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OPINIÓN: ¿Se acerca una nueva era en el mundo de la música?

La entrega de los Premios Grammy pareció más una entrega de estafeta que una habitual ceremonia de reconocimiento anual
jue 30 enero 2014 10:37 AM

Nota del editor: Daniel Solís Lemus es actuario de profesión por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero melómano por convicción. Es locutor y coproductor de los programas de radio por internet Noches de Nachos y JazzTás a través de www.vector3.net . Síguelo en su cuenta de Twitter: @ Phish_SL

(CNNMéxico) — Me parece que este año la entrega de los Premios Grammy tuvo un valor simbólico mayor al acostumbrado.

Al habitual reconocimiento a los mejores músicos del año, el escaparate para que aparezcan personajes ilustres y el espacio para reconocer la trayectoria de alguna figura de gran calado, habría que añadir algo que considero relevante.

Ver los montajes que se hicieron reuniendo a músicos del pasado con los nuevos valores me hizo sentir como si se estuviese entregando una estafeta musical a éstos últimos.

Parecía que los artistas veteranos cedían el paso a las nuevas expresiones musicales de esta era, concediéndoles la famosa "patadita de la suerte" para impulsar sus carreras.

Con esto en mente, quiero comentar, por ejemplo, la presentación de Chicago con Robin Thicke. Mi impresión de Thicke era (sin conocerlo muy bien y después de verlo bailando con Miley Cyrus en otra entrega de premios) la de un cantante de mediano talento que gustaba de generar escándalo para sobresalir, y debo admitir que estaba muy equivocado.

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Me pareció increíble la forma en que Thicke se adueñó del escenario y su interpretación del popurrí de la banda que incluía: Does Anybody Really Know What Time It Is? y Beginnings seguida por el éxito del canadiense, Blurred Lines, con un arreglo coronado por los metales de la antes llamada The Chicago Transit Authority, fue una de las cosas más sorprendentes de la noche, aunado a la cara de fascinación de Thicke, quien mostraba la admiración por la banda de Illinois y el inmenso placer de compartir escenario con ellos.

Otra gran sorpresa fue la de ver a los multiganadores de la noche, Daft Punk interpretar su éxito Get Lucky con Pharell Williams y Nile Rodgers (guitarrista de Chic) acompañados del gran Stevie Wonder, quien fue la cereza del pastel en un número musical que hizo levantarse a bailar y corear a todo el Staples Center tanto el éxito del dúo francés, como los coros improvisados de Freak Out, de Rodgers.

Cuando llegó el momento de homenajear con un Grammy por su trayectoria a la leyenda del country, Kris Kristofferson, éste no pudo ser entregado por alguien mejor que su gran amigo y excompañero de grupo, Willie Nelson, acompañado de Merle Haggard y el no tan nuevo pero sí destacado intérprete del género Blake Shelton; el cuarteto se apoderó del escenario con un popurrí de las canciones del extinto grupo formado por Nelson, Kristofferson y Johnny Cash, 'Highwayman', interpretando la canción homónima y el éxito del hombre de las largas trenzas Mammas Don't Let Your Babies Grow Up to Be Cowboys.

Shelton, haciendo a un lado su posición actual como nuevo ícono de la música del sureste, fungió como acompañamiento de los tres amigos, quienes parecían entregar el cetro del género a la siguiente generación, dando cátedra de sentimiento y calidad interpretativa a este estilo campirano cuya base es el amor a la tierra donde uno nace.

Otro de los momentos más emotivos de la noche fue ver a Jared Leto, actor y líder de la banda 30 seconds to Mars dirigir unas palabras al recién fallecido Lou Reed, destacando su influencia y admiración por el exvocalista de Velvet Underground, cerrando su discurso con una frase de la icónica canción del nacido en Brooklyn: "Hey babe… take a walk in the wild side".

Para el cierre de la velada, tuvimos la oportunidad de ver y escuchar a Dave Grohl, vocalista y líder de Foo Fighters acompañado de los miembros de su otra banda Queens of the Stone Age, Nine Inch Nails y la legendaria de Fleetwood Mac, Lindsey Buckingham interpretar éxitos como Copy Of A! y My God Is The Sun,

Todo esto, me lleva a pensar si esta entrega de premios fue más allá de un escaparate musical hasta convertirse en un altar donde las generaciones clásicas dieron paso a las nuevas y no tan nuevas propuestas musicales, cediendo el trono del género correspondiente a quienes ahora deben sorprendernos y maravillarnos con creaciones que hagan sentir orgullosos a sus mismos maestros.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Daniel Solís Lemus.

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