OPINIÓN: Desarrollo con democracia o estancamiento con autoritarismo
Nota del editor: Jesús Zambrano es presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Puedes seguirlo en su cuenta de twitter: @Jesus_Zambranog
(CNNMéxico) — Resulta difícil evaluar una administración a 100 días de desempeño, máxime cuando se trata de un gobierno de alternancia, tras 12 años de gobierno ejercidos por presidentes emanados del Partido Acción Nacional (PAN).
De cualquier manera, quiero apuntar algunas reflexiones.
En el plano inmediato, considero que no hay nada esencialmente nuevo ya que la política económica de los últimos 30 años sigue igual y es, desde mi punto de vista, una fábrica generadora de pobres. A éstos, a los pobres, se les aplica la misma política asistencialista, ahora con la llamada 'Cruzada contra el hambre' —el plan anunciado por el gobierno para combatir la pobreza , y el cual Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social, descarta que tenga fines políticos o electorales —.
En la estrategia de seguridad, continúan las inercias de violencia, salvo los esfuerzos de coordinación con los estados y el impulso del mando único policial, que son aspectos positivos. Y en el combate a la corrupción el golpe más espectacular (y único) es la detención de Elba Esther Gordillo , aunada al inicio de la reforma educativa , rubro contenido en los acuerdos del Pacto por México.
En el plano más general, me parece que el gobierno del presidente Peña Nieto se mueve entre el reconocimiento de una pluralidad política en medio de la cual el PRI no es mayoría, por lo que necesita llegar a acuerdos con los demás actores para recuperar la fortaleza —desde mi punto de vista muy desgastada— de las instituciones del Estado mexicano (de ahí el Pacto por México como fruto de una larga negociación política a partir de los resultados electorales de 2012), todo lo cual lo hace aparecer ante la sociedad como un presidente "audaz y democrático", y por otra parte, paradójicamente y a partir de esa percepción, me parece que Peña Nieto se maneja como 'el presidente imperial', como una especie de hombre cuasidivino que todo lo puede, ubicándose en las viejas formas de hacer política del priismo que gobernó en el escenario de un régimen autoritario.
Por eso las prevenciones que algunos importantes sectores de la sociedad formulan en el sentido de que siendo positivo el Pacto por México, impulsado originalmente por el PRD, este pueda ser utilizado para restaurar el viejo régimen, unipersonal y autoritario.
Pero difiero, porque pensar que el país se mueve sola o principalmente por las decisiones de un individuo es no considerar los avances democráticos que la sociedad mexicana ha tenido como resultado de muchos esfuerzos provenientes de los distintos polos de la geografía político-ideológica y partidista del país.
La sociedad ha creado sus fortalezas democráticas y ha dado sus veredictos en las urnas, y difícilmente permitirá un retroceso sin resistencias.
En la actualidad, ninguna fuerza por sí sola puede imponer su agenda o su visión a los demás. El país es plural y el mandato de los electores es claro: nos exige construir acuerdos para lograr las soluciones a los problemas y conflictos que nos tienen inmersos en el estancamiento, como resultado de un agotamiento integral del modelo económico y social, así como de la disfuncionalidad del régimen político.
Por ello, en el PRD nos hemos propuesto construir y ser una izquierda responsable que extienda sus exitosas políticas públicas a todo el país.
Ser una izquierda vanguardista, que significa impulsar nuestra agenda, estemos o no en la Presidencia de la República, desde los gobiernos locales y desde las cámaras del Congreso de la Unión, mediante el diálogo y la construcción de acuerdos con los demás partidos y fuerzas sociales.
No hacerlo llevaría a marginar al PRD y a la izquierda de incidir en la toma de decisiones, que en una democracia con frenos y contrapesos se ejerce de manera compartida.
Al ser una izquierda útil para las mejores causas del país y para la gente a la que nos debemos, construyendo acuerdos, de ningún modo desdibuja nuestro perfil transformador y de oposición nacional.
En las próximas semanas y meses se irá perfilando con mayor claridad qué será del gobierno de Enrique Peña Nieto: una presidencia que asume plenamente la imposibilidad de la restauración autoritaria y, por lo mismo, profundiza la lucha contra la corrupción y camina junto con el PRD y el PAN para combatir a los poderes fácticos y recuperar la vigencia del Estado de Derecho, o se queda en la indefinición, en el pantano, preso de la tentación de algunos golpes mediáticos para buscar hacer reformas regresivas, gobernar con el uso de la fuerza y buscar 'carro completo' en las elecciones en 14 estados de la república el próximo 7 de julio.
Para el PRD, firmante del referido Pacto, los próximos meses serán una prueba de fuego para hacer valer su firma, su fuerza y sus potencialidades, de la mano de la sociedad, y lograr que los 95 compromisos asumidos por el gobierno, el PRD y el PAN, se hagan realidad.
Es una oportunidad única en la historia moderna del país. Una oportunidad que, bien aprovechada, le hará bien al país. Los hechos hablarán y la sociedad juzgará: premiando a los que cumplan su palabra y castigando a quien la traicione. Apuesto por lo primero.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Jesús Zambrano.