OPINIÓN: En un futuro no muy lejano, 'Siri', te dirá con quién salir
Nota del editor: Gerd Leonhard es futurista, portavoz y director general de la Agencia TheFutures, con sede en Basilea, Suiza.
(CNN) — La Red cambiará nuestra vida radicalmente durante la próxima década. Esto también provocará inquietudes sobre el uso de los datos personales y la necesidad de equilibrar los nuevos poderes con la ética.
Estas son cinco formas en las que la explosión de la tecnología podría afectarte:
1) La inteligencia artificial y los motores de software ultrainteligentes estarán en todas partes.
Serán invisibles en gran medida aunque parecerán indispensables para la mayoría de los usuarios de internet y combinarán docenas de flujos de datos recabados gracias a nuestros rastros digitales.
Los dispositivos móviles son la clave de este imperio y la convergencia de la televisión y el internet (conocida como televisión social) agregará una dimensión más a esta tendencia que crece exponencialmente: la televisión sabrá quién eres.
Los algoritmos poderosos, veloces, totalmente personalizados y de aprendizaje rápido, alimentarán nuestro flujo de datos personales y nos darán una gama creciente y gratuita de servicios predictivos aparentemente inocuos (piensa en Google Now multiplicado por 100).
Los motores de predicción podrán darte avisos sobre toda clase de temas: el clima, los cambios en el mercado bursátil, alertas sobre alimentos e incluso cambios inminentes en las relaciones.
Para muchos, esto entrará en el terreno de lo tenebroso. Imagina que tu dispositivo móvil te recomiende terminar con tu próxima cita porque detecta una incompatibilidad obvia con base en lo que "el sistema" sabe de ti. La inteligencia artificial empezará a regir literalmente nuestra vida, como la expresión en un reporte del sitio Gartner: Sync Me, See Me, Know Me, Be Me (Sincronízame, mírame, conóceme, sé yo).
2) La automatización probablemente terminará con millones de trabajos "simples".
Reemplazará a los taxistas (no serán necesarios con los automóviles autónomos), al personal de la recepción en los hoteles (todo será por medio de los dispositivos móviles), a los analistas de datos, a los cajeros de bancos, a los archivistas, a los repartidores y más.
Los motores de software inteligentes y las redes de sistemas en la "nube" probablemente reemplacen a los contadores y a otros profesionistas, mientras que los drones (vehículos a control remoto) reemplazarán a los mensajeros.
Los robots serán comunes en muchos hogares para cosas como ofrecer cuidados básicos a los ancianos, aunque pasará algo de tiempo para que tengan forma humana o capacidades de percepción.
Los reportes como el estudio sobre el Futuro del Empleo que llevó a cabo la Escuela Martin de la Universidad de Oxford ya predijeron que casi la mitad de los empleos que existen en Estados Unidos podrían automatizarse tarde o temprano.
Está claro que en la educación será necesario hacer énfasis en las tareas que solo pueden realizar los humanos y en las habilidades del hemisferio derecho del cerebro; el concepto de ingreso mínimo garantizado tal vez pronto parezca menos futurista.
Tal vez nos paguen solo por ser creativos.
3) La realidad aumentada y las interfases "naturales" entre humanos y computadoras superarán a las formas tradicionales de consulta.
Pasaremos de teclear una solicitud a hablar, a gesticular, a parpadear y (aterradoramente) a pensar. Algunas personas tal vez empiecen a sentir que viven dentro de una máquina o que una máquina vive en su interior.
Es probable que los humanos nos hagamos dependientes de las máquinas digitales y de lo que hacen por nosotros simplemente porque será muy fácil usarlas, serán muy poderosas, muy adictivas… y generarán grandes ganancias para quienes las dirijan.
Esto no es tan catastrófico como suena, pero hay formas de equilibrar las tendencias.
4) La traducción automatizada móvil y precisa, en tiempo real, estará aquí en cinco años.
Imagina hablar en tu dispositivo móvil y que alguien más reciba la traducción precisa casi al mismo tiempo y en varios idiomas.
Luego imagina que todas estas conversaciones sean grabadas e incluidas en el perfil de tu "nube personal". Esto cambiará radicalmente la naturaleza de los medios y la publicidad. Los niños también pondrán en duda la utilidad de aprender idiomas.
5) Todo podrá ser grabado, fotografiado y rastreado.
Los movimientos de tu auto, tu desempeño laboral, tus hábitos alimenticios, los metadatos de tus comunicaciones , todo podrá ser revisado.
El auge del "internet de las cosas" y el futuro boom del acceso a internet en los dispositivos portátiles, integrados o implantados significan que en la siguiente década predominará esta tendencia.
¿Tenemos que controlar esto?
La consecuencia más importante de estas tendencias será el resurgimiento de la ética como tema medular.
Los grandes desafíos como la protección de datos personales, la privacidad, la "potenciación de los humanos", la "obesidad digital" y la dependencia de la tecnología, aumentarán exponencialmente.
Ya no nos preguntaremos si algo es posible o factible, sino si debemos hacerlo, cuándo y en dónde.
Pienso que a futuro muchos de los líderes, pensadores, innovadores, científicos y creativos del mañana dedicarán su tiempo y esfuerzos a crear algo parecido a una "carta de derechos y ética digital mundial".
La necesidad de establecer acuerdos mundiales respecto a estos temas clave surgirá como respuesta directa al abuso creciente de los datos personales y a la poderosa inteligencia artificial que los procesa y que da poderes casi irresistibles a quienes la controlan.
Hasta los usuarios más adeptos a la tecnología u obsesionados con las redes sociales pronto se opondrán a que los usen de esa forma.
Esto obligará a los gobiernos y a las empresas a crear un "marco seguro" para la sociedad.
Como ocurrió con la energía nuclear, tendremos que distinguir entre lo que es posible usar de buena fe y lo que sucede con fines siniestros.
Los datos digitales resultantes y el ecosistema de inteligencia artificial tendrán que ser la norma mundial, algo parecido a un "acuerdo de no proliferación de la inteligencia artificial y la automatización".
La tecnología no tiene ética, pero nosotros debemos tenerla.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Gerd Leonhard.