OPINIÓN: Qué sabemos (y qué creíamos saber) sobre el atentado en Boston
Nota del editor: Peter Bergen es analista de seguridad nacional de CNN, director de la Fundación New America y autor del libro Manhunt: The Ten-Year Search for bin Laden -- From 9/11 to Abbottabad. Jennifer Rowland es estudiante del programa de maestría de la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard.
(CNN) — Este 15 de abril se cumple un año de que dos hermanos de ascendencia chechena que crecieron en Cambridge, Massachusetts, supuestamente perpetraran un espectacular atentado con bombas en el maratón de Boston que cobró la vida de tres personas, dejó más de 200 heridos y desencadenó una amplia cacería humana que paralizó a la ciudad y sus suburbios durante varios días.
El hermano mayor, Tamerlan Tsarnaev, murió en un tiroteo con la policía poco después de las explosiones, mientras que el hermano menor, Dzhokhar, se entregó a las autoridades y espera juicio.
Como ocurre a menudo con los grandes acontecimientos noticiosos, gran parte de lo que creímos que ocurrió inmediatamente después del evento es muy diferente a lo que sabemos sobre el atentado un año después.
Tengan en cuenta que poco después de las explosiones, se asumió que Tamerlan Tsarnaev había viajado un año antes a Daguestán , en el sur de Rusia, para reunirse y entrenar con algunos de los rebeldes islamistas que combaten contra el Ejército ruso.
Muchos analistas, incluidos nosotros, pensamos que era muy improbable que los hermanos hubieran aprendido a construir dos bombas efectivas que explotaron con pocos segundos de diferencia en el maratón de Boston sin contar con capacitación especializada como la que se podría obtener con los rebeldes en Daguestán.
A primera vista también parecía que los hermanos Tsarnaev carecían de antecedentes penales y por ende había pocas razones para que las autoridades hubieran vigilado a alguno de ellos. De igual forma, ambos parecían ser tipos comunes sin antecedentes de trastornos mentales.
Todas estas suposiciones resultaron ser incorrectas. Estas son cuatro cosas que hemos descubierto desde entonces:
Uno: No hay pruebas de que Tamerlan Tsarnaev tuviera contacto con los militantes islamistas en el extranjero.
Tamerlan hizo un viaje de seis meses a Daguestán en enero de 2012. Allá se acercó a los miembros de una organización llamada la Unión de los Justos, un grupo no violento que critica a Estados Unidos. También empezó a asistir a una mezquita que frecuentaban los musulmanes sunitas de línea dura. Los agentes de seguridad rusos afirman que se reunió con islamistas extremistas en Daguestán, pero los servicios de inteligencia estadounidenses no han podido confirmar esas afirmaciones.
Las autoridades rusas también hallaron comunicaciones electrónicas "frecuentes" entre Tamerlan y el extremista rusocanadiense William Plotnikov aunque los agentes del FBI que están en Moscú señalan que es improbable que ambos hubieran tenido contacto en persona mientras Tamerlan estaba en Daguestán.
Los medios de la región también han afirmado que Tamerlan se reunió con Mahmoud Mansour Nidal, de quien se dice que reclutaba combatientes islamistas en la región. Nidal murió en una redada de las fuerzas rusas el 19 de mayo de 2012. Una vez más, los investigadores oficiales estadounidenses no han descubierto pruebas que respalden estas afirmaciones.
Además, los expertos en las condiciones de seguridad de Daguestán dicen que es improbable que Tamerlan pudiera reunirse con extremistas conocidos sin que los servicios de seguridad rusos lo hubieran detenido e interrogado a su salida del país (cosa que no ocurrió).
Dos: Los hermanos Tsarnaev no tenían entrenamiento formal para construir bombas.
Al parecer siguieron unas instrucciones para construir bombas que encontraron en una revista electrónica de al Qaeda en inglés.
El Comité de Seguridad Nacional de la Asamblea de Representantes de Estados Unidos publicó un reporte exhaustivo el mes pasado acerca de los atentados de Boston en el que no se mencionó que los Tsarnaev hubieran recibido algún entrenamiento profesional para construir un dispositivo explosivo.
Parece que siguieron las instrucciones paso a paso para construir una bomba que se publicaron en 2011 en la revista electrónica Inspire, producción de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por sus siglas en inglés) cuyo público son los musulmanes angloparlantes.
Tres: El FBI afirma que Tamerlan estuvo involucrado en un homicidio triple en Waltham, Massachusetts, en 2011.
El 22 de mayo de 2013, un mes después de los atentados de Boston, un agente del FBI mató a Ibrahim Todashev luego de que este lo atacara con un palo mientras lo interrogaba en su departamento en Florida.
Según el FBI, Todashev estaba a punto de firmar una declaración en la que se implicaba junto con Tamerlan en el homicidio de Brendan Mess, Erik Weissman y Rafi Teken, ocurrido el 11 de septiembre de 2011.
Los investigadores reportaron que degollaron a las víctimas con tal violencia que casi los decapitaron y ataron 700 gramos de marihuana de alta calidad a sus cuerpos. Dejaron otros cuatro kilos de marihuana en frascos y sacos por todo el departamento, además de unos 5,000 dólares en efectivo (65,000 pesos); no había indicios de que hubieran entrado a la fuerza. Por lo tanto, parece que los asesinos conocían a las tres víctimas.
Mess era uno de los mejores amigos de Tamerlan, pero los policías nunca interrogaron al mayor de los hermanos Tsarnaev sobre el caso y se quedó sin resolver hasta que se identificó a los Tsarnaev como sospechosos principales de los atentados de Boston.
Si las afirmaciones del FBI son correctas, Tamerlan era un asesino peligroso mucho antes de los atentados de Boston y si se hubiera investigado más a fondo el homicidio triple de Waltham, Massachusetts, se hubiera frustrado el plan de los atentados de Boston.
Cuatro: Tamerlan tal vez tenía trastornos mentales.
Según una excelente investigación sobre los hermanos Tsarnaev que llevó a cabo el diario estadounidense The Boston Globe, Tamerlan le dijo a su madre, Zubeidat, que "sentía que vivían dos personas dentro de él", de acuerdo con Anna Nikaeva, una chechena que conocía a los padres de Tsarnaev.
Tamerlan también le dijo a Donald Larking, un amigo de la mezquita a la que asistía, que había escuchado dos voces iracundas dentro de su cabeza que le decían que hiciera cosas.
Los atentados del maratón de Boston no corrieron a cargo de al Qaeda ni de algún grupo relacionado y son parte de una tendencia que se ha desarrollado en Estados Unidos en los últimos años: cada vez son menos las conspiraciones terroristas que tienen relación con alguna organización terrorista extranjera. Las conspiraciones también tienden a no involucrar a grupos de conspiradores, sino a ejecutar los ataques a través de individuos o de parejas como los hermanos Tsarnaev.
En cierto sentido esto refleja una victoria para las corporaciones de seguridad. Aunque son innegablemente trágicos para las víctimas, los ataques solitarios como los que vimos en Boston no son una catástrofe nacional de la magnitud del 11-S, que corrió a cargo de un grupo terrorista numeroso y bien organizado.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Peter Bergen