Nota del editor: Hannah Hetzer, quien vive en Montevideo, Uruguay, es la gerente en políticas de las Américas para la
.(CNN) — Hasta ahora, Uruguay es la primera nación en hacer
En el año y medio desde que el presidente José Mujica anunció la propuesta en junio de 2012 como parte de un paquete comprensivo dirigido a la lucha contra el crimen y la inseguridad pública, una fuerte coalición de organizaciones LGBT, pro-derechos de las mujeres, salud, estudiantiles, ambientales y derechos humanos unieron fuerzas con sindicatos, doctores, músicos, abogados, atletas, escritores, actores y académicos bajo el lema de Regulación Responsable para apoyar la iniciativa y crear una campaña pública en favor de la propuesta.
Las personas tienen cuatro maneras de acceder a la marihuana: una es a través del Ministerio de Salud Pública para uso medicinal, cultivo doméstico de hasta seis plantas, clubes de membresía similares a los encontrados en España y con licencia para venta a mayores de edad en farmacias. El proyecto de ley fue aprobado en la Cámara de Diputados a finales del mes de julio y pasó a la Cámara de Senadores este miércoles con 16 de 29 votos.
¿Por qué la marihuana, por qué ahora y por qué Uruguay? Hay tres razones sencillas que mucho tienen que ver con los resultados.
Es lo más inteligente
Hacer lo mismo una y otra vez y esperar a que algo sea diferente es una locura, y los representantes de Uruguay lo saben. Por 40 años,
Decenas de miles han fallecido en la lucha contra las drogas en México; cálculos del año 2012 iban de 60,000 a 70,000 en seis años, las altas tasas de homicidio en Centroamérica y el encarcelamiento en masa impulsado por razones raciales en Estados Unidos son solo algunos de los ejemplos del costo humano de la guerra en contra de las drogas. Pero en lugar de cerrar los ojos frente al problema constante del abuso de las drogas y el tráfico de drogas, los líderes de Uruguay han optado por la regulación responsable de una realidad existente.
Hay nuevos vientos que van en esa dirección
En años más recientes, el debate y la voluntad política para un cambio en la política en contra de las drogas ha ganado un impulso sin precedentes en todo Estados Unidos, América Latina y otros lugares.
En el año 2011, Kofi Annan, Paul Volcker y Richard Branson
Más recientemente, los presidentes Juan Manuel Santos de Colombia y Otto Pérez Molina de Guatemala se han unido a este llamado a la reforma. En mayo, la Organización de Estados Americanos (OEA) produjo un informe, comisionado por los jefes de estado de la región, que incluía la legalización de la marihuana como una política alternativa en los años venideros.
En noviembre de 2012, Colorado y Washington aprobaron la regulación legal de marihuana. En agosto, la Casa Blanca anunció que el gobierno federal no interferirá con las leyes estatales sobre el tema; mientras se adhieran a ciertas condiciones, tales como evitar la distribución masiva a menores de edad.
Al aprobar esta medida, Uruguay ha abordado la amplia discusión regional sobre las alternativas de la prohibición de las drogas, un paso más allá, representando un avance concreto en línea con la creciente guerra antidrogas en América Latina y en todo el mundo.
Uruguay está acostumbrado a hacer cosas excepcionales
Cuando escuchas "Uruguay" puede que pienses en futbol, yerba, mate, carne de res, tango, y ahora, marihuana. Pero este pequeño país, de un poco más de 3 millones de personas, tiene una historial de reformas políticas notables y una fuerte filosofía en derechos humanos.
Justo el año pasado, el país
Esto también viene de un país donde la Iglesia y el Estado han sido separados de manera oficial desde 1917.
Es un país donde el presidente, el exguerrillero de Tupamaro, Mujica, de 78 años, vive un estilo de vida austero después de pasar 14 años como prisionero político durante la dictadura de Uruguay, 10 de esos años en régimen de aislamiento. Dona el 90% de su salario a obras de caridad, rehuye del palacio presidencial y opta por permanecer en su granja con su esposa, también una exprisionera política, para construir un Uruguay más justo e incluyente.
El consenso existe.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Hannah Hetzer.