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OPINIÓN: Es hora de que los republicanos apunten a la victoria

Es hora de que el Partido Republicano concentre sus baterías en elegir a su candidato e intentar recuperar la presidencia
mar 06 marzo 2012 02:26 PM
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Nota del Editor: Ari Fleischer, colaborador de CNN, fue secretario de prensa de la Casa Blanca en la administración de George W. Bush del 2001 al 2003 y es el presidente de Ari Fleisch Sports Communications Inc. Síguelo en Twitter: @AriFleischer

(CNN) — Marco Rubio, Chris Christie, Mitch Daniels, Paul Ryan. Pronuncia esos nombres y los corazones de los republicanos latirán más rápido.

Mitt Romney, Rick Santorum, Newt Gingrich. Cita esos nombres y los republicanos dirán leal y acertadamente que podemos vencer a Obama, el actual presidente de Estados Unidos. Pero se siente que falta algo, incluso casi al final de la temporada de elecciones primarias con el supermartes.

La vida del partido Republicano fue transformada por el movimiento del Partido del Té desde el 2010. La base del partido es impulsada por un movimiento de refórmalo-ahora-sin-gastar, pero sus candidatos presidenciales cumplieron con su etapa en la presidencia antes de la era del partido del Té, y sus registros no concuerdan perfectamente con la dirección del partido.

La razón por la que Santorum, ex senador, apoyó a los recursos asignados en el Congreso es porque, cuando él estuvo en el cargo, prácticamente todos apoyaban los recursos asignados.

La razón por la que el gobernador Romney aprobó a la reforma al sistema de salud, conocida como Romneycare, cuando fue gobernador de Massachusetts en el 2006, fue porque muchos republicanos veían la reforma de salud pública  como una manera de vacunarse en contra de los ataques democrátas que decían que los republicanos no se preocupan por la gente que no contaba con seguro de salud. No fue sino hasta el verano del 2009 que apareció en escena el Partido del Té como una respuesta a la cara y nada práctica legislación de la “reforma” de salud pública.

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Hoy, las personas con raíces republicanas quieren tomar un trago de la botella del pequeño gobierno del 2010, pero nuestros candidatos fueron embotellados  en otra era, antes de que las ideas del partido del Té echaran raíces.

A través de la historia de Estados Unidos, cada era presenta su propio paquete de problemas y respuestas, que, con el paso del tiempo, le ceden el paso a un nuevo set de problemas y respuestas.

La primera década de este siglo fue marcada por el terrorismo y un deseo bipartidista para luchar contra él. Los déficits de ese entonces no eran el problema que es ahora. No hubo nadie de los dos partidos que se opusieran a la guerra con Afganistán porque fuera a costar o a durar mucho. Fuimos atacados y nuestra nación demandaba una respuesta militar. Nadie objetó a gastar miles de millones de dólares para reconstruir Nueva York o el Pentágono.

La guerra en Iraq empezó con un apoyo bipartidista importante, especialmente del senado. Casi todos los oficiales electos querían que los adultos mayores recibieran cobertura de medicinas con receta y la única diferencia entre los partidos era cuánto iba a costar. (El plan de George W. Bush, ex presidente de EU era más barato que el que proponía el entonces candidato a la presidencia Barack Obama. Ni Obama ni Bush sugirieron cómo pagar por él).

La década de 1990 fue marcada por un auge de los sitios de internet que tuvieron como resultado cientos de millones de dólares en ganancias para la tesorería. En los tiempos de un gobierno dividido, la nación disfrutó de un superávit y recortes de impuestos. El 'boom' quebró en marzo del 2000.

La década de 1980 fue un tiempo para fortalecer la milicia y pelear contra el comunismo. La dácada de 1970 se distinguió por la guerra de Vietnam y la inflación, mientras que los años de 1960 fueron conocidos por el movimiento de los derechos civiles y el dramático cambio social.

En cada una de esas eras, mientras se iba tratando cada problema, las soluciones creaban nuevos problemas para que los resolviera la siguiente generación.

Adelantándonos al presente, el movimiento del Partido del Té y su pasión se levantó en respuesta al déficit de trillones de dólares y del sentimiento de la necesidad en Washington de una urgente reforma fiscal.

En el 2010 la gente se volteó en contra del presidente Obama y los demócratas que se postulaban para el Congreso después de estímulos masivos que no funcionaron, y que cientos de millones de dólares fueran gastados en dinero por los coches-chatarra, créditos de los impuestos para comprar una casa y varios rescates (por parte de Bush y Obama). Un nuevo derecho de cuidado de la salud caro y masivo fue la gota que derramó el vaso. Nuestra deuda llegó a un récord de 15 billones de dólares.

Este es el ambiente político y económico al día de hoy.

Rubio, Christie y Ryan representan la nueva cosecha de republicanos cuyo enfoque es la reforma fundamental de cómo gasta el dinero el gobierno, pero esas botellas continúan en el estante.

Los republicanos de este ciclo están sedientos de una prueba de algo nuevo y diferente. Es por eso que Michele Bachmann, Herman Cain, Rick Perry y hasta el nuevo Newt, tuvieron su oportunidad para ganar, pero sus candidaturas se quedaron cortas. Como reflejo de la nueva dirección del partido, los candidatos que aún siguen se han puesto unas nuevas etiquetas, a pesar de que sus contenidos no sean tan puros como lo quisieran algunos miembros del partido.

Sin embargo, en noviembre, los votantes se enfrentarán con una propuesta diferente.

La opción del de los republicanos puede no ser todo lo que quieren este año los republicanos, pero la alternativa que ofrece el presidente Obama dejará a nuestra nación permanentemente intoxicada por una deuda masiva de un gobierno grande y más gastado.

Se acerca el tiempo en el que los republicanos tengan que dejar de enfocarse en nuestras diferencias y empezar a enfocarse en ganar.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ari Fleischer.

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