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OPINIÓN: ¿Por qué Trump no puede contender como independiente?

Coquetear con la extrema derecha puede ser un factor negativo para Trump al momento de buscar electores independientes
lun 26 diciembre 2011 11:46 AM
EU - Donald Trump
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Nota del editor: Donald Trump cambió este jueves su afiliación de republicano a independiente, reavivando la plática sobre el que podría contender por la presidencia en 2012.

En la siguiente columna, publicada originalmente en abril, el colaborador de CNN, John Avlon, echó un vistazo a la posibilidad de que Trump pudiera contender por la presidencia como candidato independiente, y concluyó que su coqueteo con la extrema derecha del Partido Republicano habría reducido su credibilidad con los electores independientes.

NUEVA YORK (CNN) — Entre las amenazas políticas ejercidas por Donald Trump en su protagonismo carnavalesco para la presidencia, está el que si le es negada la candidatura republicana, iría como independiente.

Como independiente, por lo general saludo al candidato de cualquier campaña independiente. Esto sacude la arrogante presunción de que nuestras elecciones son subsidiarias en propiedad absoluta de los dos grandes partidos y sus respectivos intereses específicos.

Pero Trump ya ha quemado sus naves con la mayoría de los electores independientes al elegir ser birther (persona que dice que Obama no es ciudadano natural de los EU, y por lo tanto no es elegible para la presidencia) y al complacer a la extrema derecha del Partido Republicano.

Es una lástima porque en su imagen totalmente republicana, Trump podría haber montado una campaña independiente parcialmente creíble. Hay que mirar lo que Ross Perot fue capaz de lograr con este atractivo hace ya casi 20 años, o lo que el alcalde Michael Bloomberg ha hecho en Nueva York hasta la fecha.

Un candidato independiente, con un historial probado de liderazgo ejecutivo, creación de empleos y mejora de la competitividad estadounidense, esta vez podría ser un candidato presidencial serio. Sobre todo porque un nuevo sondeo del Washington Post/ABC muestra que el 41% de los electores estadounidenses ahora se identifican como independientes. Somos la pluralidad y otorgamos el equilibrio de poder en cualquier elección.

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Los votantes independientes tienden a estar más cerca de los republicanos en temas económicos y más cerca de los demócratas en temas sociales. En otras palabras, son fiscalmente conservadores pero liberales socialmente. Odian la parálisis en Washington derivada del partidarismo exacerbado y del interés especial, y han sido defensores del férreo control presupuestal por lo menos desde los días de Perot.

Tal vez sea útil recordar que Perot, ante todo, hizo campaña en disminuir el déficit y la deuda en un momento en que EU luchaban por salir de una recesión y en que mucha gente pensaba que Japón era una potencia emergente que podría eclipsar a Estados Unidos. Ahora, muchas de esas mismas condiciones existen, con China ocupando el lugar de Japón en la narrativa del “auge y caída de las grandes potencias”.

Aunque lo más fundamental, Perot fue decididamente entre liberal y libertario en sus creencias sobre lo social. Fue declarado del derecho al aborto e incluso en ese entonces apoyó a los homosexuales en las fuerzas armadas. El candidato a Director General suele sortear las pruebas de fuego en asuntos sociales al decir que lo que la gente hace en su vida privada no afecta el desempeño laboral. Un tipo como Trump podría expresar la vieja línea libertaria, “quiero que el gobierno esté fuera de la sala de juntas y de la recámara”. Muchos lo aclamarían.

Pero en vez, Trump dio un giro de 180 grados en lo referente al aborto (como antes de él lo hizo Mitt Romney), con la esperanza de ganar la nominación del Partido Republicano, ya que los republicanos que defienden el derecho al aborto se han convertido en una especie en peligro de extinción a pesar de la retórica mantenida sobre la “libertad individual”. (En otra ocasión podemos entrar en detalle sobre cómo la esposa de Barry Goldwater cofundó la Paternidad Planeada en Arizona).

Lo que es peor, tomó una decisión estratégica para complacer a extremistas de la política estadounidense, al apoyar las meticulosamente desacreditadas teorías de la conspiración para obtener el apoyo de este grupo. Esto ha sido exitoso en el corto plazo, acrecentado por el ya alto reconocimiento de su nombre. Pero esto dañará tanto a Trump como al Partido Republicano en el largo plazo, mientras destruye cualquier esperanza de atracción que tenía para los electores independientes.

Si Trump fuese a intentar ir como independiente, todavía podría ganar suficientes votos como para quedar por debajo de los números de un solo dígito entre el voto popular, como Pat Buchanan hizo antes que él. Sin embargo, dada su imagen de gran millonario —ahora añadida a su oportunista promoción del de Síndrome de Trastorno Mental Obama—, sus votos provendrían en su totalidad del todavía incierto candidato republicano, abriendo la puerta para la reelección del presidente Obama.

En contraste, la campaña independiente de Perot ganó en 1992 el 19% del voto popular, colocándose en el segundo lugar dentro de los números históricos de las candidaturas independientes, sólo detrás de la campaña emprendida por el Partido Progresista de Theodore Roosevelt para las presidenciales de 1912. Tanto Perot como Roosevelt ganaron votos del gran centro vital del electorado estadounidense. Trump no lo hará.

Trump se ha devaluado a sí mismo y a cualquier idea que tuviera de una carrera política con las consecutivas idioteces que ha articulado en este coqueteo con una campaña presidencial.

Por supuesto, habrá un equipo de consultores políticos que lo animarán a participar, porque ven signos de dólar en sus ojos, no porque piensen en el bien de la república. Esto es previsible, aunque lamentable.

Los electores independientes son ahora el segmento más grande y de más rápido crecimiento entre el electorado. Al final del día, decidimos qué partido ganará el control del Congreso, o qué candidato ganará la presidencia. No obstante, un candidato que complace a los extremos y que hace gala de su propia irresponsabilidad no puede asumir que ganará votos independientes sólo porque se pone la etiqueta de independiente en una candidatura financiada por él mismo.

Un candidato independiente con credibilidad tiene que ser un constante defensor de los principios a los cuales se ciñen los electores independientes, la reducción del déficit y la deuda, y el combate al excesivo partidismo.

Trump tomó la decisión de exacerbar la polarización en la búsqueda de la autopromoción. Como resultado, sacrificó su derecho a ser tomado en serio, así como cualquier reivindicación que tuviera para representar con credibilidad a los votantes independientes en las elecciones de 2012.

Las opiniones expresadas en esta columna son solamente las de John Avlon.

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