OPINIÓN: Un alcalde texano, un mural y un estereotipo del mexicano
Nota del editor: Rubén Navarrete Jr. es colaborador de CNN y columnista para otros medios.
Los Ángeles (CNN)— Julian Castro no coopera. El alcalde de San Antonio sabe muy bien de lo que quiero hablar, pero está decidido a cambiar el tema hacia lo que piensa es una historia más apremiante. Mi amigo se niega a ir a donde quiero llevarlo.
En primer lugar, se preguntarán qué hace el alcalde de la séptima ciudad más grande de Estados Unidos en la segunda ciudad más grande (Los Ángeles). Está aquí por negocios y vine desde mi casa, al norte de San Diego, a comer con él.
Pero Castro no está fuera de lugar aquí: es egresado de la Universidad de Stanford, y tiene muchos amigos y partidarios en el sur de California.
Además, como uno de los funcionarios latinos electos más prominentes en el país, es un personaje nacional. De hecho, después de que el demócrata de Texas fue elegido como uno de los 30 vicepresidentes a nivel nacional en la campaña de reelección del presidente Barack Obama, esperamos verlo viajar con frecuencia en los próximos meses a algunas de las ciudades con más latinos en California.
Para el político de 37 años, la vida es un ajetreo y está en movimiento constante. Y como una forma de demostrarlo, Castro corre el medio maratón de Rock 'n' Roll (21 kilómetros) cada vez que el evento se lleva a cabo en San Antonio.
Entonces, qué irónico es hablar sobre una recreación artística en su ciudad que, entre otras cosas, representa a un mexicano durmiendo recargado en una pared.
Él otra vez. Esa popular y todavía ofensiva imagen: un mexicano con un gran sombrero que duerme recargado en la pared o —más frecuentemente— debajo de un cactus. Es el Charlie Chan de la comunidad mexicoestadounidense, nuestro indio de tabaquería, nuestro negro sambo.
Personifica y perpetúa la idea equívoca de la razón por la cual México perdió la mitad de su territorio en la expropiación conocida como la Guerra México-Estados Unidos y la causa por la que los mexicoestadounidenses han sido maltratados y discriminados en el siglo y medio transcurrido desde entonces, es porque no estaban atentos, eran pasivos y se quedaban dormidos.
Las autoridades de San Antonio lanzaron un proyecto para recrear la marquesina histórica de un autocinema emblemático. El problema es que ésta, instalada a finales de la década de 1940, tenía la imagen de un mexicano con un sombrero, recargado en una pared, y de otro mexicano con un burro.
Así es. No podemos olvidar el burro.
Los activistas locales no están contentos. Dijeron que las imágenes eran denigrantes y racistas. Exigen que el proyecto de recreación deje de lado esta representación ofensiva.
Al parecer, la gente en San Antonio tiene mucho qué decir sobre esta polémica.
Pero, ¿saben quién no ha dicho algo públicamente?: Julián Castro.
Como mexicoestadounidense, Castro tiene más interés en generar una imagen de San Antonio como una ciudad que nunca duerme. En el diccionario debería haber una foto de él junto a la palabra "positivo". No es una víctima de nadie. Y esa probablemente es una de las razones por las que el New York Times se ha referido a él como "el político hispano poshispánico".
Por lo general admiro eso de él, pero también entiendo por qué a los no hispanos les gusta la idea de que un destacado funcionario hispano no esté vendiendo victimismo. Es porque muchos de ellos deben darse cuenta que, en estos días, los hispanos están siendo victimizados. Si nuestros líderes empiezan con eso, no hay certeza sobre lo que podría pasar.
Al principio, cuando nos sentamos, Castro se resistió comentar sobre la polémica referente al mexicano durmiendo. Luego cedió.
"Desde luego que entiendo los sentimientos dolorosos", dijo. "Porque esto habla sobre la percepción negativa de la comunidad latina, como perezosa y sin ambiciones, lo que la ha obstaculizado por años. Pero, al mismo tiempo, tenemos una ciudad mayoritariamente latina que fue clasificada como la ciudad con mejor desempeño el año pasado, tenemos más y más graduados universitarios que todos los días logran sus sueños, así que voy a dedicar mi tiempo a lo positivo".
Eso incluye la clasificación del 2011 del Instituto Milken, la cual ubicó a San Antonio en el primer lugar entre 200 zonas urbanas en el ámbito de rendimiento, en términos de "crear y mantener empleos y el crecimiento económico".
Y los planes para construir un centro de artes escénicas con 150 millones de dólares están en marcha. Hay una iniciativa electoral de emisión de bonos por 600 millones de dólares; la tasa de desempleo de la ciudad es del 6.9%, menor a la tasa estatal, del 7.3%, y la nacional, del 8.3%.
Sin embargo, no podía sacar de mi mente al mexicano durmiendo. Le pregunté a Castro si estas recurrentes batallas raciales son importantes o si son solo una distracción.
"En la mente de algunas personas, la comunidad se mantiene limitada a esa percepción", dijo. "En la medida en que hablar de eso nos ayuda a sanar, entonces es importante".
Añadió: "Lo interesante de este asunto es que querían conservar algo que históricamente había estado ahí... es la preservación histórica contra la sensibilidad cultural. Si se va de lleno por la preservación histórica, hay que hacerlo con todos sus defectos. Se tiene que equilibrar el asunto. Más que nada, uno se siente desafortunado de estar en una disyuntiva desde el inicio".
Le dije: "Tiene una postura como de 'No quiero alimentar esta polémica…'".
Castro interrumpió: "Pero lo entiendo. Lo respeto. Estoy de acuerdo con que no me gusta esa imagen. Entiendo cómo hace sentir a la gente, sobre todo a las generaciones más viejas. Es una sensación de: '¡Hombre!, aquí vamos de nuevo'. Cuando se percibe un desaire, están más en consonancia. Lo captan".
Mientras más pienso en esto, compruebo que toda esta controversia es absurda. Por lo tanto, me pregunto, ¿por qué existe un problema?
"Es simbólico", dijo Castro. "Es simbólico cómo ha sido percibida la comunidad latina. Existe una frustración de que no hemos ido más allá. Pero también diré que es frustrante que no veamos una proyección positiva de los latinos en los medios de comunicación. Así que uno siente: 'Bueno, si hubiera toda esa atención de la prensa en gente que se ha convertido en astronauta y en quienes han hecho otras grandes cosas, en las noticias... entonces no sería un problema'. Si hubiera un equilibrio, no creo que esto lastimara a la gente de manera tan negativa, y podríamos seguir adelante".
Esta es una llamada de atención. Pongámosle fin a las protestas por esta imagen. Es ofensivo, pero no hiere. Ya no. Sabemos la verdad. Es hora de seguir adelante.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Rubén Navarrete Jr.