OPINIÓN: El Listón Rojo: celebrando 20 años del icónico símbolo del VIH
Nota del editor: Amy Sadao es directora ejecutiva de Visual AIDS , una organización artística sin fines de lucro con sede en Nueva York. Fue fundada en 1988 y se mantiene como la única organización de arte contemporáneo totalmente comprometida con la prevención del VIH y la concienciación sobre el sida a través de la producción y presentación de proyectos de artes visuales, mientras que ayuda a los artistas que viven con VIH/sida.
Hay algo en el color del Lazo Rojo, que continúa persiguiéndome. He tenido muchos sueños acerca de él: uno de ellos es una hoguera de lazos. Rojos como sangre, como la pasión y la ira, pero también rojos como el amor.
Veinte años. Ese es el tiempo que ha pasado desde que los miembros del grupo de Artistas Visual AIDS creó El Proyecto Lazo. Estos artistas de la ciudad de Nueva York se vieron obligados a crear un símbolo que fuera fácil de reproducir, barato y que hiciera a la gente pensar en el sida.
Hoy conocemos su trabajo simplemente como el Lazo Rojo, que se convirtió en el icono más conmovedor durante la crisis del sida.
En 1991, la escena artística del centro de la ciudad era también una escena de devastación inimaginable . El sida cambió el arte contemporáneo y la cultura mundial para siempre.
Una multitud de personas talentosas había muerto y muchos más estaban enfermos; cuidando a amigos moribundos, o bien, trabajando en conjunto como activistas contra el sida.
En una serie de reuniones entre abril y mayo de 1991, los miembros de Visual AIDS decidieron que un trozo de cinta trenzada en un rizo simple y cosido a mano a un segurito dorado sería un icono apropiado para mostrar apoyo y compasión por los enfermos de sida y sus cuidadores.
Cuando se le preguntó acerca de si una cinta era suficiente, el fallecido Rodger McFarlane, director ejecutivo de Broadway Cares, quien junto con Tom Viola de Equity Fights AIDS trabajó inmediatamente con Visual AIDS para posicionarlas entre el público, dijo: “Nunca quise que esto pareciera nada más que visibilidad. El lazo no alimenta a las personas ni las protege de la discriminación, ni proporciona un liderazgo o una cura. Pero es, al menos, un primer paso sencillo”.
“ La gente quiere decir algo, no necesariamente con ira y confrontación todo el tiempo. Esto lo permite. E incluso si es solo un primer paso sencillo, es genial para mí. No será el último”, dijo el director ejecutivo fundador de Visual AIDS, Patrick O'Connell, quien fue citado el mismo año por el New York Times.
Marcar el aniversario número 20 de la creación del Lazo Rojo del sida es un reconocimiento a los méritos del arte y la necesidad de los artistas. Un pequeño grupo de personas cambió el mundo, con un acto sencillo y elegante.
Rendimos homenaje a su talento, visión y dedicación para desencadenar un espíritu que llevó las siglas VIH y sida al lenguaje cotidiano. Su historia es una fuente de esperanza porque ahora sabemos que el activismo puede traer el cambio, pero también es un serio recordatorio de que hay más por hacer, porque el sida no ha sido erradicado .
Visual AIDS encargó recientemente a cuatro artistas: AK Burns, Avram Finklestein, Joe De Hoyos y Chaich John crear nuevas versiones. Un total de 10,000 botones unidos a lazos rojos serán distribuidos a partir del primero de diciembre.
Al igual que el grupo de artistas en 1991, este otoño se llevaron a cabo talleres de fabricación de lazos en la ciudad de Nueva York, con los participantes de Ocupa Wall Street, universidades del área, el Centro LGBT, y casas particulares.
El Lazo Rojo ha sido copiado y trascendido en la historia. Es reconocido como un icono del diseño y un lenguaje trascendente del activismo reconocido en todo el mundo. Sus creadores cuidaron que nunca fuera registrado en Estados Unidos, e hicieron hincapié en que nunca debía ser fabricado para su venta o con fines de lucro.
Sin embargo, también se ha mercantilizado. Siempre esperamos que las utilidades hayan sido utilizadas para beneficiar a las personas que viven con VIH, para la investigación de una vacuna, tratamientos y una cura, o para campañas de prevención efectivas que enfatizaran en la reducción de daños, el acceso al tratamiento, y en la atención universal.
Encontré una carta del 21 de junio de 1991 firmada por Tom Patrick y Rodger en nombre de El Proyecto del Lazo. Explica que “mediante el uso del Lazo Rojo demostramos compasión por las personas que viven con sida ; apoyo a los esfuerzos de sus cuidadores y organizaciones de servicio, y promoción de una respuesta coordinada de nuestro gobierno para la investigación que conduzca a tratamientos eficaces, vacunas y, finalmente, una cura”.
El trabajo de estas personas valientes dio lugar a tratamientos eficaces. Veinte años más tarde, permanece mi deseo de que todas las otras demandas que el uso del lazo demuestra permanezcan. Tiene que ser nuestro deseo colectivo.
Más allá de celebrar el primero de diciembre, tenemos que hacer del VIH/sida una parte de nuestra vida cotidiana y, al hacerlo, seguir ampliando la seguridad, dignidad y compasión para todas las personas que viven con VIH. Honrar a aquellos que hemos perdido, trabajar por un cura que pueda ser compartida en todo el mundo, y hacer responsables a nuestros gobiernos de las medidas coordinadas, desarrolladas con la participación de la comunidad.
Mis sueños sobre el Lazo Rojo continúan. Es sin duda el símbolo de la crisis del sida y ahora incluso se encuentra en la colección del Museo de Arte Moderno.
Pero es más que una pieza de museo, fue el primero, y sigue siendo el más emblemático de todos los lazos de conciencia de enfermedades.
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente de Amy Sadao