OPINIÓN: El iPhone no es un salvador
Nota del editor: Douglas Rushkoff escribe frecuentemente una columna para CNN.com. Es teórico en medios de comunicación y autor de los libros "Program or Be Programmed: Ten Commands for a Digital Age" y "Life Inc: How Corporatism Conquered the World, and How We Can Take It Back."
(CNN) — En la antigüedad, la salvación de la humanidad provenía de un mesías humano. Esta vez, si los augurios de los analistas de tecnología, banqueros y capitalistas aventurados están en lo cierto, se hará presente con una computadora de mano, alias, teléfono inteligente.
Así es, el nuevo iPhone de Apple ha sido anunciado como la salvación de la economía de Estados Unidos. De acuerdo con la empresa financiera JP Morgan, se estima que las ventas del nuevo dispositivo impulsarán el producto interno bruto (PIB) de EU en un .5% durante el último trimestre del año. Eso no es un error de escritura, el crecimiento se traduciría en la mitad de un porcentaje de la actividad económica o 3.2 mil millones de dólares.
Es difícil deducir si estas declaraciones se harán realidad, ya que es muy común hablar tanto del poder de los smartphones como de la débil economía en el resto del mundo. De cualquier forma, no puedo contener el miedo a lo que provocará esta burbuja híperinflada alrededor de la producción del nuevo iPhone.
Primero que nada, los 3.2 mil millones de dólares estipulados no vendrán de los consumidores de Apple, sino de las empresas dedicadas a ofrecer los contratos de red inalámbrica. Y eso, no necesariamente significa un crecimiento en la economía. Pero tampoco nos impide dejar de pensar que la red implica un desarrollo meramente industrial y lejos de cumplir con las apuestas económicas.
Cuando trabajas en Silicon Valley en Nueva York, es difícil no toparse con desarrolladores de aplicaciones para Iphone o inversionistas por todos lados. Laboratorios, incubadoras y empresarios están enfocados, incluso obsesionados, con la idea de lanzar el siguiente engendro del Iphone y de vender antes de que la fama decaiga. Una de las aplicaciones más populares para este dispositivo es Draw Something, la cual sumó 50 millones de descargas en este verano. Justo a tiempo para que el autor intelectual cerrara el trato por 200 millones de dólares con Zynga y después comenzara su descenso hacia el olvido.
Incluso estudiantes graduados en programación digital y que han sido mis alumnos, cambiaron de la computadora o la web a ser productores para el Iphone. Tal como sucede con las bandas que comienzan en la cochera y esperan ser descubiertos.
Sí, ya hemos estado ahí antes.
La primera vez para mí fue la era del CD-Rom. Algo sumamente interactivo, con nuevas herramientas de edicion y un espacio de almacenamiento infinito que obligó a pensar a los editores de medios que sería lo que el texto a los libros. Sin embargo, su aburrida y lenta interfaz los volvió obsoletos antes de que siquiera internet existiera como tal.
El puntocom pareció tan infinito como lo anterior. Mientras Amazon se mantenía como el líder, páginas como Pets.com y Etoys desaparecieron casi enseguida. La pluralidad de las ventas en línea atrajo la atención de los analistas de Wall Street.
Las redes sociales serían la solución a lo que sucedía con la industria tecnológica y el NASDAQ. El clímax llegó cuando Facebook entró a la bolsa y arrastró consigo a decenas de empresas envueltas en el social media y orilló a emprendedores e inversionistas a buscar otras opciones.
Como dispositivos inalámbricos y el desarrollo de aplicaciones.
A donde quiera que volteo, cada conferencia a la que asisto y las revistas que leo, se basan en un solo aspecto de esta tecnología. Todo el mundo trabaja duro por las aplicaciones del iPhone que enlista, organiza y clasifica la información en nuevas formas de visualización. La imagen sobre el texto, texto sobre mapas, restaurantes cerca de las estaciones del metro, incluso, aplicaciones que muestran cuáles son las estaciones con Wi-Fi para descargar más de ellas.
No lo tomen a mal: la ola inalámbrica es enorme y estos dispositivos llegaron para quedarse, por lo menos hasta que las aplicaciones se encuentren en otros objetos o implantados en nuestro propio cuerpo. Y mientras las corporaciones aprovechan la oportunidad de hacer millones con estas apps, todavía veremos emerger un nuevo mercado entre desarrolladores independientes y la generosidad de los usuarios por las aplicaciones.
Sin embargo, el grado en el que los empresarios, desarrolladores y columnas como esta dependan de Apple, su verdadero impacto y potencial estará lejos de la realidad.
Así que, vayan, vayan a comprar un iPhone. Disfrútenlo. Pero encuentren algo o alguien más que los salve.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Douglas Rushkoff