OPINIÓN: Para acabar con el acoso sexual, los hombres deben evolucionar
Nota del editor: Pepper Schwartz es profesora de Sociología en la Universidad de Washington y ha escrito varios libros, el más reciente es The Normal Bar. Es Embajadora para el Amor y las Relaciones de la AARP y escribe la columna Naked Truth para el sitio AARP.org. Es socia senior del Consejo de Familias Contemporáneas —una organización no lucrativa que realiza investigaciones acerca de las familias estadounidenses— y es asesora de perfectmatch.com.
(CNN) — Recientemente han tomado mayor fuerza los escándalos sobre el acoso sexual por parte de los hombres de las fuerzas armadas en contra de sus colegas femeninas.
Los reportajes de los medios hacen que surjan numerosas preguntas (además de la creciente sensación de náusea) acerca de los depredadores sexuales masculinos:
¿Acaso los hombres están programados inevitable y biológicamente para ser sexualmente agresivos? ¿O solo son sexualmente volátiles si la cultura en la que crecieron o en la que trabajan respalda las ideas de dominación sexual y de ver a las mujeres son objetos?
Bien, ya sabemos mucho acerca de la respuesta a esta pregunta. En efecto, hay cierta predisposición biológica de los varones a la agresión sexual , pero los hombres también tienen creencias y conductas sexuales diferentes de acuerdo con sus modelos tempranos (tanto familia como amigos): si tuvieron relaciones cercanas con hermanas o amigas, si estuvieron expuestos a una cultura de respeto o desdén hacia las mujeres.
Los hombres no son esclavos indefensos de su ADN o sus hormonas. El típico padre o novio no graba en secreto a una mujer en las regaderas de una escuela.
Por otro lado, un sargento, miembro de la Academia Militar de Cadetes de West Point en Estados Unidos, fue acusado de hacer justamente eso y si tomamos en cuenta que las agresiones sexuales parecen ser una epidemia en las fuerzas armadas, uno podría asumir que existe una predisposición a ese tipo de conductas en cierta clase de hombre que se expone a un determinado ambiente. (¿Las mujeres pueden incurrir en faltas sexuales similares? Sí, pero no es común ni sistémico en institución alguna).
Esta tendencia a ignorar el derecho de las mujeres a decidir quién puede verlas desnudas o con quién tener sexo es una manifestación de una cultura de género poco sana en las fuerzas armadas, pero no es exclusiva de esa institución.
Muchos hombres aún creen que su apetito sexual es una fuerza irresistible y que el acceso sexual a las mujeres, por cualquier medio, es natural e incluso un derecho inalienable de los hombres.
¿Qué puedes esperar si tientas a los hombres al poner mujeres en un club machista?
No estoy muy de acuerdo con esta clase de razonamiento. Si seguimos esa lógica hasta su conclusión natural, tendríamos que cubrir a las mujeres en todas partes, instituir la purdah y sacar a las mujeres de la vida pública para que los hombres controlen su sexualidad y se concentren en su trabajo. Pero eso no va a ocurrir.
Entonces, ¿qué se necesita para poner fin a este desfile aparentemente interminable de hombres que acosan y perjudican a las mujeres en las fuerzas armadas ? Creo que necesitamos un firme programa de reeducación para todos los hombres en las fuerzas armadas. La mayoría de los jóvenes no han reflexionado acerca de sus valores sexuales ni pensaron, antes de entrar al servicio, en por qué sienten o actúan de cierta forma en situaciones sexuales.
Conforme más mujeres asumen roles de combate, los hombres tienen que aprender más acerca de su propia mentalidad sexual, ¿por qué sienten agresión y por qué creen tener privilegios sexuales?
No soy tan ingenua como para pensar que un programa o una serie de pasos cambiará a todos los hombres y los volverá feministas y caballerosos, pero hará que muchos de ellos se vuelvan colegas y compañeros más seguros. Esos hombres que no pueden ser respetuosos tienen que ser separados del servicio.
Esto no se resolverá de inmediato. Esta clase de programas tiene que implementarse para cada hombre en cada rango en todas las ramas de las operaciones militares.
¿Por qué? Porque tenemos que reconocer que no puedes poner en riesgo al personal vulnerable hasta que te des cuenta de que el desdén por los derechos sexuales de las mujeres está profundamente arraigado tanto en la dirigencia como entre la tropa.
¿Me pueden decir cómo es que varios hombres que estaban a cargo de las políticas de acoso sexual se involucraron en casos de acoso? ¿Qué clase de proceso de selección minucioso para esos puestos permitió que el vigilante se volviera el agresor?
A final de cuentas, el debate (acerca de la verdadera naturaleza sexual del hombre) es de ínfima importancia. No me interesa si podemos demostrar que los hombres son sexuales por naturaleza; la vida social y cívica es antinatural por definición.
Todos tenemos que aprender a lidiar con nuestros deseos y a funcionar de forma que respetemos la integridad y la seguridad de todos. Si cambiamos la cultura de género al modificar la mentalidad y los corazones de los hombres, su "naturaleza" sexual no será problema.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Pepper Schwartz.