OPINIÓN: El iOS 7 de Apple ¿sigue la huella de Microsoft?
Nota del editor: Douglas Rushkoff escribe regularmente una columna para CNN. Es teórico de los medios y autor del nuevo libro Present Shock: When Everything Happens Now.
(CNN) — Unos cuantos millones de usuarios de iPhone se encontraron con un nuevo sistema operativo esta semana: el tan anunciado iOS 7, el mayor cambio en el sistema operativo de Apple desde que el teléfono fue presentado por primera vez en 2007.
Ciertamente tiene una apariencia y una sensación diferente. Pero quienes temen tener que aprender una forma completamente nueva de usar un teléfono pueden estar tranquilos: no hay muchas alteraciones fundamentales. Es prácticamente el mismo sistema operativo que habías vuelto parte de tu vida.
Esa es realmente la noticia: Apple guía poco a poco a sus usuarios hacia la siguiente plataforma móvil. Aunque eso podría ser un indicio sobre cómo Apple pretende que sean las interfases de los smartphones del mañana, este paso gradual tal vez revele más acerca de la menguante capacidad de Apple para hacer cambios por decreto en nuestras vidas computarizadas.
En la época de Steve Jobs , Apple podía obligar a su leal base de usuarios a ir a donde Steve les dijera. La primera iMac, inspirada en el VW sedán, fue la primera computadora de escritorio popular que no contaba con una unidad de lectura de discos flexibles. Los usuarios refunfuñaron y entraron en pánico, pero hicieron lo que Steve les dijo y ahora vivimos en un mundo en el que muchos de los lectores ni siquiera saben lo que es una unidad de lectura de discos flexibles.
Luego, él eliminó los puertos seriales y otras cosas, e impuso constantemente cambios a los usuarios de Apple, por su propio bien. Los consumidores se formaron para comprar la iPad bajo las órdenes de Steve; no la necesitaban en realidad, pero confiaban en que Steve sabía qué les convenía . El éxito constante de la tableta parece indicar que así fue.
El nuevo sistema operativo de Apple no pide a los usuarios que den semejante salto de fe. Sí, el nuevo iOS es más brillante y colorido, los iconos son más sencillos y menos tridimensionales. Parece un teléfono nuevo. El tipo de letra está más definido y es más comunicativo.
En lugar de separar las cosas por medio de líneas, se usan los tamaños de letra y las formas para delinear con mayor eficacia los artículos en las listas, con lo que todo se vuelve más sutil. Lo más significativo es que las "cosas" que figuran en el nuevo iOS tienen menos apariencia de cosas. No hay pequeñas carpetas en los cuadernos, los botones carecen de detalles, no hay una agenda de cuero artificial ni sombras detrás de las páginas.
En todo caso, Apple nos aleja del escritorio metafórico y trata de llevarnos a un universo virtual que ya no depende de los conocidos lazos con el mundo "real" para identificarnos eficazmente con nuestras aplicaciones.
Después de todo, en un smartphone, un directorio telefónico no es realmente un directorio telefónico. Es una aplicación que nos permite encontrar datos sobre nuestros contactos. Un block de notas no es un montón de hojas; es una forma de almacenar un texto. Aunque las metáforas del mundo real nos ayudaron inicialmente a entender para qué servían todas estas cosas, las aplicaciones no tienen que sujetarse a los límites de los artículos del mundo real.
Para que el mundo de la computación se desarrolle más, es necesario liberarlo de esa obligación de hacer todo en una forma que refleje los procesos del mundo real.
Tal vez sorprenda que Microsoft lograra esto el año pasado. Sin tener nada que perder, la empresa colaboró con Nokia para desarrollar un sistema operativo en smartphones y tabletas llamado Metro, que ya no tiene el escritorio como lo concebimos tradicionalmente.
En vez de colocar los iconos frente a un fondo, en Metro se divide la pantalla en miniaturas que muestran imágenes en vivo de lo que ocurre en las aplicaciones.
Las secuencias de tuits, los correos electrónicos entrantes o los cambios del clima fluyen en tiempo real en sus miniaturas.
Por otro lado, una vez que se abren las aplicaciones casi no hay líneas o cuadrículas. La lista de correos electrónicos entrantes (ya no hay "buzón de entrada") se divide con espacios en vez de líneas. Todo se logra con la innovadora selección de tipos y tamaños de letra.
El sistema operativo de Microsoft representa el futuro de la computación. También fue un fracaso de comercialización, al menos en el corto plazo. Eso se debe a que Microsoft no tiene el poder ni el carisma para exigir a los usuarios que lo sigan hacia lo desconocido. La gente siguió a Steve Jobs porque creía en su visión, aunque no supieran qué era.
Microsoft no cuenta con el beneficio de la duda.
Sin embargo, hoy, sin Jobs, tampoco Apple lo tiene. Por eso, en vez de llevarnos a rastras al futuro que Microsoft ya desarrolló, Apple trata de guiarnos hacia allá paso a paso.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Douglas Rushkoff.