OPINIÓN: La visita de Obama puede relanzar la relación entre México y EU
Nota del editor: Adolfo Laborde es director de la licenciatura en Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey campus Santa Fe.
(CNNMéxico) — La visita de Barack Obama al país puede ser un parteagauas para la relación bilateral entre México y Estados Unidos.
La nueva administración federal en México, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, quien ha promovido reformas estructurales, así como el inicio del segundo mandato del presidente Obama, quien ha impulsado la reforma migratoria, son terreno fértil para dar paso a una relación de segunda generación.
Me parece que aún hay temas (quizá tradicionales) que podrían concentrar la reunión y dejar pasar esta gran oportunidad de que se profundice y se dé un paso hacia la evolución positiva de las relaciones entre ambos países.
Me refiero a los temas de seguridad, narcotráfico, crimen organizado y por supuesto, el tema de inmigración.
Es cierto que se ha puesto énfasis en que en esta ocasión la agenda económica será el hilo conductor, pero sería un error de nuestra parte pensar que el debate migratorio que se tiene actualmente en los Estados Unidos y los temas colaterales al mismo, como el de seguridad, no estarán presentes en las pláticas que habrán de ser sostenidas.
El gobierno mexicano debería estar preparado para ser reactivo en cualquiera de los escenarios de diálogo posibles.
Al respecto, la pregunta es: ¿cómo o de qué forma? Me parece que sería de gran ayuda que hubiera una postura constructiva sobre la eventual discusión de la reforma inmigratoria en los meses venideros.
Sabemos que es un tempa que compete a la política interna de los Estados Unidos y que nuestro país tiene un margen reducido de maniobra para influir. Sin embargo, el gobierno mexicano no ha informado a los connacionales que radican en ese país qué tipo de apoyos recibirían de nuestras autoridades consulares (48 consulados mexicanos operan en Estados Unidos).
De hacerlo, el golpe mediático encarrilaría, creo, la aprobación de la reforma inmigratoria, en el tenor de la corresponsabilidad entre los dos países. No es un tema aislado o unilateral.
Comento esto ya que existen un sinnúmero de compatriotas que no cuentan con los documentos oficiales que los acrediten como mexicanos (pasaporte, acta de nacimiento o credencial para votar, solo por citar los más comunes).
Para lograrlo, en primer lugar se tendría que tener la certeza del número personas que necesitarán este servicio. Además, no se sabe cuántos mexicanos necesitarán apoyo para pagar las multas que se generarán por concepto de inicio de trámite (proceso de regularización).
Tampoco ha habido una pronunciación al respecto ni mucho menos un aumento significativo en el presupuesto de la cancillería en el 2013 para tal efecto, mismo que le permitiría contratar personal operativo en los consulados establecidos en los Estados Unidos para atender la demanda de servicios consulares ante la eventual aprobación de una reforma en EU.
Ante este escenario de incertidumbre, considero que para evitar contaminar la agenda que se avecina en materia de inmigración, tanto el presidente Obama como el presidente Peña hablarán de temas importantes, pero no urgentes, como el económico, que seguramente enfatizará la cooperación en esta materia a través de la firma o consolidación de programas conjuntos.
También es factible que se plantee la reactivación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) mediante su posible transición hacia un esquema de libre comercio con tintes integracionistas, al incorporar la figura de negociación en bloque, primero con la Unión Europea y posteriormente con otros esquemas de integración o de libre comercio.
Este es el escenario de la visita. Cualquiera que sea, tendrá que sentar las bases hacia un mejor entendimiento y cooperación horizontal que cambien la idea de que América Latina es el traspatio de Estados Unidos, y que cada vez que se reúnen mandatarios de ambas regiones, solo es para oficializar planes y/o proyectos previamente acordados. Es hora de que esto cambie.
Esperemos que la visita de Obama a México sea la ocasión propicia para comenzar a trazar y perfilar una buena vecindad, marcada por la colaboración y una corresponsabilidad compartida.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Adolfo Laborde.