OPINIÓN: Lo bueno, lo malo y lo que no sabías del consumo del alcohol
Nota del editor. Raquel Pérez de León García es egresada de la Escuela de Dietética y Nutrición del ISSSTE. Maestra en Nutrición Deportiva por la Universidad del Valle de México y Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid. Síguela en Twitter: @raq_nutriologa
(CNNMéxico) — En ocasiones nuestra vida social se relaciona con los alimentos: festejamos comiendo y el alcohol es un componente de muchas bebidas que consumimos cotidianamente.
El alcohol etílico, también conocido como etanol, es producido para consumo humano y proviene de la fermentación de frutas, verduras y granos. No contiene ningún nutrimento esencial para las funciones del organismo pero sí aporta energía, por lo que puede considerarse como un alimento. Cada gramo de alcohol contiene siete calorías , y el grado de alcohol es diferente para cada tipo de bebida.
Por otra parte, el consumo en exceso de alcohol afecta nuestra salud. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2012), entre el año 2000 y 2012, el porcentaje total de adultos que consumen alcohol en México aumentó de 39.7 a 53.9%. El alcoholismo está asociado con mayor riesgo de cirrosis hepática, cáncer de mama, accidentes, problemas familiares y, en México, es la cuarta causa de mortalidad. Además, según el último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuestro país es el principal consumidor de alcohol en todo el continente.
Para entender cuánto es un exceso, primero hay que definir qué es una bebida. Se considera que una copa contiene 15 mililitros de alcohol etílico puro, es decir: una lata de 350 mililitros de cerveza, 120 de vino y 40 de tequila (un vaso tequilero). Entonces, ¿cuántas copas podemos consumir, sin que esto afecte nuestra salud? Según la OMS , el consumo regular de alcohol no debe pasar de los 20 a 40 gramos en mujeres y de 40 a 60 gramos en hombres, lo que equivale a una ó dos copas, respectivamente.
Investigaciones recientes han demostrado que el consumo leve a moderado de alcohol, está relacionado con un menor riesgo de mortalidad , ya que previene el desarrollo de enfermedades coronarias. Se habla principalmente del vino tinto. El resveratrol, presente en la cáscara de la uva, ayuda a incrementar los niveles de lipoproteínas HDL (colesterol bueno) y además inhibe la oxidación del denominado "colesterol malo", LDL, que se traduce en un menor riesgo de ateroesclerosis. Sin embargo, las frutas y verduras frescas, incluyendo bebidas no alcohólicas de uva, pueden tener el mismo poder antioxidante que el vino tinto.
Cuando nos sometemos a una dieta para restricción de peso, tenemos la idea de que el alcohol debe ser eliminado de nuestra alimentación, pues está señalado como una bebida con un alto contenido calórico. Estamos equivocados.
El alcohol en exceso daña nuestro hígado y las funciones cerebrales, pero no tiene por qué afectar nuestro peso corporal: el problema es con qué lo combinamos. Generalmente consumimos bebidas alcohólicas que contienen refrescos o jugos, y estos últimos son los que incrementan nuestra grasa corporal. Las calorías del alcohol y, en general de los alimentos, no son tan importantes, lo que afecta más en cuanto al control de peso y a la salud, es el índice glucémico de los alimentos, así como la combinación de nutrimentos que estamos consumiendo.
El índice glucémico (IG) se refiere a qué tan rápido un alimento puede incrementar los niveles de glucosa en sangre. Cuando hay picos de glucosa, nuestro cuerpo libera una hormona llamada insulina, la cual se encarga de almacenar en el organismo lo que comemos, sin embargo, lo almacena en forma de grasa corporal, incrementando el peso. Alimentos de alto índice glucémico y que producen este efecto son las harinas y los azúcares en cualquier forma: refrescos, jugos aunque sean de fruta natural y dulces. Ahora comprendemos que una bebida con refresco nos hará subir de peso, mientras que si la tomamos sola o con agua natural o mineral, no habrá problema para cuidar la dieta.
La glucosa (azúcar) es el parámetro de referencia para el índice glucémico, con un valor de 100. Un estudio publicado por el American Journal of Clinical Nutrition , analizó el índice glucémico de la cerveza, encontrando que esta bebida con y sin alcohol, tiene un IG de 119 y 80 respectivamente, por lo que sí puede hacernos engordar. Además de la cerveza, si de bajar de peso se trata, hay que tener cuidado con el ron, coñac y brandy, así como de los licores dulces.
Debido a que cada persona tiene un diferente historial de salud personal y familiar, los riesgos y beneficios del alcohol no pueden ser unificados en recomendaciones. Lo mejor es llevar un estilo de vida saludable que incluya hábitos de alimentación, ejercicio y descanso, así como tener presente que evitar los excesos puede mantenernos lejos de la enfermedad.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Raquel Pérez de León.