OPINIÓN: Andrés Manuel López Obrador se juega su credibilidad
Nota del Editor: Francisco Labastida Ochoa es senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se desempeñó como gobernador del estado de Sinaloa de 1987 a 1992, fue Secretario de Gobernación de enero de 1998 a mayo de 1999, durante el sexenio de Ernesto Zedillo. Fue el candidato del PRI a la Presidencia de México en la elección federal del año 2000 y aceptó su derrota ante Vicente Fox Quesada.
(CNNMéxico) — México vivió hace dos días la jornada electoral más importante en la historia del país.
Los ciudadanos votaron para elegir Presidente de la República, 500 diputados federales, 128 senadores, 6 gobernadores y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Además, la ciudadanía eligió a los legisladores que los representarán en los congresos estatales, así como a cientos de Presidentes Municipales.
Antes de emitir mis conclusiones sobre el proceso vivido, quiero sintetizar lo ocurrido de la siguiente manera:
1.- Es la elección más concurrida que se ha registrado en México: acudió a votar el 63% del padrón oficial.
2.- Las elecciones, desde mi punto de vista, fueron pacíficas, ya que no se registraron incidentes de importancia o que pusieran en riesgo el desarrollo de la jornada electoral.
3.- Las elecciones fueron vigiladas por un gran número de ciudadanos, más de dos millones, si tomamos en cuenta tanto a observadores independientes como a los representantes de los distintos partidos en las casillas.
4.- El candidato que más votos obtuvo fue Enrique Peña Nieto, candidato del PRI y el Partido Verde, quien tiene una ventaja de casi siete puntos porcentuales respecto a Andrés Manuel López Obrador, candidato de la izquierda, según los datos arrojados por el Programa de Resultados Preliminares Electorales (PREP). La diferencia, en votos, es de tres millones.
5.- El presidente Felipe Calderón y el virtual ganador de la elección, Enrique Peña Nieto, ya manifestaron su decisión de contribuir a una transición pacífica, ordenada y constructiva para el país.
6.- Los partidos que postularon a Andrés Manuel López Obrador no han reconocido el triunfo de Enrique Peña Nieto.
7.- Ninguna fuerza política ostentará la mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores.
Ahora bien, mis reflexiones a partir de los resultados son las siguientes:
1.- México registró una elección copiosa y muy vigilada, con un sistema electoral perfectible, como todos, pero creo que mucho mejor que el de varios países desarrollados.
2.- La izquierda, encabezada por el señor Andrés Manuel López Obrador, se juega su futuro y su credibilidad, en caso que no acepte los resultados que emita la autoridad electoral.
3.- El país necesita reformas de gran calado. Si el señor López Obrador intenta, por la fuerza, detenerlas, solo logrará mayor descrédito y un ambiente de turbulencia que nos hará daño como país.
4.- En la democracia se pierde y se gana. Yo fui candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año 2000. Ese mismo día acepté los resultados.
Considero que la votación favoreció al PRI por tres factores principales: tuvimos un buen candidato que además, fue un buen gobernador en el Estado de México; la gente padece problemas de inseguridad y desempleo, así que no vio satisfechas necesidades básicas de mejora, y los ciudadanos se dieron cuenta que no ha habido crecimiento económico.
No se pueden poner los intereses personales o de un partido por encima de los intereses, superiores, de todo un país.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Francisco Labastida Ochoa.