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OPINIÓN: La expresión 'espaldas mojadas' es ofensiva, como la de 'negro'

El término fue condenado por los representantes estadounidenses, pero no han dejado de repetirlo una y otra vez
mié 03 abril 2013 04:41 PM

Nota del Editor: Ruben Navarrette es colaborador de CNN y columnista que vende sus escritos a diversas publicaciones nacionales con el Grupo de Escritores del Washington Post. Puedes seguirlo en su cuenta de Twitter:  @rubennavarrette

(CNN) — En una reciente entrevista en Ketchikan, una radio pública de Alaska, el congresista republicano Don Young, único representante de ese estado, dio este dato inútil:

"Mi padre tenía un rancho; solíamos tener entre 50 y 60 'espaldas mojadas' (wetbacks o w-word en inglés) para recoger jitomates. Ahora solo son necesarios dos. Todo se hace con una máquina".

Ahí está el equivalente a lo que Groucho Marx solía llamar "la palabra secreta". Es un término tan ofensivo que no voy a mencionarlo de manera completa, aunque mucha gente lo hace con demasiada libertad, lo cual constituye un problema.

Al igual que los estadounidenses han sido condicionados con la palabra 'n' como una alternativa moderada para la sucia y dañina versión en su forma larga "negro" (nigger, en inglés), así nosotros también deberíamos hacer con ese insulto étnico para describir a los inmigrantes mexicanos que vinieron aquí, por decirlo así, sin la debida documentación.

Comencé esta cruzada en abril de 2007 con una columna para CNN.com. En ella, señalé que la w-word se emplea con imprudente despreocupación por los presentadores de televisión sobre todo con una tendencia conservadora, aunque también por periodistas y artistas de su contraparte. No podría imaginarme a estas personas empleando la palabra 'n' tal cual, incluso, si solamente repitieran lo que alguien más hubiera dicho. Sin embargo, ellos no dudan a la hora de referirse a los inmigrantes.

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Esto nos dice por lo menos dos cosas.

Primero, para muchos estadounidenses, el término no es tan feo u ofensivo como lo es la palabra 'n'.

Y segundo, en la mente de los desinformados, los inmigrantes mexicanos o los mexicanoestadounidenses no tienen el mismo legado histórico de racismo, discriminación y maltrato que afectó a los afroamericanos.

Claro, las experiencias no son idénticas. Pero teniendo en cuenta que los mexicanos en estados como California, Arizona y Texas soportaron la segregación, discriminación laboral, escuelas públicas de menor calidad, linchamientos, crímenes de odio y la represión por parte organizaciones de índole racista, al estilo Jim Crow, existen similitudes.

Los liberales no podían esperar el momento de arremeter en contra de los comentarios de Young, de difundir la palabra (literalmente) y asegurarse de que los medios se enteraran —¡suspiro!— de que un congresista republicano se refirió a los inmigrantes mexicanos utilizando ese término. Para los demócratas, acostumbrados a obtener el voto latino sin mucho esfuerzo y con el fin de seguir aprovechando cada oportunidad para poner en evidencia a los republicanos, fue como Navidad en primavera.

No le ayudó al Partido Republicano que Young no tuviera ni idea de qué había hecho mal. Después de la ola de críticas, el legislador trató de excusarse al decir que "esta expresión se empleaba comúnmente durante mis épocas de niño en una granja en el centro de California, no quería ser irrespetuoso".

Es gracioso. Yo crecí en las granjas en el centro de California. Y les puedo asegurar que está relacionado con la falta de respeto.

Después de que sus colegas republicanos criticaran a Young por sus comentarios y exigieran una disculpa, el congresista se tragó su orgullo. En un comunicado, Young escribió: "Me disculpo por el insensible término que utilicé durante una entrevista en Ketchikan. No existió malicia en mi corazón o intención de ofender; fue una mala elección de palabras. Las actitudes negativas que vienen con ella, deben dejarse en el siglo pasado, y lamento que esto haya alejado nuestra atención de la reforma inmigratoria integral".

Si los comentarios de Young cambiaron la atención, no fue por mucho tiempo.

Durante el fin de semana, grupos empresariales y sindicatos dieron señales de un gran avance en el camino hacia una reforma inmigratoria integral al anunciar que por fin habían llegado a un acuerdo sobre visas para trabajadores temporales, lo cual era un gran obstáculo.

Todo lo que resta por ahora es que la "Pandilla de los Ocho" del Senado devele su legislación bipartidista antes del plazo límite que es el 8 de abril.

Me alegra ver que los republicanos arremetieran contra Young por sus comentarios. Pero, ¿dónde está esa indignación cuando otros legisladores republicanos tienen reacciones similares?

Y, ¿qué pasa con los demócratas? Tuvieron tanta prisa por condenar a Young que no se percataron que repetían el insulto una y otra vez, lo que indica que o están sordos o no se sintieron tan ofendidos como simulaban estar.

Lo que aprendemos es que aunque el liderazgo en cuestiones de raza y etnicidad es difícil de encontrar en cualquiera de los dos partidos, el oportunismo político está más vivo que nunca.

Hablemos con franqueza. Los estadounidenses no son buenos cuando se trata de condenar el lenguaje xenófobo y cargado de racismo. No somos cuidadosos. No somos coherentes. Y no somos sinceros.

Es parte de una crisis general de civismo en nuestra sociedad y lo despectivos que nos hemos convertido. Somos demasiado mezquinos, infantiles, superficiales y personales.

Es solo cuestión de mirar la vergonzosa forma en que el comentarista de MSNBC, Toure Neblett, hace poco arremetió contra el doctor Ben Carson, un neurocirujano pediátra y conservador de raza negra que ha sido crítico del presidente Barack Obama.

Toure prácticamente llamó a Carson un "Tío Tom", al insistir en que este individuo era símbolo republicano del "amigo negro", ya que ayuda a las personas blancas a "mitigar su culpa".

Nunca resulta buena idea para una persona de color evaluar la autenticidad de otra,  sobre todo si es solo para cuidar sus índices de popularidad.

Carson también intervino cuando externó su opinión sobre el matrimonio gay al hacer comparaciones que resultaron duras e inapropiadas.

Durante una reciente entrevista en el Fox News Channel, dijo lo siguiente: "Bien, pienso que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Es algo muy arraigado, pilar fundamental de la sociedad, y ningún grupo, sean gays, sean NAMBLA (Asociación Norteamericana por el Amor entre Hombres y Niños, una organización que se opone a la idea de que exista una edad mínima para tener relaciones sexuales), sean personas que creen en el bestialismo. No importa quiénes sean. No tienen que cambiar la definición".

Hacer hincapié en una idea del matrimonio de cierta forma está bien, pero comparar la unión entre personas del mismo sexo con conductas que la sociedad ha declarado desviadas y criminales no está bien.

Resulta ser que los funcionarios elegidos no son los únicos que a veces cruzan la línea con sus palabras y que deberían disculparse por ello.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ruben Navarrette.

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