesto a hacer préstamos de dinero a cualquier entidad griega, a no ser que sean cubiertos por garantías sólidas (y contratos) fuera de Grecia.
El actual déficit comercial griego tendría entonces que tender hacia el equilibrio en tanto que no habría financiamiento disponible para exceso de importaciones. De hecho, las importaciones caerían aproximadamente en un cuarto, y rápidamente. Sería un proceso extraordinariamente doloroso.
Grecia no puede abandonar la eurozona en los términos del tratado existente. En principio, dicho tratado podría cambiar si todos los demás países lo acuerdan, pero eso implicaría un largo proceso y, mientras más se difunda el riesgo, cada inversionista razonable en Grecia retiraría sus depósitos en euros de los bancos griegos y los trasladaría hacia otro país.
Como un pánico bancario sería la crisis de liquidez que provocó el rápido colapso del sistema bancario griego en su totalidad. Una vez más, se producirían drásticas consecuencias dolorosas para la economía.
Si las encuestas de opinión indicaran todavía el rechazo a medida que se acerca el día, cualquier otro integrante en riesgo de la eurozona vería estas funestas consecuencias desplegarse, animándolos a tomar todas las medidas necesarias para evitar un destino similar.
Por ejemplo, se espera que Italia tenga un déficit presupuestario en el 2012 por debajo del 3% del PIB, y el actual primer ministro, Silvio Berlusconi, ha prometido a los líderes gubernamentales de la eurozona tomar medidas adicionales que garanticen un presupuesto equilibrado en el 2013.
La tragedia griega sólo alentaría a esos Estados a poner su honradez fuera de toda duda, y sus votantes tendrían un entendimiento muy claro de por qué sus líderes solicitaban tales esfuerzos.
En pocas palabras: la "unión política" de la eurozona que de hecho salió a la luz completamente en la cumbre del 26 de octubre vería una gran ventaja en vigilar de cerca a esos miembros, y la eurozona en su conjunto se transformaría fiscalmente, sobre todo en comparación con, por ejemplo, EU y el Reino Unido .
Para la mala fortuna de los griegos, la mayoría de las malas noticias se desarrollarían antes de la votación si los mercados esperan un "no".
Pero tales horribles acontecimientos podrían alentar a los electores a decir "sí" y aceptar los ofrecimientos de ayuda.
Sin embargo, podría ser un poco tarde para impedir una genuina tragedia griega.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las de Graham Bishop.