OPINIÓN: El Tri, predecible y sin ideas ante los grandes rivales
Nota del editor: Ernesto Campos dirige el área deportiva de Relaciones Públicas en Edelman México, imparte el seminario de Periodismo Deportivo en la Escuela Carlos Septién García y fue coeditor en la sección Cancha, de Grupo Reforma. Síguelo en su cuenta de Twitter: @netie79
(CNNMéxico) — Luego de un semestre que ha ido acrecentando la preocupación y el pesimismo sobre la gestión de José Manuel de la Torre al frente de la Selección Mexicana de Futbol, finalmente llegó el resultado natural de tan bajo rendimiento: la derrota y la casi segura eliminación del Tri en la Copa FIFA Confederaciones con apenas un partido jugado.
Y es que, increíblemente, la escuadra verde no había perdido en 2013, acumulando solo una victoria (en Jamaica) y siete empates entre partidos amistosos y oficiales.
Italia es un rival con más jerarquía histórica y deportiva que el equipo azteca y fue el primero de este tipo que enfrentan en el año; justo así perdieron el invicto y complicaron el empleo del seleccionador nacional, que pese a ser respaldado cada semana por la Federación Mexicana de Futbol debe mejorar urgentemente o decir adiós prematuramente.
El comportamiento en el terreno de juego de los tricolores confirmó la teoría de que México juega de acuerdo al rival y mostró de inicio un mejor nivel que en los partidos del Hexagonal Final de la Concacaf; al encontrarse en desventaja en el marcador encontró el empate y fue ahí donde el rendimiento volvió a la mediocridad.
Los europeos no se exigieron a fondo y esperaron los errores del Tri, mismos que se fueron acumulando a lo largo del encuentro y que terminaron por costar caro tras la pifia de Francisco Javier Rodríguez en el último cuarto de hora del partido.
La Selección Nacional perdió así más que un partido; echó a perder una oportunidad de oro de mejorar su rendimiento de cara a una eliminatoria mundialista ya de por sí con dificultades y a la que solo le restan cuatro juegos, el último de ellos en la difícil cancha de Costa Rica.
Pese a lo importante del escaparate de la Copa Confederaciones no hay que perder de vista que el objetivo principal es clasificar al Mundial el próximo año, algo que ya se daba por seguro, pero que se encuentra comprometido.
Los jugadores no muestran mejoría en la cancha y su rendimiento es igual a un desarrollo futbolístico predecible y sin ideas. Desde mi punto de vista, quienes acusan al equipo de falta de actitud equivocan el enfoque, este equipo se la pasa corriendo todo el juego, ejecuta mal los conceptos básicos como la entrega del balón o el cuidado del mismo en su propia zona defensiva.
Las palabras de Carlos Salcido al final del encuentro acusando a su propio equipo de tener miedo a conservar el balón ante los italianos habla de la desconfianza con la que ya viven. En este caso creen que es mejor entregar pronto la pelota a equivocarse al tenerla en los pies.
México lleva meses sin encontrar el arco rival y carece de líderes; tampoco el "Chepo" tiene más elementos a los cuáles recurrir pues en su nómina (a excepción de Carlos Vela) se encuentran los mejores jugadores nacionales en cada posición. Las ideas parecen haberse agotado y no hay forma de hacer jugar diferente a los mismos elementos.
PERFIL: El 'Tri' y sus sueños de grandeza
La derrota ante Italia muestra el destino obligado que tiene "el equipo de todos" si no se renueva. Cuando enfrente a un equipo que juegue por arriba del nivel que hay en Concacaf no encontrará la salida y perderá sin remedio o celebrará un empate deslucido.
Estos jugadores no han olvidado jugar al futbol, sin embargo ya no saben cómo sacar lo mejor de sí mismos en conjunto y ese es el trabajo del entrenador. El equipo no mejoró ni empeoró, fue el mismo bloque gris e inoperante que lleva meses en coma futbolístico solo que ahora eso no le bastó para empatar.
Hace menos de un año una buena parte de ellos le ganó a Brasil una Final Olímpica y ahora, justo ante ellos en su propio país, deben comenzar a levantar o el avance logrado en los últimos años se irá a la basura y golpeará terriblemente a la industria que rodea al futbol.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ernesto Campos.