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OPINIÓN: Solo Rusia y China pueden parar la matanza en Siria

La violencia extrema en Siria ha aumentado y debido al respaldo de esos dos países, parece que está lejos de llegar a su fin
mar 29 mayo 2012 04:14 PM
AFP
Atentados-Siria-AFP AFP

Nota del Editor: Asher Kaufman es profesor asociado de historia y estudios de paz y director de estudios de doctorado en el Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz en la Universidad de Notre Dame. La investigación y escritos de Kaufman se enfocan en la historia del conflicto, identidad nacional y sociedad y cultura en Siria, Líbano e Israel. Su último libro, “Fronteras en Combate: Cartografía, Soberanía, y Conflicto en la Región de la Tri-Frontera de Siria, Líbano e Israel”, se publicará en la primavera del 2013 por el Woodrow Wilson Center Press.

(CNN) – Algunos observadores han tenido cuidado en no catalogar como una guerra civil la violencia que ocurre en Siria.

El caos violento registrado en ese lugar se ha convertido en una guerra civil asimétrica, donde los militares de Siria y las milicias pro-gubernamentales por un lado, y las fuerzas de oposición por otro, se valen de la violencia extrema no solo en contra de ellos mismos, sino también en contra de los civiles sospechosos de simpatizar con un bando o con el otro. La guerra civil es asimétrica porque las fuerzas del gobierno están mucho mejor equipadas, organizadas y movilizadas que la oposición.

La más reciente expresión de la brutalidad que se registra en esta guerra civil es la masacre de más de 100 civiles desarmados , cuya mitad eran niños, en el pueblo de Houla, un centro de actividad en contra del gobierno.

Los reportes no son sufcientemente claros como para decir si los culpables de ese hecho fueron unidades militares sirias o milicia pro-gubernamental, el Shabeeha, como les llaman en Siria. Las Naciones Unidas también han tenido cuidado de no señalar a ningún bando. Pero lo que piensa la ONU es resultado del apoyo ruso y chino al gobierno de Siria, lo que obligó al Consejo de Seguridad a emitir una declaración. Pero el tipo de armas, la forma sistemática de su operación y numerosos testimonios, apuntan al régimen de Bachar al Asad, lo que sube el nivel en su guerra en contra de las fuerzas de oposición y civiles sospechosos de apoyarlos.

La guerra civil es asimétrica por otra razón. Primero, a pesar de que el gobierno de Siria ha estado bajo mucha presión internacional, todavía recibe apoyo logístico incondicional por parte de Irán y del Hezbollah. También contaría con el apoyo diplomático de Rusia y China, y algunos reportes también indican que Rusia manda cargamentos de armas al ejército sirio, e incluso provee asistencia al régimen de Bachar al Asad para que continúe con su ofensiva.

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Por otro lado, la oposición no tiene el mismo apoyo internacional incondicional. Aunque Arabia Saudita y otros estados del Golfo se han comprometido a apoyar a la oposición armando a sus fuerzas, su apoyo no compite con el tipo de asistencia que le dan a los aliados de al Asad.

Otros de los que apoyan a la oposición, incluyendo a países occidentales, están renuentes a dar un paso más con su apoyo y comprometerse al tipo de operación militar que tumbó a Moammar Gadhafi en Libia, o menos aún, al establecimiento de un corredor humanitario en las fronteras de Siria. Mientras al Asad continúe recibiendo apoyo regional e internacional, su régimen podrá seguir en el poder, y tienen la ventaja en esta guerra civil.

La guerra civil es asimétrica por una tercera razón. El régimen de al Asad todavía disfruta de un liderazgo cohesivo y tiene control total de su ejército. Sus objetivos también son claros: sobrevivir política y personalmente y mantener el control del país. Por otro lado, la oposición siria está dividida en grupos rivales que no comparten una agenda organizada, tienen diferentes objetivos y no han podido coordinar sus esfuerzos. Entonces, casi un año y medio después después del comienzo del levantamiento, la oposición todavía no es una amenaza para el régimen.

Kofi Annan, enviado especial de la ONU que está en Damasco, también tuvo mucho cuidado de no culpar a ningún bando, una vez más, reflejando las dinámicas políticas en las Naciones Unidas entre los que apoyan y se oponen a al Asad. Annan cree todavía que su plan de seis puntos es la única manera de parar la violencia.

En vissta de que es el único plan sobre la mesa, Annan probablemente está en lo correcto. Pero como el conflicto en Siria se ha desencadenado en una total guerra civil, las preguntas ya no son acerca de reformas políticas o cooperación entre la oposición y el gobierno para parar la violencia y reconstruir Siria. Más bien se trata de la supervivencia física, tal cual, de  al Asad, su familia y sus seguidores, y también de una transformación completa de la estructura de poder que ha estado en Siria por más de 40 años.

Dada esta triste realidad, la única manera de acabar con la violencia en Siria es trabajando con los que apoyan al régimen de al Asad desde afuera. Rusia y China necesitan convencerse de que lo mejor es derribar al régimen y que ésta es la única manera para avanzar en esta crisis. Una vez que esto pase, puede ser que Irán esté dispuesto a renunciar a su aliado.

El tiempo se acaba y con el efecto que esto tiene en Líbano, como lo indicaron los choques étnicos de la semana pasada en Trípoli ligados a los conflictos en Siria, es crucial que las dos potencias reconozcan que con el liderazgo global que ellos dicen que tienen,  es una responsabilidad interferir en estos casos de crisis humanitaria.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Asher Kaufman.

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