OPINIÓN: ¿Las amenazas del régimen de Corea del Norte deben causar alarma?
Nota del Editor: Scott A. Snyder es colaborador senior en estudios de Corea y director del programa de política EU-Corea del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés). Antes de unirse al CFR, Snyder fue asociado senior del programa de relaciones internacionales del Centro para la Política EU-Corea y sirvió como representante de The Asia Foundation en Corea.
(CNN)— Corea del Norte, bajo el mando de su no probado joven líder Kim Jong Un, ha intensificado las amenazas hacia Corea del Sur y Estados Unidos a niveles sin precedentes y con mucha más intensidad que nunca.
Un torrente de advertencias ha fluido del vocero norcoreano, incluida una promesa de ataques nucleares preventivos contra Estados Unidos y exhortos a “romper las cinturas de los enemigos locos, totalmente cortar las tráqueas y así claramente mostrarles qué es una guerra real”.
La política de riesgo controlado, el bluff, y la fanfarronería son elementos almacenados en su paquete de herramientas de política diplomática, pero, ¿por qué las amenazas han crecido y qué tan preocupados debemos estar?
¿Corea del Norte está jugando el mismo papel que siempre, o la jugada de un arrebatado líder joven representa una nueva amenaza que no podemos darnos el lujo de ignorar?
En algunos aspectos, hemos visto esta película antes. Corea del Norte ha usado su bluff y fanfarronería como una forma de autodefenderse para mantener a sus posibles enemigos con la guardia baja, para fortalecer su control político interno, magnificar las amenazas para promover la unidad nacional y simbólicamente expresar su insatisfacción cuando las tendencias internacionales no están a su favor.
Este año, factores convergentes obligan a Corea del Norte a generar una respuesta más fuerte de lo normal frente a lo que parece una mayor presión internacional.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar sanciones financieras a Corea del Norte luego de las pruebas nucleares y de satélite fue más fuerte de lo esperado, y coinciden con los ejercicios militares de EU y Corea del Sur para mostrar la determinación política para detener la agresión norcoreana.
El establecimiento de una Comisión de Investigación de la ONU para la situación de derechos humanos en Corea del Norte mancha el prestigio del nuevo liderazgo. Las respuestas exageradas de Corea del Norte contradicen un sentido de vulnerabilidad.
Corea del Norte tiene antecedentes de probar la fuerza de cada líder de Corea del Sur a través de provocaciones y amenazas, en un aparente ritual que también determina su estrategia respecto al Sur.
Corea del Sur ha respondido amenaza por amenaza en semanas recientes, para demostrarle a Corea del Norte que no será chantajeado por la aparente ventaja nuclear de su vecino.
Los recientes reportes en medios surcoreanos de los planes para atacar miles de estatuas de Kim Il Sung y Kim Jong Il virtualmente garantizan que los norcoreanos se involucren en los esfuerzos por defender y mostrar la lealtad al liderazgo de la familia Kim.
Pero la intensidad y la frecuencia de las amenazas durante el primer año de Kim Jong Un son incómodamente altas, y generan cuestionamientos sobre si el pequeño Kim entiende completamente las reglas de los rituales intercoreanos; sobre si él acepta más riesgos que su padre o si es más posible que calcule mal y detone una situación grave.
Aún más, nadie puede estar seguro de si los retos políticos internos o la necesidad de consolidar el control político impulsan al joven Kim a caminar en el límite.
Históricamente, Corea del Norte ha empleado métodos al estilo de las guerrillas para provocar, con el uso de elementos de sorpresa y ambigüedad de atribuciones para evitar riesgos de una completa escalada. Sin embargo, si Corea del Norte decide seguir con sus amenazas a través de la confrontación directa, eso evidenciará que algo terrible pasa al interior de su nuevo liderazgo.
¿Cómo pueden controlarse las amenazas de Corea del Norte? El comportamiento pasado ha mostrado que al patrón de advertencias siguen “ofensivas encantadoras” diplomáticas diseñadas para calmar las tensiones y recoger ganancias diplomáticas en un ambiente general de alivio.
Aunque Corea del Sur y Estados Unidos están aburridos de este juego, Corea del Sur ha empezado a dar a Corea del Norte oportunidades para dar marcha atrás en medio de los ejercicios militares de primavera .
El nuevo gobierno de Corea del Sur ha separado la ayuda humanitaria de las negociaciones por armas nucleares, y el presidente Park Geun-hye ha retenido una rama de olivo en forma de una política de confianza, que promete esfuerzos paso a paso para estabilizar las relaciones intercoreanas.
Dada la necesidad contradictoria del liderazgo de Corea del Norte porque Corea del Sur sea un enemigo y una fuente de apoyo económico, esta parece ser la fase más complicada para lidiar con los norcoreanos mientras su conocida estrategia de alternar entre amenazas y diplomacia continúa con rendimientos decrecientes.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Scott A. Snyder