OPINIÓN: Las palabras de Obama, un claroscuro para los latinos en EU
Nota del Editor: Ruben Navarrette es colaborador de CNN y columnista del Grupo de escritores del Washington Post. Puedes seguirlo en su cuenta de Twitter: @rubennavarrette
(CNN) — Las segundas tomas de protesta pocas veces son tan frescas, emocionantes y tan llenas de promesas como las primeras.
Cuando una persona presta juramento como presidente y se dirige al mundo por primera vez, siempre existe la posibilidad de que cumpla sus promesas, se apegue a los principios que adopta y cumpla sus objetivos políticos. Pero en la segunda parte tenemos la ventaja, ¿o desventaja?, de ya haber visto a este individuo en acción.
De modo que no solo oímos las palabras, sin importar cuán lindas puedan ser. Las comparamos con lo que sabemos acerca de los defectos y limitaciones de esa persona.
El presidente de Estados Unidos Barack Obama, dijo durante su discurso : "Ésa es la tarea de nuestra generación, convertir estas palabras, estos derechos, estos valores —de vida, libertad y búsqueda de la felicidad— en realidad para todos los estadounidenses".
"Y debemos ser una fuente de esperanza para los pobres, los enfermos, los marginados, las víctimas de los prejuicios, no solo por pura compasión, sino porque la paz en nuestro tiempo requiere del constante avance de los principios que nuestro credo común describe: tolerancia y oportunidad; dignidad humana y justicia", añadió.
"Nuestro viaje no terminará hasta que hallemos una mejor manera de recibir bien a los afanosos y esperanzados inmigrantes que aún ven a Estados Unidos como una nación de oportunidades; hasta que los jóvenes estudiantes e ingenieros brillantes formen parte de nuestra fuerza de trabajo en vez de expulsarlos de nuestro país".
Justo en esa parte me di cuenta de que Obama es quizás uno de los presidentes menos conscientes de sí mismo que hayamos tenido. Vive en su propio mundo, de ideales nobles y retórica elevada. Pero, mientras se prepara para su segundo periodo, no puede dejar atrás lo sucedido en el primero.
He aquí un presidente que afirma estar en busca de un nuevo tipo de justicia para los inmigrantes ilegales y sus familias, sin tomar en cuenta que ha deportado a más de 1.5 millones de ellos y dividido a miles de familias.
Tenemos un gobernante que ganó el 7% del voto latino e incluso ahora —con la salida del secretario del Interior, Ken Salazar, y la secretaria de Trabajo, Hilda Solís—, preside un gabinete sin latinos sirviendo en él.
Las nominaciones para los cuatro cargos más altos del gabinete ya fueron anunciadas y tres de ellos son hombres blancos. Resulta agradable ver que ese grupo tiene la ventaja. Nunca entienden nada.
Señor Presidente, en su discurso habló acerca de los derechos y privilegios de los estadounidenses. Usted sabe que muchos inmigrantes ilegales se refieren a sí mismo como estadounidenses indocumentados. Desde su punto de vista son todos son ciudadanos, excepto en su status legal, el cual arruina sus vidas y los priva de su libertad y de la búsqueda de la felicidad.
Retomando sus palabras, realmente son "marginados" y sus severas políticas y la cantidad récord de deportaciones ayudaron a mantenerlos al margen.
Usted no ha actuado correctamente para este grupo de personas, ni siquiera con los latinos nacidos en Estados Unidos que afirman apoyarlo, por lo menos en años en los que no hay elecciones. Tampoco ha impulsado —a través de sus políticas de inmigración— los principios de "tolerancia, oportunidad, dignidad humana y justicia."
Después de todo, ¿quién cree que ha "expulsado" del país a tantos de estos inmigrantes 'afanosos y esperanzados'? Así es, señor Presidente, ha sido usted.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ruben Navarrette.