OPINIÓN: Católicos desafían la línea de la Iglesia sobre la homosexualidad
Nota del editor: Patrick Hornbeck es profesor asistente y jefe asociado de Estudios Universitarios de la Universidad Fordham.
(CNN) — La Iglesia Católica Romana tiene mucho tiempo de ser una fuente confiable de historias unidimensionales. Las víctimas de abuso sexual que claman por justicia. Las parroquias que se cierran mientras el número de clérigos cae. Los católicos con rosarios que protestan frente a las clínicas de aborto .
Tal vez nunca antes la historia se vio más clara en lo que respecta al tratamiento que le da la Iglesia a la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual (LGBT) y a sus relaciones.
Las enseñanzas católicas oficiales describen a la orientación homosexual y lésbica como “un desorden objetivo” y le dicen a las personas que aman a sus parejas del mismo sexo que tienen una “tendencia (…) hacia un mal moral intrínseco”.
Los obispos católicos son defensores públicos de las leyes que prohíben los matrimonios entre personas del mismo sexo y tratan de evitar que los católicos de la comunidad LGBT y sus aliados participen plenamente en los rituales y en las actividades de la Iglesia.
Sin embargo, ninguna educación formal o declaración de algún obispo cuenta toda la historia.
En una serie de recientes conferencias en universidades de Estados Unidos se dio a conocer la amplitud del enfoque católico sobre el tema de la diversidad sexual.
Las conferencias, que forman parte de un esfuerzo de nombre More than a Monologue (más que un monólogo), se dieron en dos universidades católicas y en dos colegios sin afiliación religiosa.
Con los eventos se mostró de forma concluyente que los católicos estadounidenses difícilmente tienen una sola opinión, y tampoco están completamente de acuerdo con sus obispos, cuando se trata de los matrimonios entre personas del mismo sexo; los derechos de las personas de la comunidad LGBT en el hogar, en el trabajo y en la iglesia; o de las campañas en curso en contra del acoso escolar en contra de los homosexuales.
En la Universidad Fordham en Nueva York, un colegio católico, una orgullosa madre de un adulto gay otuvo una ovación de pie cuando contó la historia sobre su descubrimiento del efecto de las enseñanzas de la iglesia en su hijo.
Esto es lo que dijo la madre, Deb Word, quien fundó el grupo Fortunate Families para ayudar a las familias católicas con hijas lesbianas y con hijos homosexuales, en sus propias palabras:
“Vayamos a unas vacaciones familiares en el Golfo. Estábamos cinco de nosotros flotando —Sean y su esposa, Chris, su papá y yo—, sosteniéndonos en las balsas de los demás. Y dije 'Creo que así debe ser el cielo'. Y Christopher dijo en voz baja, 'excepto que yo no estaré ahí con ustedes'. 'Hijo, ¿De dónde sacaste eso?'. 'Mamá, es tu club. Conoces las reglas'.
“Y si mi hijo, quien creció como católico en una familia amorosa, entendió ese mensaje, entonces, ¿qué significa 'católico' en los hogares más conservadores? (…) Y me pregunto: ¿Por qué sigo en el club que mi hijo dice es peligroso para su alma?”.
Otra panelista en el evento describió la libertad que siente como resultado de vivir dentro de las reglas de la Iglesia, como una lesbiana célibe.
Un tercer panelista, un médico de Nueva York, elogió a la tradición católica por el énfasis que pone en la dignidad humana y en la justicia social, pero agregó: “Me preocupa el hecho de que puedo encontrar una mayor aceptación como persona en la comunidad profesional como médico, que la que me da la jerarquía oficial de la Iglesia de mi familia, de mi infancia y de mi vida”.
El columnista Dan Savage, que hace críticas públicas a los líderes católicos, pasó un año en un seminario en la preparatoria, tiene un padre que es diácono católico, y junto con su esposo buscó el bautismo para su hijo, habló recientemente en el Seminario de la Unión Teológica de Nueva York. Savage describió a su familia y a su formación católica, y su alejamiento de la experiencia como católico.
Al mismo tiempo, no dejó libre de culpa a la iglesia, a quien culpa tácitamente de condonar el acoso a los jóvenes LGBT.
El mes pasado en la Universidad de Yale, un católico laico, profesor de Psiquiatría, habló emotivamente sobre su intento de ofrecer a los líderes de la Iglesia la sabiduría de su campo científico, y para su amarga decepción, cuando la ofreció sólo encontró silencio
Y en la Universidad Fairfield de Connecticut, los académicos, el clero y los laicos católicos examinaron recientemente las consecuencias para la Iglesia de tener muchas personas gay y lesbianas, tanto dentro como fuera del clóset, y que se desempeñan como sacerdotes y ministros.
Estos eventos públicos llevaron una luz a la lucha, a los compromisos y a las decisiones sobre el significado y el amor que muchos católicos experimentan diariamente.
En las cifras de las encuestas se muestra que mientras muchos de los obispos intensifican su retórica sobre el tema, sólo uno de cada tres católicos estadounidenses describe a la oposición del matrimonio entre personas del mismo sexo como algo “muy importante”. El 75% apoya el reconocimiento legal para las parejas del mismo sexo.
Todos nosotros, católicos o no, de la comunidad LGBT o no, nos debemos a nosotros y a nuestros conciudadanos mantener estas conversaciones en marcha. No nos conformemos sólo con una parte de la historia.
Las opiniones expresadas en este artículo únicamente son las de Patrick Hornbeck.