OPINIÓN: Cómo el Consumer Electronics Show perdió su chispa

Nota del Editor: Andrew Keen es un empresario británico-estadounidense y escéptico profesional. Es autor de The Cult of the Amateur (El culto del amateur) y próximamente Digital Vertigo (Vértigo Digital). La última obra de una serie de comentarios de CNN que observan cómo las tendencias de internet están influyendo en la cultura social.
(CNN) — Ninguna ciudad estadounidense produce una ironía tan involuntaria como Las Vegas. Y Las Vegas siempre está en su semana más involuntariamente irónica durante el Consumer Electronics Show (CES) , el gran espectáculo que cada enero atrae a más de 150,000 tecno-turistas como yo para rendir homenaje a los productos electrónicos más novedosos en el planeta.
Este año, las ironías involuntarias comenzaron tan pronto como llegamos a la ciudad. El suntuoso aeropuerto McCarran de Las Vegas nos saludó con una gigantesca valla publicitaria de Best Buy, patrocinador del CES y minorista de electrónica en Estados Unidos. Era una imagen de un feliz consumidor siendo recibido por un aún más feliz asistente de ventas de Best Buy, donde la empresa aseguraba ser el mejor amigo del consumidor tecnológico.
Sin embargo, en Las Vegas, las apariencias son contrarias a la realidad. Imaginemos un cuadro bastante diferente: uno de un consumidor descontento que es recibido por un asistente de ventas de Best Buy incluso más descontento.
La semana pasada en de pánico por parte del presidente ejecutivo de Best Buy, el autor de Silicon Valley Larry Downes explicó por qué cree que el minorista de productos electrónicos gradualmente está quedando fuera del negocio. "Entra a la página de ventas en línea de la empresa o compra en línea. Y trata de no perder los estribos", desafió Downes a sus lectores, antes de describir su propia experiencia de compras allí.
Algo parecido sucedió en el CES ¿cómo se movieron aquellos 150,000 asistentes desde el Aeropuerto McCarran a la abarrotada Las Vegas Strip? Hicimos filas. Esperamos taxis en filas alrededor de la explanada del aeropuerto. Y hacer fila es una de las cosas que más se hacen en el CES.
Pacientemente hicimos fila para abordar los taxis, para conseguir nuestras acreditaciones, para comprar alimentos y bebidas, para abordar los autobuses que llevan hacia y desde los centros de convención, para registrarnos y abandonar nuestros hoteles, para apretujarnos en el sistema de monorriel de la ciudad. Y, por supuesto, hicimos nuestra debida fila de regreso a McCarran, para que pudiéramos ser escaneados con rayos X por las máquinas antiterroristas de una absurda baja tecnología.
La ironía no intencional de todo esto se da en dos maneras. En primer lugar, todo el mensaje del CES de este año fue sobre movilidad. Todos los productos electrónicos más seductores prometían liberarnos de las ataduras del mundo. Las pequeñas computadoras portátiles, ahora llamadas eufemísticamente ultrabooks , fueron más delgadas y pequeñas que nunca.
Haciendo inmóvil la movilidad
Los nuevos teléfonos inteligentes presentados en el CES eran aún más inteligentes y más fáciles de introducir en el bolsillo. Por supuesto, las aplicaciones fueron más móviles. Las tabletas fueron absurdamente ligeras y podían encontrarse en casi cada mesa de cada puesto. Así que ésa es la ironía. El punto central del CES es quedarse de pie en largas, lentas y frustrantes filas para ver dispositivos que prometen acariciar la libertad ilimitada. El CES, por lo tanto, logró lo imposible: hacer inmóvil la movilidad .
Pero es la segunda ironía involuntaria de todas estas filas la que es aún más deliciosa. Verás, entre más asistentes del CES hacen fila, y más tiempo tienen que esperar para ver el contenido de una exposición, que ahora abarca varias salas gigantescas y hoteles-casino, hay menos cosas para ver. Sí, la electrónica de consumo podrá ser cada vez más móvil, pero aparte de este hecho inevitable, existieron muy pocos productos nuevos o tecnologías realmente memorables.
La próxima gran cosa de este año anunciada durante el CES, era que los televisiones se volverían más transparentes , delgados y sociales. Pero, al igual que un anuncio comercial de dietas con modelos increíblemente delgadas, el CES siempre promete una delgadez imposible, sobre todo en las pantallas de televisores más recientes. ¿Cuán más anoréxicas pueden volverse las pantallas de los televisores, antes de que se doblen como discos voladores gigantes o cortadores de queso?
¿Y una pantalla LCD transparente? Sí, eso parece tan imprescindible como los ridículos gadgets en el CES de este año, como básculas electrónicas para bebés conectadas a internet o bocinas para la regadera.
Mientras tanto, la televisión social ha emergido como el espejismo final en el desierto de Nevada. Cada año durante la última década del CES, hemos escuchado que la televisión se volverá social . Y entonces, cada año, dejamos el CES y nos vamos a casa para ver televisión a solas en aparatos que tienen poca o ninguna funcionalidad social. Además, existe otro espejismo perenne: la tecnología 3D. Este año, como muchos otros me coloqué las gafas de plástico desechables para ver vertiginosas presentaciones en 3D. Y este año, como todos los años, me alejé mareado y radicalmente decepcionado de una tecnología que no es ni esencial ni asequible.
No, la gran historia del CES 2012 era lo que estaba sucediendo en otros lugares. Mientras todos esperaban pacientemente en largas filas para ver nada, las verdaderas noticias tecnológicas se estaban creando en Silicon Valley. A principios de esta semana, por ejemplo, Google lanzó Search Plus Your World en su intento por socializar sus motores de búsqueda . Mientras tanto, siguieron circulando los rumores sobre una iPad radicalmente nueva de Apple, la empresa líder mundial en electrónica de consumo que nunca ha asistido y nunca asistirá al CES y cuyo fantasma pesaba sobre Las Vegas esta semana.
Incluso Microsoft, una empresa que históricamente ha invertido millones de dólares en el CES como patrocinador y participante, fue noticia este año al anunciar que esa era la última edición en que su CEO daría un discurso de apertura . Por lo tanto, en el futuro, sin Microsoft y Apple (y Amazon, otra empresa innovadora que nunca ha perdido su tiempo en Las Vegas), es difícil no concluir que el CES quedará fuera del negocio.
El CES, como Best Buy, ha permanecido estático durante los últimos 10 años, mientras el mundo cambia radicalmente. El futuro de este tipo de convención para celebrar la innovación tecnológica está probablemente muy, muy lejos del estrépito de las omnipresentes máquinas tragamonedas en Las Vegas. Justo como los dispositivos de hardware se están conectando a las redes, el futuro del CES está probablemente en línea, en el mismo mundo en red que está dando poder a nuestros gadgets cada vez más móviles. Al menos allí no habrá ninguna fila.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Andrew Keen.