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OPINIÓN: La problemática inmigratoria es un asunto global y urge solución

Una postura distinta en Estados Unidos podría mejorar la calidad de vida de millones de inmigrantes -no solo los mexicanos-, en ese país
vie 18 octubre 2013 11:57 AM

Nota del Editor: Horacio Saavedra es profesor de Geopolítica del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe. Sigue la cuenta de twitter:  @TecdeMonterrey

(CNNMéxico) — Discutir la inmigración como un tema mundial podría ayudar a proteger a inmigrantes "indocumentados", como los mexicanos en Estados Unidos. También podría ampliar los derechos de los que ya tienen algún tipo de visa o están en vías de obtener la ciudadanía.

Algunas personas salen de su país para buscar un sueño de bienestar, otros por necesidad, para escapar del peligro, o simplemente para reencontrarse con sus comunidades. Hay que dejarlo claro: los cerca de 232 millones de  inmigrantes en el mundo tienen distintas condiciones y derechos.

Los más protegidos pueden ser, digamos, el científico invitado a Canadá o la inversionista en Holanda, por su perfil, sí, pero también por el tipo de pasaporte que ostentan. Pero los más frágiles son el joven subsahariano que entra sin documentos a Europa por el sur de España o la niña centroamericana que cruza México para internarse en Estados Unidos en busca de sus padres.

Los inmigrantes  indocumentados son sin duda los que necesitan más de la cooperación binacional y multilateral. Fácilmente son clasificados como "ilegales" o "criminales", y requieren ser protegidos más allá de los derechos y las soberanías nacionales (locales o federales), es decir, con los derechos universales del hombre. La reforma inmigratoria de EU da mucho de qué hablar al respecto.  

El Presidente Obama representa a Estados Unidos y al interés nacional definido por su gobierno. Un reflejo de ello es la propuesta de ley "S 744", aprobada por el Senado en junio del presente año —aunque todavía no ha sido aprobada por el Congreso—. Desde mi perspectiva, esta disposición se guía principalmente por las lógicas o éticas del "tendero" y del "guerrero", y afortunadamente omite exclusiones de origen, color o raza. Se decidió en suelo estadounidenses, pero su discusión es internacional.

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Estados Unidos negocia. Por ello, la S 744 da prioridad a los migrantes que considera que le convienen. Premia el mérito pero excluye a una gran cantidad de aspirantes a la ciudadanía, pues solo pueden acceder a ella indocumentados que no han salido de EU desde hace más de 13 años. Eso significa 13 años sin ver a la familia, sin cruzar la frontera y renunciar a cualquier trámite legal o comercial que demande estar en su lugar de origen.

El "tendero" acepta solo a quien necesita. Aumentaron las visas de los programas para trabajadores agrícolas básicos (low-skilled) y trabajadores no agrícolas con grados universitarios (130 mil al año). Además hay grados de aceptación y puntajes para avanzar en la fila de la integración. Por ejemplo, los extranjeros "Tier 1" pueden recibir 15 puntos si cuentan con doctorado, 10 puntos si tienen una oferta de trabajo en EU, 10 puntos si hablan y escriben inglés fluidamente, y 2 puntos por cada año que estén "legalmente" en la Unión Americana.

Por otra parte, me parece que la ética del "guerrero" está presente en la S 744 en lo que respecta al celo a la soberanía territorial y control demográfico en EU. Crecerá el muro que divide a Estados Unidos de México y el número de agentes que lo vigilan —la propuesta aprobda por el Senado de EU contempla una inversión de 4,500 millones de dólares para el refuerzo de la seguridad de la frontera sur y prevé la contratación de 3,500 agentes fronterizos adicionales—. Ahora la frontera se considerará segura solo si "está vigilada al 100%" y si "90% de las personas que cruzan ilegalmente son aprendidas". Una labor cara y titánica.

Desde mi punto de vista, países como Estados Unidos tienen un mayor peso en la agenda mundial, y por tanto, responsabilidad global, así que no pueden seguir considerando la inmigración como un "asunto interno". Hace un par de semanas, la Asamblea General de la ONU encabezó una discusión mundial que puede ayudar a todos los inmigrantes, pero en especial a los indocumentados.

De las recomendaciones resaltan:

1) Prohibir la detención de migrantes jóvenes: los niños jamás deberían ser encarcelados, incluso en circunstancias extremas.

2) Acabar con los intermediarios explotadores: hay migrantes que por medidas restrictivas cobran muy poco y renuncian a todo derecho laboral.

3) Agilizar el acceso a permisos de residencia y a la ciudadanía: el mejor modo para que los indocumentados accedan a derechos plenos.

La apertura del debate migratorio también puede derivar en beneficios a nivel local, como en California. En el estado más poblado de la Unión Americana, el pasado 3 de octubre, se aprobó que los inmigrantes indocumentados puedan obtener licencia de manejo. Esto significa para muchos "salir de las sombras". Otro buen augurio es que parte de los promotores son los propios policías de California (Police Chiefs Association) y directivos de las aseguradoras.   

Conocemos casos de migrantes a los que por pasarse un semáforo y no tener licencia les era decomisado su vehículo. En caso de ser deportados, no podían pasar a su domicilio por sus bienes o dinero en efectivo y salían de EU perdiendo todo. Ahora, estos incidentes podrían disminuir.

La licencia de manejo facilita a los inmigrantes salir a las calles y aprender educación vial, pero sobre todo a identificarse. Pueden abrir una cuenta de banco y ahorrar, rentar o adquirir inmuebles con menor dificultad y también tener mayor acceso a las aseguradoras.

En conclusión, la buena noticia es que los migrantes podrían, cada vez más, ser mejor protegidos en sus derechos humanos en la mayoría de los países del mundo. Pero la mala es que los indocumentados pueden pasar años e incluso décadas sin adquirir derechos laborales o hasta generaciones enteras para aspirar a los derechos políticos.

La inmigración es un fenómeno global, pero sigue decidiéndose a nivel local, algo que no puede continuar así. El diálogo mundial debe influir en beneficio de las personas, tengan o no documentos. Los organismos y el derecho internacional tienen que ser protagonistas y su voz tiene que ir mucho más allá de simples exhortaciones.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Horacio Saavedra.

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