OPINIÓN: Deja atrás la pasión por el castigo y ten más pasión por la vida
Nota del editor: Gaby Pérez Islas es licenciada en letras y tiene una maestría en tanatología. Es catedrática, conferencista y atiende a enfermos terminales y personas en proceso de duelo. Recientemente publicó el libro Cómo curar un corazón roto. Ideas para sanar la aflicción y la pérdida. Puedes seguirla en su cuenta de Twitter: @gabytanatologa
(CNNMéxico) — A lo largo de mi carrera como tanatóloga, me he encontrado con muchas personas que se sienten impotentes de cambiar las situaciones que les causan infelicidad o frustración. Muchas de ellas refieren las malas experiencias del pasado como determinantes de su pena actual.
Tener sobrepeso e incluso alguna enfermedad derivada del estilo de vida poco saludable es una de las principales causas de este tipo de frustración. Durante mi reunión con los participantes del Reto Balance, un proyecto de nutrición y ejercicio unido con un cambio de hábitos, pude claramente detectar que la voluntad y el esfuerzo físico están puestos donde deben de estar, pero que la autoestima y el miedo al éxito puede ser lo que los frene en determinados momentos.
Fue importante compartirles el mensaje de que ha llegado el momento de que la experiencia dolorosa del ayer no nos robe la oportunidad de ser felices en el presente y futuro. Mi trabajo como terapeuta me ha demostrado que la frase "infancia es destino" no es del todo cierta. De hecho, es equivocada. Nunca es tarde para tener una infancia feliz, reescribir la historia personal y es un hecho que se pueden lograr cosas en cada etapa de la vida. Por eso existe el trabajo de desarrollo humano.
A través del autoconocimiento, dejamos de tener más pasión por el castigo que pasión por la vida, así empezamos a ponernos precisamente de ‘novios' con nuestra existencia. Es pasión lo que nos hace falta para volvernos nuestros mejores amigos, decirnos cosas optimistas y mantener un diálogo asertivo con nosotros mismos. Nada mejor que canalizar esa pasión hacia ti mismo.
Todos llevamos con nosotros un autoconcepto que nos determina como buenas o malas personas, merecedoras o no de relaciones sanas, abundancia y un físico saludable. Es ese conocimiento de nosotros mismos, limitado o no, el que marca la pauta para que no pongamos obstáculos en nuestros proyectos, podamos llevarlos a buen término y sentir orgullo por ello.
A pesar de la historia de cada quien, de la forma en que interpreta cada uno lo que le pasa, es esencial recordar que la ocasión especial es hoy y este día debe cambiar el rumbo y dirección de tus esfuerzos. Redoblarlos y ser origen y motor de nuevas victorias.
Ser la persona más importante en tu vida no es egoísmo, es sabiduría. Solo con el ejemplo puedes predicar y si no te importas tú y no cuidas de ti, nunca estarás en condiciones de cuidar o amar a otros.
Si alguna vez has viajado en avión, recuerdas las instrucciones que nos dan antes de emprender el vuelo: si surgiera una despresurización, debes colocarte la mascarilla de oxígeno primero a ti mismo y luego a quien viaje contigo. Este ejemplo nos invita a romper con la creencia de que todos merecen estar bien a pesar de ti mismo. Es todo lo contrario, si tú estás bien, quienes dependen de ti lo estarán.
No es algo que implique soberbia, simplemente se trata de entender que sin ti, las posibilidades de salir adelante sufrirían una merma.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Gaby Pérez Islas.