Publicidad
Publicidad

OPINIÓN: ¿Irán le costará la presidencia a Barack Obama?

LZ Granderson dice que los candidatos republicanos pueden criticar al mandatario sin consecuencias, como él lo hizo en el 2007
mié 07 marzo 2012 12:07 AM
Personalidades de las finanzas y del mundo empresarial de Washington se reunieron con el Presidente. (Foto: AP)
barack obama (Foto: AP)

Nota del Editor: LZ Granderson, quien escribe una columna semanal para CNN.com, fue nombrado Periodista del Año por la Asociación Nacional de Periodistas Lesbianas y Gays y finalista 2011 del Premio de Periodismo Online en la categoría de Comentario. Es un escritor senior para ESPN y columnista de la revista y ESPN.com. Síguelo en Twitter: @locs_n_laughs

(CNN) — Estoy seguro de que si el presidente Obama estuviera entre la espada y la pared, sería preferible al lugar donde se encuentra.

Consideren esto: La mayoría de las naciones coinciden en que no se puede permitir que Irán desarrolle un arma nuclear . Sin embargo, nadie —incluido Estados Unidos— puede darse el lujo de una nueva guerra. Y en medio de esta situación delicada, los rivales del presidente Obama le dan vueltas al tema en la televisión, empleando la primera regla de la política: demostrar que todo lo que el contrincante dice y hace está mal.

No estoy seguro de si Mahmoud Ahmadinejad tenía la intención de secuestrar las elecciones generales de 2012 con su pequeño juego de armas nucleares , pero al parecer eso es exactamente lo que sucede.

Se está poniendo a prueba a Obama —el hombre— porque Obama —el político— debe encontrar una manera de navegar por el mundo a través de ese atolladero en el Medio Oriente sin salirse de lo que puede o no ser la mejor narrativa para su reelección. No es que su integridad o su política exterior tengan algo que ver con lo que sus opositores dicen de él.

Este domingo, el presidente Obama se paró frente a la multitud en el Comité de Relaciones Públicas Estadounidense-Israelí y reiteró que aunque él prefiere manejar el dilema nuclear iraní con diplomacia, no dudará en utilizar la fuerza militar para impedir que Irán desarrolle un arma nuclear.

Publicidad

"No debe haber un ápice de duda a estas alturas, cuando la suerte está echada, yo tengo el respaldo de Israel ", dijo Obama entre aplausos.

Momentos después, en Georgia, Mitt Romney se paró frente a una gran multitud y esencialmente mintió.

"(Obama) falló en comunicar que las opciones militares están sobre la mesa y en nuestras manos, y es inaceptable para Estados Unidos que Irán tenga un arma nuclear", dijo a sus partidarios.

Así pasará el presidente Obama el resto del 2012: observando a sus rivales frente de las cámaras y las multitudes, tergiversando sus palabras y criticando todas las decisiones de política exterior que ha tomado, porque ellos se dan el lujo de hablar sin tener que tomar una decisión.

En términos políticos, es un lugar agradable y uno que Obama debe reconocer, porque él estaba allí hace cinco años. Como joven senador, Obama estuvo en los pasillos del Capitolio denunciando el plan de George W. Bush para invadir Irak, solo para que su equipo de campaña tuviera que retirar las críticas de su página web unos meses más tarde, cuando la decisión de Bush fue considerada un éxito.

Sin daños. Sin consecuencias.

Unos años después, Obama el perpetrador se convirtió en Obama la víctima.

La primavera pasada, los republicanos criticaron al presidente por no utilizar la fuerza militar para apoyar a los rebeldes en Libia, para luego criticarlo por el uso de soldados para ayudar a los revolucionarios durante el verano. Ahora que Moammar Gadhafi —que por muchos años fue enemigo de Estados Unidos—  fue asesinado, en gran parte gracias a las decisiones de Obama, noten que sus rivales ya no mencionan Libia.

Han pasado a Siria e Irán.

Sin daños. Sin consecuencias.

Solo que en esta ocasión, las apuestas son significativamente más altas.

En el 2007 Obama presionaba para terminar con dos guerras. Ahora, los candidatos del partido Republicano, con la excepción de Ron Paul, presionan por una guerra preventiva.

Si te suena familiar, lo es.

Es la Doctrina Bush una vez más, la que ayudó a alejarnos de un excedente estimado de 2.3 billones de dólares a una muy real deuda de 15 billones de dólares. 

Una frase famosa del autor George Santayana dice: "Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo".

De algún modo, dudo que podamos escuchar ese razonamiento por parte de Romney, Newt Gingrich o Rick Santorum cuando hablan de lo que Estados Unidos debería hacer con Israel e Irán.

Tampoco escucharemos que Irán no está violando las leyes internacionales o que los presidentes de EU no controlan los precios de la gasolina.

Todo lo que oiremos es que este presidente es débil y que tenemos que bombardear el infierno de Irán. Y tal vez es cierto, no lo sé.

Lo que sí sé es que es difícil para los votantes separar el trigo de la paja, porque aun antes de que Obama exprese su posición sobre un tema, sus oponentes están preparados para refutarlo. Esa no es forma de sostener un sano debate nacional sobre algo que es inconsecuente; ni hablar de la política exterior.

Sin embargo, en nuestra cultura manejada por fragmentos de entrevistas, esa es una forma efectiva de ganar una elección. Y al final del día, es por eso que los candidatos se postulan para un cargo: para ganar. Ellos son libres de pontificar, sin necesidad de estar en lo correcto; criticar sin conocer todos los hechos y hacer un fuerte llamado a la guerra sin tener que pelearla.

Sin daños. Sin consecuencias.

En cuanto a Obama, estoy seguro de que escucha la retórica y la yuxtapone a la situación en el Medio Oriente; y bueno, daños y consecuencias es todo lo que ve.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen a su autor y no a CNNMéxico

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad