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OPINIÓN: Las promesas de paz no solucionan los problemas del Congo

El anuncio de desarme de la milicia M23 no resolverá los problemas más profundos que todavía amenazan al país africano
mié 06 noviembre 2013 02:17 PM

Nota del editor: Vava Tampa fundó Save the Congo, una campaña para abordar la impunidad, la inseguridad, el tráfico ilegal y el fracaso institucional que hunden a la República Democrática del Congo.

(CNN) — Los triunfos que se obtuvieron recientemente contra la milicia M23 en el este de la República Democrática del Congo son un suceso alentador, un respiro de los estancamientos a los que el Congo se ha enfrentado.

Sin embargo, detrás de los titulares sobre que la M23 anunció su desarme, las cosas no están nada bien. Nadie puede decir con cierto grado de certeza cómo se desarrollará la situación ni qué pasará cuando las fuerzas militares de Tanzania, Sudáfrica y Malawi —la columna vertebral de la intensa campaña militar— abandonen el este del Congo.

Estas son ocho razones por las que debemos mantener la atención en el Congo.

Las atrocidades más horribles en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial

Aún no se conoce el alcance total de la carnicería que se prolongó durante una década. Sin embargo, sabemos que hasta 2008, diez años después de la primera invasión al Congo que encabezó Ruanda, habían muerto más de 5,400,000 personas, una cifra que aumenta cada mes a causa del conflicto, las enfermedades y la hambruna. Además, es incalculable el costo social y humano en cuanto a desplazamientos en masa y al uso de niños como combatientes .

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La misión de mantenimiento de la paz más grande del mundo

Típicamente se describe al Congo, el mayor país subsahariano, como el hogar de la mayor misión de mantenimiento de la paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el mundo. Sin embargo, lo que a menudo no se explica es la magnitud de la grave situación de inseguridad del Congo. Aunque 20,000 miembros de las fuerzas de mantenimiento de la paz han sido desplegados en tres de las provincias más volátiles del Congo (Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri), la tarea a la que se enfrentan equivale a patrullar una zona del tamaño de Dinamarca, Holanda, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Chipre, Gibraltar, Malta y Andorra juntos, y que alberga a varios grupos rebeldes hostiles y descontentos.

Algunos combaten entre sí, otros provienen de países vecinos y pelean contra su gobierno desde el Congo, otros están en contra del régimen del presidente Kabila —al que consideran corrupto e incompetente— mientras otros son acusados de luchar contra el Congo en nombre de algunos gobiernos vecinos.

Los minerales del conflicto

Aunque las injusticias fueron la chispa que inició los combates, la batalla por el control de los minerales del Congo marca el rumbo del conflicto.

En el país hay abundancia de diamantes, oro, coltan (columbita-tantanita), cobre, cobalto y maderas preciosas; se ha acusado a los políticos del Congo, de Uganda y Ruanda —las cuales han negado— de entrenar y armar a las milicias rivales para acceder a estas riquezas y luego dejan que se destruyan entre sí y a la población local.

Acuerdos de paz

Han habido varios acuerdos de paz con el respaldo de la ONU desde 1998. Pero casi todo el mundo piensa que no han ofrecido una verdadera solución para poner fin a las guerras.

Las amenazas de mayores combates y crisis humanitarias siguen al acecho casi sin restricciones. Los caudillos y sus armas son los que mandan. Los reportes de abusos, violaciones y del uso de niños como combatientes todavía son una situación tan común como cuando se firmó el Acuerdo para el Cese al Fuego de Lusaka en 1999.

Una crisis de legitimidad

Uno de los mayores problemas del Congo es la crisis de legitimidad, que para algunos es una crisis de liderazgo. En efecto, si a diez años de que la Unión Europea emprendiera una intervención militar en el país el régimen del presidente Kabila quisiera abordar los males sociales que propician el conflicto y las disputas, sanar las heridas sectarias, reformar su sector de seguridad, poner fin a la impunidad, mejorar las instituciones del país o suavizar sus relaciones con Ruanda, ya lo habría hecho. El creer otra cosa es un error y nada cambiará hasta que se resuelva la crisis.

El rol de Ruanda en el Congo

Se puede culpar a muchos por las matanzas, las violaciones y el desplazamiento de la población inocente del Congo, pero según las Naciones Unidas, Ruanda ayudó a crear y a respaldar a la milicia M23, acusación que el presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha negado repetidamente.

Aunque ahora la M23 está casi acabada, el asunto de la presencia continua de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) en la región oriental del Congo debe abordarse si se quiere que la paz regrese.

¿Qué hacer con las FDLR?

Las guerras que consumen al Congo tienen varias capas y una de las más espinosas es qué hacer con las FDLR, el grupo rebelde hutu al que se acusa de cometer una serie de masacres y violaciones masivas en el país y cuya dirigencia participó en el genocidio de los tutsis en 1994.

El presidente de Tanzania inició un nuevo debate en la región para llegar a un acuerdo respecto a este asunto, relegado durante mucho tiempo. Sin embargo, Ruanda aún está frágil y tristemente persiste la desconfianza entre hutus y tutsis; el gobierno de Kigali considera que el regreso de los refugiados hutu —muchos de quienes presenciaron la masacre de sus padres y familiares en campamentos de refugiados en el Congo— es una amenaza para su existencia.

La 'capital mundial de las violaciones'

Las guerras en el Congo han dejado más heridas en los cuerpos de las mujeres que en las calles y los edificios de ese país. La violación es el arma más usada, efectiva y barata en esa guerra: es utilizada para desplazar, castigar, humillar y destruir familias y comunidades a escala industrial.

Es una forma de asesinato psicológico lento que destruye deliberadamente el tejido de una sociedad de por sí lastimada y golpeada. Además, en la era del VIH y el sida, esta táctica promete cobrar la vida de más congoleses mucho después de que terminen los conflictos en ese país.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Vava Tampa.

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