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OPINIÓN: El peligro de hacer política solo para Twitter y Facebook

Ahora que escribimos todo en nuestras cuentas de redes sociales, ¿estamos más informados o generamos un discuros burdo y controversial?
jue 03 mayo 2012 01:30 PM
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Nota del Editor: Wesley Donehue es un consultor de Internet republicano que enseña a los candidatos federales y estatales la mejor manera de usar nuevas tecnologías en sus campañas. Wesley fue nombrado republicano Innovador del Año en 2011 por la revista de Campañas y Elecciones. Es el director ejecutivo de la firma de desarrollo de políticas de Internet y estrategia, Donehue Direct .

(CNN) — Me gano la vida impulsando a políticos y a candidatos a usar las redes sociales.

Y ahora les voy a decir por qué es una mala idea.

No siempre las redes sociales deberían jugar un papel importante en nuestro discurso político. Pero la tendencia ha crecido tan rápidamente que no se si alguien realmente se ha detenido a considerar las implicaciones de la transparencia de todo lo que hacen y en tiempo real.

Argumentaría que lo que hemos obtenido es una compensación, pero el jurado aún está deliberando si lo que perdimos es más de lo que hemos ganado en el proceso.

Entonces antes de que empiece a destrozar el modelo de negocio de mi compañía, hablemos de lo que hemos ganado con las redes sociales.

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Internet y las redes sociales han creado un nivel de transparencia que no había existido en nuestro país.

La gente en sus casas puede buscar temas complicados con solo unos clicks de su mouse. Las bases de datos que divulgan las campañas en línea, hacen que las campañas de pago-por-jugar sean más difíciles de ofuscar. El tuiteo instantáneo de prácticas mañosas del gobierno, y el  escándalo que le sigue, significa que los cuerpos públicos son más sensatos que nunca.

Pero también hay una consecuencia imprevista acerca de la sobredemocratización.

Pero, ¿cómo podemos tener demasiada democracia?

Bueno, para empezar, no vivimos completamente en una democracia. Nunca lo hemos hecho, ni deberíamos. Vivimos en una república, donde elegimos a la gente para que se lleve los votos rudos y que tome las decisiones rudas por nosotros. Y siendo honesto, lo políticos deberían tener cierto nivel de flexibilidad para reclutar votos sin cada una de sus acciones convirtiéndose en un referéndum via Twitter y Facebook, por muy poco que esto nos guste.

Una cita que a veces se le atribuye equivocadamente a Alexis de Toqueville dice, “La República de Estados Unidos durará hasta el día que el Congreso descubra que puede sobornar a la gente con el dinero del público”. Hoy el mismo pensamiento puede decirse del peligro de callar a los pesimistas en Twitter y en Facebook.

Hay demasiados políticos que no ponen a votación su conciencia, ellos están votando para aplacar a los comentadores de los blogs, y esa no es manera de llevar un gobierno.

En segunda, una cosa es ver cómo hacen la salchicha y otra totalmente diferente es ver cómo matan al cerdo.

Hay un efecto dominó cuando hablamos de transparencia. Al hacer política, se descartan muchas ideas para separar las buenas de las malas, y para mostrar una posición de compromiso.

Los cínicos se referirían a eso como “hacer tratos en el cuarto de atrás, con una cortina de humo”. Pero aquí está la dura realidad: así es como se aprueban las leyes. Y así es como cada esfuerzo importante colaborativo ha sido alcanzado desde el comienzo de la palabra escrita.

Después de todo, ¿Piensas que la Constitución se hubiera escrito si Thomas Jefferson y Alexander Hamilton hubieran tenido cuentas de Twitter?

En tercera, el gobierno por las redes sociales nos guían hacia un ambiente donde para cada escena un político debe de estar 'en línea'.

Cuando los políticos están concretando ideas, esas ideas pueden estar en un rango entre lo políticamente insostenible y lo electoralmente suicida.

Una vez que son tuiteadas, por un periodista o por un político rival, se convierten en un anuncio de televisión, un mail directo y en un ataque de por correo electrónico.

Durante la discusión, una idea es arrojada y cuestionada “¿Cual sería la implicación de quitarle los fondos a X popular programa?”

Hace dos semanas, Mitt Romney hizo referencia a la posible eliminación del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos. No pasará mucho tiempo antes de que el equipo de Obama saque unos anuncios diciendo que Romney está “proponiendo” dejar a millones de estadounidenses sin hogar.

¿Son exactamente los hechos? Claro, pero es también muy engañoso.

El resultado es un discurso político que está dejando de tener verdaderas ideas, y en su lugar se rebajan hasta el punto lanzae propuestas que no alboroten a las redes sociales.

Y debido a que muchos políticos arrastran a sus propios distritos para escudarse en contra de un cambio viable del partido opositor, ellos son más susceptibles a la derrota electoral en el verano de lo que están en el otoño.

Su audiencia en todo lo que hacen es el votante seguro, no el votante indeciso. Entonces la retórica por todo el año de ambos partidos es crecientemente divisivo, partisano y destructivo para cualquier tipo de progreso.

¿Algo de esto es un producto de las redes sociales? No, absolutamente no. La política americana ha seguido esta tendencia desde hace décadas. Pero la tecnología ha apresurado nuestro descenso hacia un sistema político sin ideas reales y pensamiento burdo y controversial.

Mientras se acelera el uso de las redes sociales, es importante para todos los involucrados en el proceso político asegurarse que su poder sea usado para impulsar todo lo bueno acerca del sistema político americano, en lugar de acarrear las tendencias políticas que lastiman esta república.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Wesley Donehue.

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