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OPINIÓN: EU ha hecho del mundo un lugar más libre, seguro y abundante

Un mundo post Estados Unidos no traerá un orden multipolar, sino la era de las dictaduras y el fin de las libertades y la abundancia
jue 15 marzo 2012 10:36 AM
Estatua de la Libertad
estatua-libertad-EFE Estatua de la Libertad

Nota del Editor: Robert Kagan es experto en política exterior en el Instituto Brookings, una organización sobre política pública sin fines de lucro. Su libro más reciente es The World America Made. Es el orador invitado en la transmisión especial de CNN: Election 2012: The Global Challenge for the Next President.

(CNN) — Hoy en día damos por sentado gran parte de la forma en que vemos el mundo: la libertad en general, la prosperidad global sin precedente (aún después de la crisis económica actual), y la ausencia de guerras entre las grandes potencias.

En 1941 solo había una docena de democracias en el mundo, pero hoy la cifra asciende a 100. Por 400 años, antes de 1950, el Producto Interno Bruto global se levantaba menos del 1% al año. Desde 1950 se levanta en un promedio anual de un 4%, y miles de millones de personas han salido de la pobreza.

La primera mitad del siglo 20 fue testigo de las dos guerras más destructivas en la historia de la humanidad, y en siglos pasados la guerra entre potencias era casi constante. Pero desde hace 60 años no ha habido guerras entre potencias.

Este es el mundo que Estados Unidos creó después de tomar el liderazgo global después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Habría sobrevivido este orden mundial si EU hubiera renunciado a ser una gran potencia? Algunos intelectuales americanos insisten que un mundo Postestadounidense no necesariamente se vería tan diferente del mundo estadounidense y que todo lo que tenemos que hacer es “manejar” la renuncia americana. Pero eso es pedir demasiado. Si el balance del poder se inclina hacia otras potencias, el orden mundial cambiará inevitablemente para satisfacer sus intereses y preferencias.

Tomemos el tema de la democracia. Por varias décadas la balanza del poder ha favorecido a los gobiernos democráticos. En un mundo postestadounidense la balanza se inclinaría hacia las dictaduras de los grandes poderes. Tanto China como Rusia ya protegen a dictadores como Bashar al-Assad de Siria. Si ganaran una influencia relativa mayor, en el futuro veremos menos transiciones democráticas y más dictadores en el poder.

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¿Y qué pasa con el orden económico del mercado libre o de libre intercambio? La gente asume que China y otras naciones en ascenso que tanto se han beneficiado del sistema económico actual se arriesgarían para conservarlo, que no matarían a la gallina de los huevos de oro; pero la forma de capitalismo de China es dominada por el estado con la consigna de preservar al partido actual.

A pesar de que los chinos se han beneficiado de un orden económico internacional abierto, podrían terminar por minimizarlo simplemente porque, como una sociedad dictatorial, su prioridad es conservar el control del estado sobre la riqueza y el poder que conlleva. Matarían a la gallina porque no sabrían cómo conservarla a ella y a ellos mismos.

Finalmente, ¿qué hay con la paz que ha habido entre los grandes poderes por la mayor parte de las seis décadas? Mucha gente se imagina que el predominio de Estados Unidos será reemplazado por algún tipo de armonía multipolar, pero históricamente estos sistemas han probado no ser ni estables ni pacíficos.

La guerra entre los grandes poderes era común en los períodos multipolares de los siglos 16, 17 y 18. El siglo 19 fue notable por dos períodos de paz de grandes potencias de casi cuatro décadas cada uno, seguidas de guerras mayores entre grandes potencias  y culminando en la Primera Guerra Mundial, la más destructiva y mortal que hasta ese entonces había conocido el hombre. La era del predominio estadounidense ha demostrado que no hay mejor receta para la paz de las grandes potencias que saber con certeza quién es el que lleva la batuta.

Muchas personas ven el orden internacional actual como el resultado inevitable del progreso humano, una combinación del avance de la ciencia y la tecnología, una economía global en crecimiento, instituciones internacionales más fuertes, la evolución de las “normas” de comportamiento internacional y el trinfo gradual pero inevitable de la democracia liberal por sobre otras formas de gobierno, las fuerzas del cambio que van más allá de las acciones del hombre y las naciones. Pero no había nada de inevitable en el mundo que se creó a partir de la Segunda Guerra Mundial.

El orden internacional no es una evolución, es una imposición. Es el dominio de una visión por sobre las otras, y en el caso de Estados Unidos es el dominio de los principios económicos liberales del mercado libre, principios democráticos y un sistema internacional pacífico que lo apoye por sobre otras visiones que otras naciones y personas puedan tener. El orden actual solo durará mientras los que lo apoyen y se beneficien de él sigan teniendo el deseo y la capacidad para defenderlo.

Si el poder de estadounidense desaparece, también lo harán las instituciones y las normas que el poder americano ha apoyado. O puede ser que todo colapse en lo que cambiamos a otro tipo de orden o desorden mundial. Entonces descubriríamos que los Estados Unidos eran esenciales para mantener el orden mundial actual y que la alternativa al poder americano no era paz y armonía, sino el caos y la catástrofe, que era cómo se veía el mundo justo antes de que el orden americano entrara en vigor.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Robert Kagan.

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