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OPINIÓN: México se aleja del Estado fallido, pero no del rezago social

Un buen Estado sería el que pudiera atender problemas como las manifestaciones y los desastres, y controlar el caos o la anarquía
mar 24 septiembre 2013 04:54 PM
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Nota del Editor: Horacio Saavedra es profesor de Geopolítica del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe. Sigue la cuenta de twitter:  @TecdeMonterrey

(CNNMéxico) — El caos es la cara más simple de un Estado fallido y paraliza a cualquiera que lo ve.

Así, la Ciudad de México afectada por la movilización de manifestantes —en su mayoría profesores— y la tragedia de miles de mexicanos afectados por las inundaciones en más de 10 estados ponen en la balanza las fortalezas y debilidades del Estado mexicano.

La última evaluación de los Estados Fallidos, realizada por The Fund for Peace , es la de 2013 y todavía no contempla el mes de septiembre, pero vale la pena citarlo porque en días y semanas recientes el país ha registrado eventos políticos como las protestas ante la propuesta de reforma educativa, y sucesos naturales como las tormentas Ingrid y Manuel, que provocaron serias afectaciones.

Un buen Estado es el que puede atender estos problemas y controlar el caos o la anarquía, es decir, garantizar estabilidad a través de una respuesta social, económica, política e incluso militar. De un Estado moderno se espera que pueda atender desde alimentación y derechos humanos hasta desastres naturales; desde crecimiento hasta desigualdad; desde brindar servicios públicos hasta resolver las crisis nacionales sin necesidad de ayuda internacional. La tarea no parece fácil, especialmente para los países con más de 100 millones de habitantes.

En 2013, según The Fund for Peace, México salió mejor calificado que China (número 66) y Rusia (80), empata con Vietnam (97), pero es rebasado por Cuba (101), Namibia (108) y su competidor permanente, Brasil (126). El Estado más frágil es Somalia (1) y Finlandia se corona como el más estable (178), por tercera ocasión consecutiva.

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Estados Unidos no es de los 15 mejores evaluados (159) y Japón (156), que tampoco está a la cabeza, evidencia que ha solventado crisis económicas, desastres naturales —como el tsunami— y riesgos debido a sus plantas nucleares. De hecho, de las potencias mundiales, Alemania (165) es la única nación calificada como "sostenible".

Dos eventos de septiembre: protestas en las calles y tragedias naturales, nos permiten reconocer si las fortalezas y debilidades identificadas en México concuerdan con la realidad .

Las virtudes han sido (según el Índice de Estados Fallidos 2013), primero, que no hemos tenido movimientos masivos de desplazados (calificación 4.0), hay buena estabilidad económica (5.2) y poca radicalización entre las élites políticas (5.2). Las flaquezas de 2013 yacen en el aparato de seguridad (7.9) y la desigualdad económica (7.2).

Durante décadas, los mexicanos no se han desplazado "en masa" y quizá el último recuerdo de ello sea la Revolución Mexicana. No obstante, sí se aprecia que las crisis económicas sean menos intensas que en décadas anteriores (sobre todo en la de 1980) y que recientemente haya acuerdos políticos y consensos para solucionar los problemas nacionales. De hecho, el Pacto por México sería un indicador de que las "élites políticas" se están poniendo de acuerdo en favor del interés nacional.

En contraste, la seguridad ha sido un componente en las peores calificaciones de México. Así fue en los años de 2011 (94), 2006 (85) y 2005 (73). Pero las mejores calificaciones anuales han combinado la estabilidad económica con la atención a la seguridad, en 2010 (96), 2009 (98) y 2008 (105).

En las protestas políticas de septiembre, ante la propuesta de reforma educativa, México podría salir mejor calificado. La participación política ha sido abierta, las demostraciones públicas de desacuerdo han sido permitidas y la lucha de poder se ha ventilado por medios democráticos; la legitimidad de la reforma educativa es alta. Falta por analizar la atención a las libertades civiles y políticas.

El temblor de 1985 parece haber marcado la moral nacional para atender con rapidez y calidad las tragedias. No es casualidad que a las catástrofes de Japón, Bolivia (2011) o Haití (2010) hayan asistido rescatistas mexicanos.        

El jueves 8 de septiembre de 2005, militares mexicanos cruzaron la frontera de Estados Unidos para ayudar a los damnificados del Huracán Katrina, en EU.

En el corto plazo, responder a una emergencia natural significa que el gobierno debe de atender la salud de las personas afectadas, ayudarlas en lo posible a recuperar sus bienes y reinstalar las principales vías de comunicación.

Considero que la atención a las inundaciones provocadas por Ingrid y Manuel  evidencia un marco institucional sólido —si bien el caos es una amenaza latente—: el Presidente ha asistido personalmente en diversas ocasiones a Guerrero para supervisar la atención a los damnificados y la reconstrucción de obras, pero no hay forma de evitar que las lluvias afecten en un futuro nuevamente.

Los servicios de electricidad parecen haber sido restablecidos, se ha reactivado el servicio de agua potable y el Aeropuerto del puerto de Acapulco ya funciona, aunque los recursos que habrán de ser destinados para reconstruir carreteras y puentes están por ser canalizados. El DIF nacional, la Cruz Roja y organismos privados han proporcionado alimentos, medicinas y apoyo moral a las familias afectadas, aunque también se han registrado robos por parte de ciudadanos y/o bandas delictivas.

Considero que ante las tragedias se requiere moral y generosidad, pero también de buen gobierno, para evitar que exista anarquía.

Lo que parece irónico es que las lluvias impactaran en Guerrero, incluida la ciudad de Chilpancingo, donde se realizó el Congreso de Anáhuac hace 200 años. El 13 de septiembre de 1813, José María Morelos y Pavón, uno de los héroes del movimiento de Independencia, resaltaba en "Sentimientos de la Nación" un indicador en el que México sigue reprobando: la desigualdad social.

El temporal de lluvias y sus afectaciones son un buen recordatorio: hay que atender la emergencia pero no descuidar, en época de reformas y paros, la meta de "trazar leyes para moderar la opulencia y la pobreza y lograr así una mayor igualdad social". 

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Horacio Saavedra.

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