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Crisis europea: madurez social a prueba

Hay un choque entre transformadores y quienes defienden el status quo, advierte Iliana Rodríguez; está en juego el interés por la conservación del modelo económico, agrega la catedrática del ITESM.
jue 09 febrero 2012 06:01 AM
Las medidas de pacto fiscal en la UE aletargarán el dinamismo del comercio internacional, dice la especialista. (Foto: AP)
euro (Foto: AP)

Entre el dispendio público y el ahorro individual participan no sólo el libre albedrío que generan las democracias en la conciencia individual, sino las decisiones gubernamentales ejemplares que conduzcan a la disciplina fiscal para alcanzar un mayor nivel de vida de la colectividad. Esta idea se ve reflejada en los últimos acontecimientos de la Unión Europea (UE), donde más de tres de sus economías en franco deterioro ( Grecia, Italia, en un inicio y ahora España y Portugal ) han tenido que replantear no sólo la estrategia interna para sanear sus finanzas, sino incluso permitir que otras entidades soberanas (Francia, Alemania, Reino Unido entre otras) tengan injerencia a efecto de asegurar la estabilidad económica en Europa y evitar el colapso de uno de los  modelos integracionistas más avanzados del mundo.

La propuesta europea llega en un momento en que existen 26 millones de personas desempleadas y otras con el riesgo de perder el trabajo que tienen. Se establece en un nuevo tratado la disciplina fiscal y la coordinación económica y no en la modificación o enmienda de los tratados existentes, esto por el rechazo del Reino Unido y de la República Checa, que impidió que la decisión trascendiera al tratado fundacional que requiere de unanimidad para este tipo de decisiones. Queda entonces aceptado por 25 de los 27 miembros de este bloque.

Esta disciplina fiscal no creará nuevos empleos si esa es la expectativa, sino que contendrá y corregirá la indisciplina fiscal  que por décadas contribuyó a la generación de la crisis actual. Se promoverán estímulos para el crecimiento, pero no nuevos fondos para la creación de empleo, se hace esto para evitar otro rescate promovido por Francia y Alemania que, si bien ha contrarrestado los efectos de una de las mayores crisis económicas desde la gran depresión de 1929, equivale a dar aspirinas o placebos de emergencia que no curan un cáncer que requiere de un tratamiento largo y persistente.

Ya en Francia, Sarkozy anuncia incrementos al IVA y a las tasas bancarias tras el periodo de elecciones, mientras que a Rajoy de España se le escapa en micrófonos abiertos por descuido, el anuncio de la creación y reformas a legislaciones como la nueva Ley de Estabilidad, reformas financieras y laborales que teme incluso generen una huelga general por los cambios en los tipos de contrato, indemnizaciones por despido y otras figuras innovadoras que poco serán del agrado de muchos.

Su mayor temor es ante el nuevo tratado de la UE que se crea  bajo la llamada regla de oro de un déficit límite del 0.5%, cuando España en la actualidad mantiene el 8%.

Hay que pensar que estas medidas al interior de la UE aletargarán el dinamismo del comercio internacional, que es vital para cualquier economía, por lo que la interdependencia con miembros de la UE se aletargará y habrá entonces que detonar para sus socios comerciales, como México, la relación con otros países en otros bloques comerciales, en busca de la diversificación.

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Lo relevante de la propuesta por imponer esta disciplina fiscal ocurre en un conjunto de Estados que por más complementariedad que busquen en sus formas económicas, expone la dificultad para la integración ante los conflictos sociales y de intereses que se oponen a otros grupos; esto en realidad es el choque de intereses entre los deseosos del cambio y los que defienden el status quo o la permanencia de las cosas, por así convenir a sus intereses.

La sociedad, ahora más global que nunca, nos deja ver un pluralismo de oposiciones en la conformación de uno y otro grupo, donde el equilibrio estará en la superposición de estos intereses respecto de otros dentro de la misma sociedad, de lo contrario la crisis dejará de ser económica para pasar a una de componentes de violencia.

La crisis de la UE mostrará grados de civilidad e interés por la conservación de este modelo de integración económica, que hasta antes de este escenario apuntaba hacia la integración política, proceso al que habrá que esperar para concebir nuevas formas de organización internacional supranacionales, en tanto eso ocurre la fortaleza de sus miembros reside aún en la sabiduría de su propia soberanía, en sus pueblos.

*Iliana Rodríguez Santibáñez es doctora en Derecho por la UNAM y profesora-investigadora del ITESM en temas internacionales.

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