OPINIÓN: ¿No sabes cómo librarte de tu jefe?, pues ahora será más difícil
Nota del editor: Bob Greene es colaborador de CNN y escritor exitoso; entre sus 25 libros están Late Edition: A Love Story; When We Get to Surf City: A Journey Through America in Pursuit of Rock and Roll, Friendship, and Dreams, y Once Upon a Town: The Miracle of the North Platte Canteen, que recibió el reconocimiento estatal One Book, One Nebraska en 2014.
(CNN) — Si eres de las personas que odia que su supervisor la vea por encima de tu hombro en la oficina, tal vez quieras dejar de leer este artículo en este momento, porque lo que sigue te va a deprimir.
Hitachi, la gran firma de aparatos electrónicos japonesa, fabrica y vende a las empresas un dispositivo cuyo objetivo es incrementar la eficiencia en el lugar de trabajo. Tiene un nombre un tanto soso y genérico: Hitachi Business Microscope (microscopio de empresas).
Pero lo que es capaz de hacer… bueno, imagina que el jefe más entrometido del mundo te sigue todo el día por la oficina o la fábrica. Incluso cuando vas al baño.
El asunto es que cuando te enteras de su existencia, sabes —desde el punto de vista administrativo— que es una innovación absolutamente genial .
Así es como funciona:
El dispositivo es como una credencial de empleado parecida a las que usan la mayoría de las empresas. Los empleados son instruidos para usarla en la oficina.
Según Hitachi, dentro de cada credencial hay "sensores infrarrojos, un acelerómetro, un sensor con micrófono y un dispositivo de comunicación inalámbrica".
La empresa señaló que las credenciales registran y transmiten a la gerencia "quién habla con quién, con cuánta frecuencia, en dónde y qué tan enérgicamente".
Registra todo.
Si te levantas y paseas por la oficina con mucha frecuencia, la credencial envía a la gerencia la información relativa al número de veces que lo haces y a dónde vas.
Si te detienes a charlar con la gente a lo largo del día, la credencial transmite la información de con quién hablas (al registrar las credenciales de tus colegas) y por cuánto tiempo.
¿Colaboras en las juntas o solo te quedas allí sentado? Como sea, la credencial se lo dirá a tus jefes.
La intención manifiesta es incrementar la productividad y sacar el mayor provecho de los empleados .
Sin embargo, podríamos decir que sin importar qué tan preocupados estemos porque la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) esté husmeando en nuestra vida, deberíamos estar igualmente abrumados —o más— por la posibilidad de que las empresas tengan su propia NSA.
Los empleados no podrán hacer mucho al respecto. En el caso de la vigilancia por parte del gobierno, el público puede quejarse de que el Estado no tiene el derecho de analizar la vida de sus ciudadanos tan invasivamente. Pero las empresas pueden alegar que siempre han estimulado a los supervisores a estar al tanto sobre lo que hacen los empleados en horas laborales y que las herramientas electrónicas como el Business Microscope son simplemente la forma de hacerlo en el siglo XXI.
Argumentarán que los jefes pagan por el tiempo de sus empleados y que si no les gusta rendir cuentas sobre cómo utilizan ese tiempo, pueden elegir trabajar en otra parte.
Hitachi señaló que al analizar la "enorme cantidad de información que el Business Microscope recopila, podrán proponer métodos para mejorar la comunicación organizacional y evaluar la eficiencia cuantitativamente".
Entre las actividades que las credenciales registran y transmiten, según Hitachi, están "la distancia que hay entre la gente que habla cara a cara" y "el nivel de actividad de un individuo (activo o inactivo), lo que se determina de acuerdo con la detección de movimientos sutiles (como hablar, asentir con la cabeza o permanecer en silencio)".
Además, los sensores nunca duermen. Nunca descansan. No se van a almorzar. Como escribió H. James Wilson, investigador sénior de Babson Executive Education, en el diario estadounidense The Wall Street Journal, las credenciales no solo transmiten la información sobre con quién hablan los empleados y cuánto duran las conversaciones, sino que "también pueden determinar qué tan 'bien' hablan sobre ellos". Si estás en la sala de conferencias con unos colegas y participan animadamente en una discusión sobre, digamos, una estrategia de ventas, mientras tú te quedas callado en tu asiento, la credencial lo sabe.
Las empresas han soñado desde hace mucho con la máxima eficiencia y Hitachi señaló que desde que desarrolló el Business Microscope en sus laboratorios por primera vez en 2007, han recopilado "más de un millón de días de comportamiento humano y datos importantes".
(Pueden imaginar que los expertos en vigilancia de la NSA y de las agencias de espionaje de los gobiernos de todo el mundo demuestran su admiración al enterarse de la creación de Hitachi y dicen: "¡Vaya, esos tipos son buenos!").
La cuestión a largo plazo será si, en nombre de la productividad, las empresas querrán exponerse a los problemas de ánimo que surgirán inevitablemente entre los empleados obligados a usar esos dispositivos fabricados por Hitachi o alguna otra empresa que diseñe su propia maquinaria de rastreo digital.
La tecnología siempre gana, pero la victoria tiene un precio.
Si los empleados reaccionan agresivamente y resienten que los tengan bajo un control electrónico tan estricto, podrían nacer problemas de productividad de otra índole. Los empleados descontentos no tienen motivación para esforzarse más . Claro que los empleados podrían levantarse de su escritorio, congregarse en un rincón alejado de la oficina y quejarse amargamente de todo.
Pero las credenciales lo sabrían. Y lo dirían.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Bob Greene.