OPINIÓN: México debe apostar a una relación en bloque con la Unión Europea
Nota del editor: Arlene Ramírez Uresti es profesora investigadora del ITESM. Es consultora y experta en asuntos internacionales y diplomacia. Licenciada en Relaciones Internacionales y Maestra en Humanidades por el ITESM, Maestra en Diplomacia por la Norwich University y alumna del Doctorado en Política Internacional y Relaciones Internacionales de la Norwich University.
(CNNMéxico) — La visita a Europa del presidente electo, Enrique Peña Nieto, más que ser de cortesía, representa el interés del próximo gobierno en la cooperación y el acercamiento económico y comercial.
Es importante, dado el momento de coyuntura que se vive en la economía internacional, que México busque formas de diversificar su política exterior y que se aproveche la estabilidad macroeconómica que, me parece, deja el actual gobierno mexicano. La diversificación no solo debe ser en el ámbito de la cooperación sino de la atracción de inversión y el desarrollo de nuevas oportunidades de mercado.
Las reuniones con Angela Merkel, David Cameron, Mariano Rajoy y Francois Hollande, tuvieron varios ejes temáticos comunes: la competitividad, la cooperación bilateral, la transferencia de mejores prácticas y el desarrollo energético sustentable.
Sin embargo, debemos recordar que la Unión Europea es el único sujeto de las Relaciones Internacionales contemporáneas que a través del Consejo de Ministros Europeos del Exterior tiene una política exterior conjunta. Por ello, a pesar de las buenas intenciones de cooperación bilateral, lo que debe ser prioritario para el próximo gobierno es la cooperación con el bloque.
En sus encuentros con los líderes europeos, se reiteró el interés en la vinculación con las naciones europeas no solo para estrechar lazos con nuestros socios comerciales, sino que se alentó a pensar que puede ser posible una política exterior mexicana de abanico, que plantee dimensiones de mayor alcance.
Dentro de los posibles y futuros alcances de la política exterior del próximo gobierno se encuentran la atracción de capitales de inversión extranjera directa, el aumento de los índices de empleo y la competitividad a través de la cooperación, el mejor posicionamiento de los productos mexicanos de exportación a través de programas de impulso a la cultura emprendedora y de comercio internacional para pequeñas y medianas empresas.
Desde la década de 1930, en materia de política exterior, México se ha conducido bajo los 'preceptos' de la Doctrina Estrada —en referencia a las acciones impulsadas por el exsecretario Genaro Estrada, secretario de relaciones exteriores de 1930 a 1932—.
Dicha forma de concebir la diplomacia constituye el fundamento más importante de los principios básicos de la política exterior de México y abarca la no intervención, la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de las controversias internacionales, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales y la igualdad jurídica entre los Estados.
Por otro lado, el artículo 89 de la Constitución de México, establece que es responsabilidad del Ejecutivo federal dirigir la política exterior y celebrar los tratados internacionales, con la aprobación previa del Senado de la república. De tal forma que el Ejecutivo debe plasmar estas directrices en el Plan Nacional de Desarrollo.
Desde la década de 1970, la política exterior de México ha enfatizado el desarrollo económico y comercial como uno de los intereses nacionales a cuidar y promover.
La reciente gira por Europa del presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, está enmarcada por estos preceptos de la tradición diplomática.
Los resultados de la gira por Europa deberán consolidarse en el Plan Nacional de Desarrollo 2012-2018, en materia diplomática, comercial y económica.
Y será de suma importancia, que los compromisos del presidente electo, expresados en su plataforma de campaña en materia de política exterior, sean traducidos en acciones concretas, programas de cooperación internacional eficientes y en una cancillería exitosa que logre mantener (y mejorar) los logros del actual servicio exterior.
Será determinante la conformación del gabinete presidencial, para que a partir de un trabajo colegiado se integren los ejes fundamentales para el desarrollo nacional, manteniendo las mejores prácticas y llevando a cabo los compromisos en materia de desarrollo social sustentable.
El reto es grande, las expectativas son altas. México necesita imperiosamente traducir los compromisos en acciones contundentes que a paso firme y constante mejoren el rumbo del destino nacional. Esperemos entonces, la definición de la “Doctrina Peña”.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Arlene Ramírez Uresti.