OPINIÓN: #Yosoy132, la clave es renovarse o dejar morir el ideal
Nota del editor: Genaro Lozano es candidato a Doctor en Ciencia Política por The New School for Social Research y profesor en el ITAM, donde imparte la materia Protesta y Disidencia: Movimientos Sociales en Perspectiva Comparada, entre otras. Es coautor de varios libros, editorialista semanal en Grupo Reforma y analista político en CNN México. Su twitter es @genarolozano
(CNNMéxico) — Pasada la elección presidencial, cada vez que menciono al movimiento #Yosoy132 escucho frases como "Ya son irrelevantes"; "se volvieron unos radicales"; "Los ultras los dominan ahora"; "no lograron detener el triunfo de Peña Nieto y ahora andan con la ridiculez de que no lo dejarán asumir la presidencia". Algunas incluso las he leído en varias columnas de opinión.
Algo llevan de cierto. El movimiento estudiantil ya no es lo que era y tal vez eso sea positivo. Ya no es lo que era porque precisamente nació bajo el contexto de un proceso electoral que ya terminó y en el cual Enrique Peña Nieto resultó ganador por más de 3 millones de votos de diferencia sobre Andrés Manuel López Obrador, el candidato de izquierda.
Previamente escribí sobre el riesgo que veía si el movimiento se ponía como objetivo principal el cambiar las preferencias electorales al decretarse como un movimiento "anti Peña Nieto". Al final, el movimiento en su totalidad no se declaró como tal, aunque varios medios de comunicación así lo percibieron, ignorando la rica agenda de objetivos que los grupos más moderados impulsaban, en concreto los grupos de las universidades privadas encabezadas por la Iberoamericana y por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), que durante los primeros meses de vida del movimiento acapararon la atención mediática y consiguieron realizar un histórico tercer debate presidencial, al que fui invitado como moderador.
Hoy creo que el movimiento enfrenta una situación similar a la que enfrentaba el movimiento afroamericano en Estados Unidos en la década de 1960, ante la irreconciliable división entre sus dos principales líderes: Martin Luther King Jr., por un lado, y Malcolm X, por el otro.
Luther King Jr. representaba el ala moderada del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos; impulsaba una estrategia de resistencia pacífica, no tenía empacho en dialogar con las instituciones formales del poder, en sentarse a trabajar iniciativas de ley con legisladores, en cortejar al Procurador de Justicia, en negociar con el presidente Kennedy. Luther King soñaba con un Estados Unidos en el que no hubiese distinción de razas, en un país en el que los afroamericanos "se asimilaran" al American way of life.
Al final, Luther King Jr. es responsable de haber logrado que fuese aprobada la Ley de los Derechos Civiles, que terminó, entre otras cosas, con las restricciones al voto de los afroamericanos. Luther King Jr. pasó a la historia como el líder afroamericano más influyente y con éxito en transformar las instituciones formales del poder y las relaciones entre blancos y negros en Estados Unidos.
Por su lado, Malcolm X representa el ala radical del movimiento por los derechos civiles. Para él, los negros no debían usar epítetos como "afroamericanos" y no apoyaba en lo absoluto la propuesta de asimilación. El discurso de Malcolm X era "dennos el voto o aténganse a las balas" y rechazaba el diálogo con las instituciones formales del poder. Para él, los negros debían incluso convertirse al Islam o alguna religión originaria de África y fundar la "Nación del Islam" dentro de Estados Unidos. Al final, Malcolm X no tuvo un impacto institucional, pero su influencia cultural sigue estando presente en Estados Unidos.
El movimiento #Yosoy132 parece hoy tomado por Malcolm X y no por Luther King Jr. Su deseo de horizontalidad, de mantener asambleas para todo tema, su narrativa de impedir la "imposición" de Peña Nieto ya no es programática. La agenda de políticas públicas ha sido secuestrada por las de la política. Las universidades privadas, en efecto, han sido rebasadas por los números de las públicas. ¿Cómo competir en un movimiento de asambleas dominadas por las instituciones públicas? Los universitarios de la Iberoamericana, del ITAM, del Tec de Monterrey son hoy la minoría.
Ante esta disyuntiva, me parece que el movimiento debería tratar las siguientes rutas.
A) Pensar en la internacionalización. Así como Camila Vallejo y el movimiento estudiantil chileno han realizado ya vínculos con otros movimientos estudiantiles de América Latina, el #Yosoy132 debería tejer vínculos trasnacionales. Hace poco me enteré que algunos integrantes del #Yosoy132 de la UNAM, el ITAM y la Ibero iban a viajar a Nueva York a reunirse con integrantes de Occupy Wall Street, de asociaciones en defensa de los inmigrantes en Estados Unidos y con algunos legisladores del Partido Demócrata. El viaje no se realizó "porque las asambleas así lo decidieron". Me parece que ese fue un error.
B) Seguir impulsando la agenda de políticas públicas. Me parece que muchos de los integrantes del movimiento deben aceptar el hecho de que Peña Nieto será presidente en diciembre y por ello tienen que pensar hacia delante y no hacia atrás. Está muy bien que en septiembre se quiera hacer un contrainforme al de Felipe Calderón, ya que es necesario intentar que no se pierda la memoria de lo que considero fue un sexenio negro en materia de derechos humanos y de la pérdida de vidas de mexicanos. Sin embargo, más que eso, me parece fundamental que el 1 de septiembre el movimiento llegue al Congreso con una agenda legislativa para los legisladores, con una iniciativa ciudadana de reforma de medios, con una iniciativa para completar la reforma política y que piense sobre todo en la ley secundaria para su instrumentación, con una agenda de movilidad urbana, con una iniciativa de reforma educativa, con un proyecto de agenda joven y con una iniciativa de derechos humanos.
C) Un poco menos de horizontalidad. Los liderazgos efectivos son parte fundamental de un movimiento social. A varios meses de que el movimiento naciera, vari@s de sus integrantes destacan, ya sea porque logran exponer mejor las causas del movimiento, operan mejor en las asambleas o tienen mejor capacidad para trabajar en los documentos. A muchos de los integrantes de #YoSoy132 les resulta inaceptable hablar de líderes, pero si se hiciera un sondeo fuera del movimiento, destacarían sin duda unos cuatro o cinco nombres.
D) Pensar que el 1 de diciembre no se podrá impedir que el ganador de la elección asuma la presidencia. Para ese día, podría hacerse un evento a modo de memoria de la elección. Un evento informativo en el que se recuerde la irrupción del movimiento, sus logros y que se presente la formación de un observatorio ciudadano de la presidencia de Enrique Peña Nieto que trabaje en algunos temas puntuales.
E) Que al mismo tiempo los estudiantes empiecen a pasar la antorcha y a capacitar a las nuevas generaciones que ingresan a los ciclos escolares. Para los alumn@s de primeros semestres, la elección del 1 de julio ya pasó. La superviviencia del movimiento al final dependerá de que haya quienes quieran seguir impulsando sus temas. Para el 2013, muchos de los miembros fundadores del movimiento ya estarán en últimos semestres, titulados, empezando a trabajar o incluso pensando en un posgrado.
F) Finalmente, si nada de lo anterior hace sentido, tal vez es momento de que los integrantes más moderados del movimiento se separen del #Yosoy132 y formen algo completamente distinto.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Genaro Lozano.