OPINIÓN: La retirada de Estados Unidos de Iraq es un "riesgo razonable"
Nota del Editor: Michael O'Hanlon estaba en Afganistán a principios de este mes y es el autor del nuevo libro en línea, El gigante herido: las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en una era de austeridad. Puedes leer más sobre él en Plaza Pública Global.
(CNN) — La salida completa de las fuerzas estadounidenses de Iraq en 2011 es arriesgada. Yo hubiera preferido ver que permanecieran de 5,000 a 20,000 soldados de Estados en Iraq durante varios años más.
Pero el presidente Obama ha manejado este asunto razonablemente bien. A pesar de mis preocupaciones, creo que los iraquíes tendrán una probabilidad razonable de salir al paso de este hito.
Iraq ha recorrido un largo camino, pero no está fuera de peligro. Los bombardeos y los asesinatos continúan. Estos tienen el potencial de escalar a asesinatos de alto nivel y otras tragedias. Todavía hay miles de problemas políticos. Estos incluyen resolver los debates constitucionales sobre el poder que el gobierno central debe ejercer, la incertidumbre sobre el futuro de los "Hijos de Iraq" (así como de las llamadas "Hijas de Iraq"), la mayoría de ellos suníes, que apoyaron la entrada de Al-Qaeda en 2007 y 2008, y ahora temen que un gobierno de esencia chiíta los olvide; y a grupos residuales de Al-Qaeda, así como las influencias insidiosas de Irán y de otros países vecinos.
Por encima de todo, me preocupo por las tierras en disputa al sur del Kurdistán iraquí, donde los árabes iraquíes, turcos y kurdos, todos, compiten por la influencia y control en el futuro. En conjunto, estos problemas políticos crean un riesgo real de reanudación de las hostilidades, cuando se retire Estados Unidos.
Los iraquíes han asumido cada vez más responsabilidad por su propia seguridad. Por ejemplo, en 2008, las fuerzas iraquíes llevaron la carga de los Caballeros en Basora. Luego, en 2009, Iraq pidió a las fuerzas de EU abandonar las grandes ciudades. En 2010, la misión de combate estadounidense, al menos nominalmente, terminó, y el número de efectivos se redujo a 50,000. Los iraquíes se han ido preparando para la próxima salida de todas las unidades regulares estadounidenses.
¿Podría el presidente Obama haber mejorado las posibilidades de lograr un acuerdo aceptable con el gobierno iraquí para mantener entre 5,000 y 20,000 soldados de EU en Iraq durante varios años más? Es difícil de decir.
El gobierno de Obama no podía forzar la situación. Como el exsecretario de Defensa Robert Gates señaló a finales de 2010, Estados Unidos estaría abierto a reconsiderar el plazo de salida, pero sólo si los iraquíes realizaban el primer movimiento. Gracias a la insistencia del primer ministro iraquí, Nouri al-Maliki, se logró el acuerdo de 2008 sobre la salida programada. Y fue el gobierno de Bush, no el gobierno de Obama, el que firmó el acuerdo bilateral. La política interna iraquí todavía contiene una buena dosis de antiamericanismo, y los iraquíes siguen siendo un pueblo orgulloso que quiere gobernar su propio país sin ayuda.
Algunos informes indican que la Administración Obama había señalado a los iraquíes a favor de que se reforzara la permanencia de Estados Unidos en Iraq de la forma más modesta. Esto podría haber ahuyentado a los líderes iraquíes que se habían mostrado dispuestos a respaldar una continua presencia militar de EU, pero sólo si era lo suficientemente manejable.
Este tipo de señales por parte de Obama podrían haber contribuido al estancamiento en las negociaciones y, por lo tanto, a la salida completa de las unidades norteamericanas de ese país.
La administración de Obama trató de mantener el compromiso en Iraq hasta cierto punto. El exsecretario de Defensa Gates recurrió a una sutil persuasión. Su sucesor, Leon Panetta, fue más directo. Al visitar Iraq poco después de convertirse en secretario de Defensa aconsejó a los iraquíes: "Maldita sea, tomen una decisión". Pero la diplomacia concertada, incluso en los niveles de la Secretaría de Estado y del presidente, no eran tan vigorosas como podrían haber sido.
Dicho todo esto, los iraquíes tomaron la decisión de que nos fuéramos, y es su derecho. En muchos sentidos, refleja la confianza por su parte.
También es útil para Estados Unidos demostrar una vez más a la región de Oriente Medio y al mundo que cuando se le pide salir, de hecho, salen. Los contadores de mitos han hablado mucho sobre nuestras intenciones supuestamente imperialistas. Esto también desalienta a los países a dar por hecho nuestra ayuda y presencia. Así que, en general, creo que Bagdad y Washington hicieron una apuesta razonable.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a Michael O'Hanlon y no a CNN.