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OPINIÓN: Mensaje a Stratfor y al presidente que viene: a cambiar el switch

Lejos de asumir que el combate a la inseguridad resultará infructuoso, los aspirantes presidenciales deben plantear alternativas
mié 25 enero 2012 05:00 PM
Seguridad
Seguridad Para las tres secretarías encargadas de la seguridad pública se proponen recursos por 211,475 millones 553,639 pesos.

Nota del editor: Mauricio Meschoulam es internacionalista, profesor de la Universidad Iberoamericana desde 1993, y especialista en terrorismo, mediación y paz. Su twitter es @maurimm

(CNNMéxico) — Me permito diferir de la casa de análisis estratégico Stratfor. El think tank estima que las cosas en México no van a modificarse con el próximo presidente.

“Debido a la situación que tenemos ahora mismo, aún si hay un cambio de partidos, cuando la nueva administración llegue al poder a fin de año, no podrán hacer mucho por cambiar la estrategia”, dijo en entrevista telefónica con CNNMéxico Scott Stewart, el vicepresidente de Inteligencia Táctica de la correduría. El problema no es que lo diga Stratfor. El problema es si nos la creemos.

El argumento de estos analistas está sustentado en una concepción planteada en términos de seguridad, y no en términos de un plan integral de construcción de paz estructural para el país. Es una cuestión esencialmente conceptual. En ese razonamiento, frenar el crimen, o bien, detener los índices de violencia, termina siendo la meta a perseguir. Esta es justamente la racionalidad que ha exhibido nuestro gobierno y que presenta un falso dilema entre actuar de un único modo, como se está haciendo, o bien, como en el pasado, no hacer nada al respecto, ignorando el abanico de posibilidades entre lo uno y lo otro. Las alternativas para construir la paz, por contraste, incluyen el largo, el mediano y el corto plazo; los niveles macro, medio y micro, la complejidad en el pensamiento y la integralidad en las opciones y propuestas.

Si empleamos la filosofía del constructivismo social, veremos que las realidades no son hechos dados o predeterminados, sino que son socialmente construidas a través de la historia gracias a la interacción de los seres humanos conviviendo en sociedad. La paz o la guerra, desde esta perspectiva, no son circunstancias naturales o fijas, sino dinámicas y por lo tanto maleables. Nada está escrito. Lo vamos escribiendo.

En efecto, si nos convencemos los unos a los otros de que el gobierno que sigue no tiene mucho que hacer y que la única opción es seguir adelante con las estrategias actuales, entonces nos encontraremos ante una lamentable realidad que nosotros mismos hemos alimentado conforme pasan los años. Si en cambio, siquiera comenzásemos a arrojar ideas alternativas a esta forma de pensar, y lográsemos que estas ideas fuesen cobrando fuerza entre una ciudadanía cada vez más activa, y pudiésemos hacer que nuestras cabezas más brillantes imaginaran estrategias distintas, algunas por ejemplo de las que han resultado enormemente eficaces en otros países, entonces llegaríamos a conclusiones diferentes que las que alcanzan a visualizar los analistas de Stratfor.

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Primera idea: aceptar, por doloroso que sea, que la problemática del crimen organizado no se va a acabar en un sexenio. Ni en dos, sino en muchos años más. Coexistir, por tanto, con éste, será un imperativo no para el próximo presidente, sino para toda la sociedad de nuestro país. Ni modo. Llevamos décadas en construir las condiciones que hoy lamentamos. Si alguien esperaba deshacerlas en unos cuantos años seguramente quedará francamente decepcionado. Pensar así, sin embargo, no implica aceptar que no se pueda hacer nada acerca de la cuestión.

Segundo: si concedemos que estamos ante fenómenos de larga duración, lo que sigue es comprender que el futuro comienza precisamente hoy. Aquí. Ahora. En lugar de otorgar a nuestro próximo gobierno la flexibilidad que le brinda Stratfor al reconocer que no puede hacer nada para transformar las cosas de fondo, prefiero ser un tanto más quisquilloso. Exijamos que aquéllas personas que buscan la presidencia nos expliquen con todo detalle sus estrategias para el mañana. ¿Qué es lo que concretamente piensan hacer para generar un México con crecimiento, con desarrollo económico sustentable y con desarrollo humano? ¿Cómo específicamente pretenden impulsar el bienestar, el empleo, la salud, la educación, la democracia, el respeto a los Derechos Humanos, el combate a la corrupción y el fortalecimiento de la transparencia y la rendición de cuentas, una eficiente impartición de justicia, el respeto al Estado de Derecho, la cohesión social y la cultura de la coexistencia pacífica entre los distintos actores del país? ¿Qué políticas para el desarrollo regional serán implementadas con el fin de evitar que la violencia se mantenga en expansión? ¿Cuál es su calendario y cuáles son las metas específicas para cada día, mes y año dentro del próximo sexenio?

Más aún, y con perdón de Stratfor, si el diagnóstico que están efectuando algunos think tanks internacionales nos está diciendo que no hay margen de maniobra, ¿cuáles son las medidas puntuales que el próximo gobierno va a tomar con el objeto de contrarrestar esa tendencia, ampliar ese margen de maniobra y transformar las realidades?

¿O es que ya nos rendimos?

Muy por el contrario, señores de Stratfor, movamos el switch: quien sea que tome la presidencia del país pudiera convertirse, si así se lo planteara, en el gran líder que ponga en movimiento las estrategias integrales necesarias para generar condiciones de construcción de paz estructural en México.

Respetuosamente.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Mauricio Meschoulam.

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