OPINIÓN: ¿Por qué se volvieron tan 'mainstream' los derechos de los gays?
Nota del editor: John Avlon es colaborador de CNN y columnista senior para Newsweek y The Daily Beast. Escribió los libros Independent Nation y Wingnuts, y fue coeditor del libro Deadline Artists: America's Greatest Newspaper Columns. Ganó el premio a la mejor columna en línea de 2012 de la Sociedad Nacional de Columnistas de Periódicos.
(CNN) — Algunos días son históricos desde el principio. El movimiento para la defensa de los derechos civiles llegó a la Suprema Corte de Estados Unidos y se convirtió en el centro de atención. No conoceremos la decisión de los ministros sino hasta junio, pero es buen momento para reflexionar sobre cómo llegamos a este punto.
El cambio de postura de la opinión pública respecto a los derechos de los gays en general y en cuanto al matrimonio entre personas del mismo sexo en particular no tiene precedentes. Hace una década, solo el 27% de los estadounidenses apoyaba la propuesta; actualmente es una evidente mayoría .
En las últimas semanas, los políticos como Hillary Clinton y los republicanos Jon Huntsman y Rob Portman manifestaron su respaldo a la igualdad para el matrimonio.
Aunque son más los demócratas que los republicanos que están a favor, las encuestas indican que se trata más de una brecha generacional que partidista. De hecho, la mayoría de los republicanos menores de 50 años ahora están a favor de la libertad para casarse, entre ellos más del 60% de los evangélicos menores de 30 años.
¿Cómo ocurrió esto? Primero, hay que reconocer la labor de los activistas. Los líderes de opinión como Evan Wolfson y Andrew Sullivan sobresalieron por su postura favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo desde un inicio.
El exalcalde de San Francisco, Gavin Newsom, puso el ejemplo en el asunto, al oficiar ceremonias de matrimonio entre personas del mismo sexo en el ayuntamiento.
El movimiento que apoya a la comunidad LGBT a reconocer su sexualidad en público ha roto barreras y obligado a amigos y familiares a enfrentar la realidad, lo que propicia una mayor compasión y un reconocimiento a los derechos civiles que tienen su base en la regla de oro: trata a los demás como quieras que te traten.
Sin embargo, la tendencia de igualdad en el matrimonio refleja un cambio estratégico y cultural. En lugar de que los activistas llamen la atención hacia su causa con tácticas callejeras que generalmente dividen más al público, se ha dado un movimiento relativamente reciente para llegar más a fondo en el tema.
Esto significa que se han puesto en contacto con los republicanos para presentar argumentos conservadores que apoyan al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Ted Olson, el exprocurador general del gobierno de Bush, encabeza este movimiento estratégico a la par de David Boies (su oponente en el caso Bush contra la Suprema Corte) para afirmar que la Propuesta 8 de California que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo es anticonstitucional.
Los entrevisté en 2010 y sus comentarios reflejaron muchos de los argumentos que Olson esgrimió ante la Suprema Corte el pasado martes.
"Como conservadores deberíamos apoyar el derecho de los ciudadanos decentes, que pagan impuestos y los individuos que quieren una relación estable, sirva como cimiento a nuestras comunidades, economía y la sociedad en general", dijo Olson.
"Se trata de personas que quieren participar en la vida como ciudadanos al igual que el resto de nosotros. Como conservadores y como liberales deberíamos demostrar nuestro apoyo. No es exclusivo de un partido o de una facción del espectro político".
"Esto no es ni debe considerarse como un tema conservador o liberal, demócrata o republicano", agregó Boies. "Es un asunto de derechos civiles y de derechos humanos".
Esta es una estrategia esencialmente moderada: definir el común denominador que existe en cualquier tema y partir de allí, actuar conforme a los principios generales y no a las políticas partidistas o la negociación de posiciones.
Olson y Boies —uno republicano y el otro demócrata— son orgullosos miembros de sus partidos. Sin embargo, su poderosa sociedad representa el entendimiento del punto medio vital como una forma dinámica de resolver los problemas y crear nuevas coaliciones que puedan revertir décadas de estereotipos.
Observen los anuncios que se han transmitido a favor de la igualdad para el matrimonio, en especial el de la coalición Respeto por el Matrimonio, en el que se incluyeron testimonios públicos de Colin Powell, Dick Cheney y el presidente Obama a favor de la igualdad.
Noten las imágenes de las tartas de manzana con las que empieza el anuncio, lo que envía un mensaje visual de que el matrimonio es una institución esencialmente conservadora que lleva a la estabilidad social y a depender menos del gobierno.
De la misma forma, observen a los 131 republicanos que firmaron el reporte informativo con el que se respalda la libertad para casarse, entre ellos hay miembros reconocidos del gobierno de Bush y de la campaña de Romney; ambos se comprometieron a buscar una enmienda federal relativa al matrimonio.
Es un indicio esperanzador de que ambas corrientes políticas rompen el yugo social conservador del partido republicano. Nos recuerda que la esencia del evangelismo es ganar conversos.
También es importante el lenguaje. Para algunas personas "matrimonio gay" polariza más que "libertad para casarse" (el término favorito de los conservadores) e "igualdad para el matrimonio" (una fraseología que une a los liberales). El énfasis en la libertad individual y en los derechos civiles ayuda a humanizar el asunto.
Todo esto es una especie de triangulación: se trata de lograr avances en la política al despolarizar el asunto y crear nuevas coaliciones. Es eficaz. Se construye sobre una base sólida porque nos recuerda que hay verdades más profundas, que como estadounidenses son más las cosas que nos unen que las que nos separan.
Tal vez no sea coincidencia, pero es la clase de argumento que podría influir en la Suprema Corte —y en los votantes indecisos— para que apoyen esta extensión a los derechos civiles individuales.
El cambio en la opinión pública contrarresta siglos de ideologías establecidas acerca del matrimonio influenciados por la cultura y la religión.
El que se haya dado con relativa rapidez es reflejo de la durabilidad y flexibilidad de nuestra democracia. Podemos adaptarnos como parte de nuestro incesante esfuerzo por lograr una unión más perfecta.
Sin importar lo que se decida en la Suprema Corte acerca de la constitucionalidad de la Propuesta 8 y de la Ley para la Defensa del Matrimonio, el movimiento a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo ha logrado salir de la clandestinidad.
El modelo en el que se apoyó puede imitarse mientras se trate de lograr una tregua en las guerras culturales para empezar a resolver los problemas a través de un proceso de adición y no de división.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a John Avlon.