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OPINIÓN: En el Día del Niño, ¿celebramos o nos ocupamos?

La niñez, cerca de un tercio de la población mundial, enfrenta serios retos para acceder a sus derechos en materias como salud y educación
mar 30 abril 2013 11:18 AM

Nota del editor: Nancy Ramírez Hernández es coordinadora de Gobernanza desde los Derechos del Niño para Save the Children México. Sigue las cuentas de twitter: @SCMex  y  @SavetheChildren

(CNNMéxico) — El Día del Niño es un momento clave para reflexionar sobre los grandes retos que implicará generar avances globales y cambios positivos a nivel nacional en la vida de niños y niñas (NNas), quienes alrededor del mundo representan poco más de la tercera parte de la población total.

No obstante, la niñez y adolescencia enfrentan hoy situaciones dramáticas de negación sistemática de sus derechos fundamentales alrededor del mundo.

Debe mencionarse, por ejemplo, que a nivel internacional se estima que unos 300,000 NNas han sido involucrados en luchas armadas o en el crimen organizado, mientras que en la región, personas de entre 15 y 17 años son quienes más mueren a causa de conflictos armados.

Unos 250 millones de infantes ya laboran, generalmente en empleos informales y sin prestaciones. En 2009, 51 millones de NNas no habían sido registrados, lo que a su vez obstaculiza derechos básicos como salud, educación, nombre o nacionalidad.

En México, si bien ha habido avances significativos en la ratificación del marco internacional de Derechos Humanos en el tema de niñez, todavía existen vacíos sustanciales urgentes de atender, tales como la protección efectiva de la infancia.

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En lo que refiere a los derechos de protección de NNas son varios los factores que actualmente me parece contribuyen a su violación en nuestro país: la violencia armada, el tráfico de personas, las prácticas tradicionales nocivas, el castigo físico y humillante, la violencia de género, entre otros. Las cifras de violaciones a estos derechos son reveladoras:

La tasa de homicidio de adolescentes de 15 a 17 años se incrementó de 5.7 por cada 1,000 en 2005 a 14.4 por cada 1,000 en 2010, según el INEGI, un aumento generalmente aceptado que se relaciona con el incremento de jóvenes involucrados en el crimen organizado.

La migración irregular no acompañada de menores de 18 años es otro gran asunto en México.

En 2011 fueron repatriados al país 14,5544 menores de 18 años de Estados Unidos, según cifras del Instituto Nacional de Migración  (INM). Se trata de niños y niñas que en sus traslados sin compañía están expuestos a diversos peligros como la explotación sexual y laboral, el uso y tráfico de drogas, abusos y malos tratos, entre otros riesgos inherentes al viaje.

El trabajo infantil es otra de las importantes problemáticas a las que están expuestas las niñas y los niños en México, siendo la más seria de sus consecuencias la interrupción de la educación.

Según cifras de 2011, más de 3 millones de niños y niñas de 5 a 17 años trabajan, lo que representa 10.4% de la población total infantil, según el INEGI De ellos, una tercera parte son menores de 13 años, según el Unicef. Contrastantemente, la tasa de deserción escolar en niños y niñas trabajadores es de 39.1%, según datos del mismo INEGI.

Éstas y otras  situaciones más que enfrentan NNas hacen ineludible que el gobierno mexicano revise las leyes penales federales y estatales con el fin de identificar las deficiencias en los derechos de protección del niño y la importancia de procesar sus violaciones.

Uno de los grandes retos para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos de infantes es la creación de un Sistema Nacional de Protección de la niñez que coordine los esfuerzos horizontal y verticalmente, a través de los diferentes niveles de gobierno, con el fin de proteger a los niños contra la violencia, el abuso, el abandono y la explotación.

En este sentido, la sociedad civil organizada también tendrá mucho qué decir, y por supuesto, tendrá que actuar en favor de los derechos y tutela efectivas de nuestra infancia para garantizarles no solo un buen presente, sino además un mejor futuro.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Nancy Ramírez Hernández.

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