OPINIÓN: ¿Están los Premios de la Academia anclados al pasado?

Nota del editor: John Anderson es crítico de cine de Variety y The Wall Street Journal, y colaborador de The New York Times. Es autor de Sundancing y I Wake Up Screening.

(CNN) — La transmisión de los premios Oscar del domingo por la noche fue suficiente para que dejaras a un lado tu tejido y miraras con asombro las contorsiones realizadas en el escenario del antes llamado Teatro Kodak, y no necesariamente fueron hechas por el Cirque du Soleil, cuya presentación fue uno de los momentos más extraños de la noche.

¿Ha pasado realmente sólo un año y un día desde que los Premios de la Academia hicieran su gran apuesta por la juventud, con el desastre de doble filo de James Franco y Anne Hathaway? Está bien, esa apuesta no funcionó. En absoluto. Pero la adopción total y frontal del pasado realizada la noche del domingo —marcada en gran medida por la elección de una película muda como Mejor película— fue una voltereta hacia atrás, un medio giro y un aterrizaje en una profunda negación.

No fue culpa de la Academia que el director de espectáculo elegido, Brett Ratner, se autosaboteara, o que el presentador elegido por Ratner, Eddie Murphy, se echara para atrás, o que el valiente Billy Crystal tuviera que ser llamado para presentar un espectáculo que no había presentado desde 2004. No es culpa de Crystal tener 63 años de edad. Pero alguien —el productor Brian Grazer, tal vez— debe responder por qué un espectáculo que celebra una industria con tantos problemas eligió presentarse como algo tan profundamente pasado de moda.

En un momento en que las audiencias están cada vez más desencantadas con la misma 'experiencia teatral' que la Academia pasa tanto tiempo defendiendo, ¿por qué los guionistas y productores del programa muestran la idea de ir al cine como algo pintoresco, nostálgico y que va de salida? Una y otra vez, los participantes reflexionaron acerca de ir al cine como un recuerdo atesorado de su infancia. Podrían haber estado hablando de la Guerra Civil.

Fue un extraño tono para adoptar, especialmente porque cualquier persona que presta atención a los medios de comunicación —o vive en Hollywood, o habla con otras personas—, sabía que El artista era la favorita para ganar los premios a Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor (lo cual hizo). Cuando tienes una metáfora de 800 libras en espera, ¿por qué añadir el insulto al dolor?

Por supuesto, no ayudó que el espectáculo se celebrara en el antiguo Teatro Kodak, que pasó por un cambio de nombre cuando la venerable empresa se declaró en quiebra. Crystal nunca mencionó la palabra Kodak, probablemente porque creyó que podría poner nerviosa a la gente de la industria del cine, debido a que la empresa que era sinónimo de 'película' cayó en bancarrota.

Pero no fue el tema de la evolución de la tecnología lo que dio al espectáculo de anoche un aire viciado. Fue la cuestión del gusto inalterable. Crystal, juguetón como de costumbre, abrió el show con el mismo número que ha utilizado las nueve veces que ha sido anfitrión, incluyendo el montaje cómico de escenas de burla de las películas nominadas.

Por otro lado, nadie puede negar que la Mejor Actriz Meryl Streep es casi rutinariamente espectacular, o que ofreció una actuación maravillosa el año pasado, aunque en una película mediocre (La Dama de Hierro). Pero hubo varias cosas supuestamente seguras la noche anterior. Y la única que no se cumplió fue la elección Viola Davis como Mejor Actriz por The Help.

Está bien, la última victoria de Streep fue hace 13 nominaciones (1983, La decisión de Sophie). Sin embargo, las dudas surgieron debido a que Octavia Spencer se llevó el premio como Mejor Actriz de Reparto por The Help, y además recibió una ovación de pie entre la multitud asistente al Oscar. Podría ser que los votantes pensaron que el tiempo en pantalla de Davis era insuficiente para el premio de Mejor Actriz, o que ella no era el centro de la historia (Emma Stone lo era, sin duda). Pero eso es probablemente dar a la Academia más crédito del que merece.

El hecho es que, aunque Spencer dio una actuación cómica mucho más amplia; el trabajo de Davis apeló hacia el verdadero dolor del racismo. Del mismo modo, la selección de Mejor Documental —Undefeated—, el más débil entre una lista bastante débil de candidatos, se trataba de un entrenador de fútbol americano blanco y su equipo de escuela preparatoria conformado por afroamericanos, la clase de 'lado oculto' alrededor del cual gravitan los votantes de la Academia. ¿Por qué? Debido a que los hace sentir bien sin esforzarse.

Para una ciudad que es sinónimo de izquierda política, Hollywood nunca ha parecido tan almidonada y conservadora. La idea probablemente haría que Rick Santorum retrocediera horrorizado, pero la adopción del pasado por parte de Hollywood tiene las mismas raíces en que se basa la adopción de los votantes de los candidatos reaccionarios en las elecciones primarias republicanas: un futuro profundamente incierto. Me gusta El Artista, tanto como a cualquier otra persona (Está bien, tal vez un poco menos), pero pese a todos sus encantos, no es una película orientada hacia el futuro. Y los Premios Oscar de anoche no fueron un show con visión de futuro. Estuvieron basados en una especie de parálisis, del tipo que acompaña a un profundo temor.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a John Anderson.