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OPINIÓN: Las razones por las que el papa Benedicto XVI visita México

Para el autor, la visita del Sumo Pontífice sí reviste intereses políticos en el preámbulo del inicio de la contienda electoral
mié 21 marzo 2012 01:24 PM
Benedicto XVI
Benedicto XVI Benedicto XVI

Nota del editor: Elio Masferrer Kan es profesor investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y ha participado en instituciones especializadas de la OEA. Además, es autor del libro 'Pluralidad religiosa en México. Cifras y proyecciones'.

(CNN) — El papa Benedicto XVI llega en vísperas de las campañas presidenciales —del 23 al 26 de marzo; la contienda electoral inicia el día 30—, algo que no sucedió con Juan Pablo II. No visitará la Ciudad de México, eligió el estado de Guanajuato.

La explicación de que no acude a la capital del país debido a que la altura de la ciudad afectaría su salud —2,240 metros sobre el nivel del mar— me resulta poco creíble, ya que el Cerro del Cubilete, donde se encuentra el monumento a Cristo Rey, se encuentra a una altura de 2,570 metros —la misa tendrá lugar en el Parque Guanajuato Bicentenario, ubicado al pie de dicha montaña, sobre la carretera que conduce de la ciudad de Silao a Guanajuato, en el estado del mismo nombre—.

Creo que se trata en realidad de un problema de altura política.

¿Y por qué no viene a la capital? Encuentro dos explicaciones.

Primero, en la Ciudad de México se aprobó la interrupción legal del embarazo —24 de abril de 2007— y el matrimonio entre personas del mismo sexo — 21 de diciembre de 2009—. No conviene una foto del jefe de Gobierno el Distrito Federal, Marcelo Ebrard, con el Papa.

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Y segundo: hacia adentro de la Iglesia, el arzobispo primado y cardenal, Norberto Rivera, está muy desprestigiado en Roma por su incapacidad para llevar adelante la Arquidiócesis más poblada del mundo. Un ejemplo: la baja en la ordenación de sacerdotes. En 2009, en el DF se ordenaron 12 sacerdotes, mientras que en Guadalajara, una arquidiócesis más pequeña, se ordenaron 45.

Guanajuato es importante para la Iglesia católica, pues dicho estado tiene el mayor porcentaje de católicos (93.83%) en el país. Además, el Partido Acción Nacional (PAN) en el gobierno  federal y local tiene allí su fortaleza. La posibilidad de marchas de rechazo al Papa serían poco probables.

Para "contextualizar", el gobierno local inauguró —frente a la Catedral de esa ciudad— un mural dedicado a los “Mártires de la ciudad de León” que murieron acribillados al protestar contra un fraude del Partido Revolucionario Institucional (PRI) —el hecho ocurrió el 2 de enero de 1946—.

El obispo Felipe Arizmendi Esquivel, de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, comentó en febrero pasado que el Papa daría un conjunto de "orientaciones democráticas". La Iglesia mexicana lanzó un instructivo sobre cómo votar el 1 de julio próximo e influyó en que políticos aprueben reformas a la Constitución — artículo 24, pendiente de su aprobación —.

¿Con qué pagaría la Iglesia católica esa reforma constitucional? Una fotografía con el Papa y apoyos al candidato respectivo.

Según datos obtenidos en una investigación de campo a la que se hace referencia en el libro ¿Es del César o es de Dios?, Un modelo antropológico del campo religioso, editado por la UNAM y la editorial Plaza y Valdés, la Iglesia católica considera que puede influir sobre el 15% de la población. Ese porcentaje sería estratégico para el PAN y, en su caso, el PRI. Pero es muy probable que ese 15% sea en su mayoría, voto duro panista. El PAN necesita desesperadamente quitarle electores al PRI para mejorar sus debilitadas posiciones.

La izquierda hace otra apuesta, el “voto laico”, que pueden ser evangélicos o católicos (pero anticlericales) y que representan alrededor del 30% de los electores.

Si el PRI se acerca mucho a la Iglesia católica, puede perder el voto laico, más aún cuando su candidato, a diferencia de los anteriores, se formó en la Universidad Panamericana del Opus Dei, algo insólito para los priistas, que provenían siempre de universidades públicas.

Viudo, siendo gobernador, Enrique Peña Nieto fue al Vaticano para presentarle a su ahora esposa, Angélica Rivera, al Papa —el 17 de diciembre de 2009—, acompañado de 11 obispos.

La búsqueda del voto católico es el tema. Felipe Calderón, presidente de extracción panista, fue el único Jefe de Estado —obviamente además del polaco— que fue a la beatificación de Juan Pablo II. Tengo la impresión de que avisado de la asistencia de Enrique Peña Nieto (el candidato del PRI), condicionó exitosamente su viaje a la eliminación del priista de la lista de invitados.

Este juego político tiene varios puntos que son “medias verdades”, como que "en México la mayoría es católica". En realidad estos fieles no representan el 82.72% del censo del INEGI, pues sólo se bautiza el 73%; hace la primera comunión el 53%, y la confirmación, el 42%. Los matrimonios religiosos han disminuido al 53% y, tomando en cuenta las uniones libres, bajaría al 46%, según cifras del Anuario Estadístico de la Iglesia católica.

Creo que la iglesia católica quiere aparentar más fuerza, pero en términos generales, está muy debilitada. Los escándalos sexuales y pederastas, la incapacidad para generar una propuesta para sus feligreses en el Tercer Milenio, así como la presión de los evangélicos y de la Teología de la Liberación, son factores que la debilitan.

Necesitan aparentar una fuerza que no tienen para convencer a los políticos, reformar la Constitución e implantar educación religiosa en las escuelas públicas. Confían que así podrá llegar a los niños de padres católicos.

En un plazo muy breve tendrá un derrumbe impresionante y es la última posibilidad de convencer a las cúpulas políticas. Para algunas de éstas, ganar las elecciones es también la última posibilidad de mantener su hegemonía. Dos partidos políticos desesperados por ganar y una Iglesia en crisis haciendo su última apuesta.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Elio Masferrer Kan.

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