OPINIÓN: Mitos sobre los mentirosos y cómo descubrirlos
Nota del editor: Pamela Meyer es autora del libro Liespotting (Descubriendo una mentira). Es investigadora certificada en fraudes y tiene un MBA de Harvard.
(CNN)— Basta con echar un vistazo a los titulares más recientes para darse cuenta de que el engaño y la mentira forman parte de la vida cotidiana.
El aspirante presidencial republicano Herman Cain ha tenido que responder a varias acusaciones de acoso sexual de distintas mujeres ; ambas partes se acusan de mentir. Los dirigentes de Penn State han sido acusados de perjurio por supuestamente encubrir las denuncias de abuso sexual de menores contra un entrenador de futbol retirado.
La semana pasada, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue sorprendido con micrófono abierto diciéndole al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu es un mentiroso.
La mentira ha destruido carreras y convulsionado países. El legislador de Nueva York, Anthony Weiner, hizo el ridículo al negar hechos que rápidamente fueron demostrados por evidencias irrefutables. El excandidato presidencial John Edwards ha sido acusado de infringir las leyes de financiamiento de campañas políticas con relación al encubrimiento de una relación extramatrimonial. Y nadie de los que lo vivió olvidará jamás el circo mediático en torno al presidente Bill Clinton por mentir, durante su segundo mandato, sobre su relación sexual con Monica Lewinsky .
Las trampas en exámenes de escuelas y universidades son comunes. Ha habido casos donde los profesores dieron a los estudiantes las respuestas de los exámenes para obtener comentarios positivos sobre su desempeño. Los mentores que deben ser un ejemplo de lo contrario, transmiten un mensaje de que la mentira y el engaño son aceptables.
¿Cuánto engaño nos encontramos? En un día cualquiera, los estudios demuestran que nos pueden mentir entre 10 y 200 veces. Aunque es cierto que muchas de esas mentiras son piadosas. Otro estudio concluyó que los desconocidos se mentían un promedio de tres veces en los 10 primeros minutos de conocerse.
La detección de mentiras es una habilidad esencial que todos deben adquirir, tanto por razones personales como profesionales.
Más allá de ser un juego de entretenimiento, la detección de los engaños es una rama seria del conocimiento basada en datos científicos. Durante las últimas seis décadas distintas, y prestigiosas, universidades han realizado proyectos de investigación exhaustivos, sobre todo en los campos de la psicología y la fisiología.
Uno de los resultados de la investigación es que la mayoría de los mitos acerca de las mentiras son falsos: los mentirosos te miran a los ojos, no siempre tartamudean ni se ponen nerviosos.
Sin embargo, no por ello debemos concluir que los mentirosos son difíciles de detectar y desenmascarar. Un observador entrenado puede llegar a la verdad, aprendiendo sobre la estructura de las frases, las microexpresiones faciales, el planteamiento de las preguntas y los tiempos de respuesta. He dedicado varios años a estudiar los descubrimientos científicos en el inmenso campo del conocimiento sobre el engaño, y me queda claro que la detección de las mentiras es una técnica moderna que es fácil de aprender y nos ayuda a navegar en nuestro complejo mundo (sobre todo si entre tus responsabilidades están las de contratar, entrevistar, negociar o gestionar).
Los buenos mentirosos tienen la habilidad de leer bien a los demás, de hacer que se sientan relajados, saben controlar sus propias emociones y sienten de manera intuitiva cómo los perciben los demás.
Sabemos por las investigaciones que los extrovertidos mienten más que los introvertidos, que los hombres dicen más mentiras sobre sí mismos , mientras que las mentiras de las mujeres están más orientadas hacia el otro. Para proteger los sentimientos de otra persona; las personas casadas mienten con menos frecuencia a sus parejas que las personas solteras (pero las mentiras de las personas casadas suelen ser muy grandes). También sabemos que cuando alguien es percibido como una mala persona es más fácil mentirle.
¿Cómo saber si alguien está mintiendo?
En primer lugar, debes observar el comportamiento normal del sujeto. Estos parámetros te ayudarán a tener un punto de referencia para medir los cambios en su comportamiento . Observa la postura del sujeto, la sonrisa, la calidad vocal. Más vale que sepas si tiene la costumbre de golpear el suelo con sus pies antes de acusarlo injustamente cuando lo veas haciendo eso en medio de una reunión.
Después, busca pistas verbales y no verbales de comportamientos engañosos y considéralas un indicio, y no una prueba de engaño.
Las personas que engañan pueden inmovilizar la parte superior de su cuerpo cuando tratan de recordar su historia, algunos dirigen sus pies hacia la puerta, se inclinan hacia la salida, cambian su postura de manera notable o denotan una especie de alivio luego de una entrevista, que consiste en exhalar alivio y cambiar de postura una vez han terminado las preguntas difíciles. Para detectar este comportamiento los interrogadores suelen insinuar falsamente que la entrevista ha terminado para detectar ese alivio después del interrogatorio.
También, presta atención al lenguaje del sujeto. Scott Peterson, un asesino estadounidense, cometió el famoso error al utilizar el tiempo pasado cuando afirmó que su esposa asesinada estaba viva, lo que desencadenó una búsqueda por todo el país.
Las personas que engañan también pueden usar un lenguaje de distanciamiento: "Yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer ... la señorita Lewinsky", o repetir una pregunta difícil en su totalidad. Los indicadores verbales más comunes son sutiles. Algunos responden a preguntas difíciles con expresiones como: "Bueno ... a decir verdad ... hasta donde yo sé ... que yo sepa". Esto hace que la respuesta sea más bien perceptual, no factual, y es otra señal de alerta.
No hay una receta mágica para detectar mentiras, pero es posible desarrollar las habilidades para descubrir el engaño.
Estas habilidades disminuyen la posibilidad de ser víctima de estafadores en la vida profesional y personal.
(Las opiniones expresadas en este comentario corresponden exclusivamente a Pamela Meyer).