OPINIÓN: Lo que deja el PAN y lo que el PRI debe consensuar para mejorar
Nota del Editor: Francisco Labastida Ochoa es exsenador del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se desempeñó como gobernador del estado de Sinaloa de 1987 a 1992, fue Secretario de Gobernación de enero de 1998 a mayo de 1999. Fue el candidato del PRI a la Presidencia de México en la elección federal del año 2000 y aceptó su derrota ante Vicente Fox Quesada.
(CNNMéxico) — Las razones de la profunda inconformidad que, me parece, buena parte de los mexicanos tenemos sobre la situación del país son múltiples y muy grandes.
Tras 12 años de gobiernos panistas, estamos inconformes por una guerra contra la delincuencia organizada que debe realizarse, sin duda alguna, por obligación legal, pero me parece que tuvo tan malos resultados que dejó un saldo de más de 100 mil muertes de 2007 a 2012, según datos de la organización México Evalúa.
Estoy (estamos) inconforme por la alta impunidad. Porque creo que muy pocos de los presuntos responsables de delitos del crimen organizado detenidos por los cuerpos de seguridad federales fueron encontrados culpables de los delitos que les fueron imputados.
Estoy (estamos) inconforme porque a pesar de tener ingresos adicionales por petróleo por cerca de 300,000 millones de dólares en el sexenio, según mis estimaciones, en base a los precios del petróleo previos y los actuales, millones de jóvenes, en números cada vez mayores, ni estudian ni trabajan.
Estoy (estamos) inconforme porque a la tasa de desempleo hay que sumar más de 18 millones de personas que están en el subempleo, sin seguro social, sin acceso a préstamos para vivienda y sin posibilidad de pensión para la vejez.
Estoy (estamos) inconforme porque la calidad de la educación que tenemos es deplorable.
Estoy (estamos) inconforme porque uno de cada cuatro mexicanos no gana lo suficiente para comer.
Estas inconformidades fueron una parte de las razones del triunfo de un muy buen candidato: Enrique Peña Nieto, quien hizo además, desde mi punto de vista, un muy buen gobierno en el Estado de México y tiene fama, bien ganada, de saber encontrar soluciones.
Podría seguir escribiendo sobre mis inconformidades, pero ello no impide que me satisfaga la situación de la macroeconomía en el país.
El problema de fondo es que el país no puede seguir por el rumbo que sigue ahora.
Como decía Albert Einstein: "no se pueden obtener resultados diferentes, si se sigue haciendo lo mismo".
El país requiere reformas de fondo en muchos campos. Los cuatro principales organismos del sector público están prácticamente quebrados: Pemex, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el IMSS y el ISSSTE.
La captación tributaria del gobierno gederal, de los estados y los municipios, es la más baja de la OCDE y, junto con Haití, la más baja de América Latina.
El país necesita reformas de gran calado.
La dificultad, lo complejo ahora es la difícil situación política para armar soluciones viables a los retos que tiene el país, para poder aprovechar las buenas posibilidades que tiene.
Esto se origina, en parte, por diferentes formas de pensar, en gran parte, por las divisiones internas que los liderazgos de dos de los tres grandes partidos políticos tienen: el todo o nada, o el solo yo tengo la razón y no cedo.
Decía Winston Churchill: "Es un necio el que no quiere cambiar de tema y tampoco de opinión".
Los próximos meses serán cruciales para el país. No se puede perder tiempo. El estatus quo, a quien más perjudica es a los jóvenes y a los mexicanos de menos ingresos.
Soy optimista y espero que los intereses superiores del país se impongan.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Francisco Labastida Ochoa.