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OPINIÓN: "Policía bueno, policía malo", ¿cuál es la estrategia de Putin?

Occidente se muestra escéptico ante la postura de Rusia en el acuerdo de Ginebra debido a la conducta previa de Putin
jue 24 abril 2014 06:30 AM
vladimir_putin
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Nota del editor: Alexander J. Motyl es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Rutgers en Newark. Fue director asociado del Instituto Harriman de la Universidad de Columbia de 1992 a 1998. Es especialista en Ucrania, Rusia y la ex Unión Soviética y escribió seis libros de texto y varias novelas, entre ellas The Jew Who Was Ukrainian, My Orchidia y Sweet Snow. Escribe el blog semanal Ukraine's Orange Blues en el sitio web del World Affairs Journal.

(CNN) — Entonces, ¿qué trama ahora Rusia?

El 17 de abril, mientras el presidente de Rusia, Vladimir Putin, increpaba a Ucrania y Occidente en una conferencia de prensa en Moscú, el ministro del Exterior, Sergei Lavrov firmó un acuerdo conciliatorio en Ginebra con Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania.

Al parecer el canciller repudió al presidente y traicionó a los terroristas pro-Rusia del este de Ucrania.

Sin importar cuál sea el juego de Putin y Lavrov, el documento que este firmó en Ginebra representa una gran retirada de Rusia. A final de cuentas, el acuerdo es ciertamente un simple pedazo de papel en vista de la mendacidad e impredecibilidad que Rusia ha mostrado. Si Putin pudo violar el Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad de 1994 (en el que Estados Unidos, Reino Unido y Rusia acordaron garantizar la seguridad e integridad territorial de Ucrania), fácilmente podría destruir el acuerdo de Ginebra cuando le convenga.

Durante su conferencia de prensa —tal como se esperaba—, Putin negó la existencia de Ucrania como país independiente, se reservó el derecho de intervenir en Ucrania y respaldó a los escuadrones armados pro-Putin que han provocado el caos en el este de Ucrania.

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Esto es lo que Putin dijo respecto a que los ucranianos son realmente rusos: "El deseo de provocar que Rusia y Ucrania peleen, dividir lo que esencialmente es un solo pueblo, ha sido el objetivo de la política internacional desde hace siglos". Las cosas empeoran: Putin dice que los bolcheviques fanáticos y sus opositores reaccionarios, los Blancos, coincidieron en una sola cosa: que Ucrania y Rusia eran "parte de un espacio común y unido y de un solo pueblo". Además, agrega, "estaban absolutamente en lo cierto".

Naturalmente, los ucranianos no están de acuerdo y se preocupan. Si Ucrania no tiene derecho de existir como país independiente, entonces, ¿qué impide que Putin lleve a los ucranianos a "casa" cuando lo decida para seguir los pasos de los bolcheviques y los Blancos?

Esto fue lo que Putin dijo acerca del derecho de intervenir para "ayudar" a los rusos y a los "ciudadanos rusoparlantes" de Ucrania: "Pero nosotros sabemos exactamente que deberíamos hacer todo para ayudar a que esas personas defiendan sus derechos y decidan independientemente sobre su destino. Es por esto por lo que luchamos. Permítanme recordarles que el Consejo de la Federación de Rusia dio al presidente el derecho de usar a las fuerzas armadas en Ucrania. Espero sinceramente no tener que ejercer este derecho y que, a través de la diplomacia y la política, podamos resolver todos los problemas agudos, si no es que realmente muy agudos, que Ucrania enfrenta hoy".

No sorprende que Putin haya asustado a los ucranianos al insistir en que tiene derecho de ayudar a los ciudadanos ucranianos, especialmente si a la invocación de ese derecho apareja la acumulación constante de miles de soldados rusos listos para la batalla en las fronteras de Ucrania.

Finalmente, esto es lo que Putin dijo sobre los escuadrones pro-Rusos que aterrorizaron al sureste de Ucrania la semana pasada y que provocó que el gobierno ucraniano tratara de recuperar el control de la región:

"Ahora escuchamos los llamados (de Occidente) para que la gente del sureste deponga las armas… Pero entonces, (las autoridades ucranianas deberían) alejar al ejército de la población civil… Muy bien, el este se desarma; muy bien, asumamos que el ejército se retira. ¿Por qué los grupos nacionalistas (ucranianos) no se han desarmado aún?".

Uno de los puntos centrales del acuerdo de Ginebra minimiza las preocupaciones de Putin: " Todos los grupos armados ilegales deben desarmarse ; todos los edificios que se tomaron ilegalmente deben devolverse a sus dueños legítimos; todas las calles, plazas y lugares públicos de las ciudades y pueblos ucranianos, ocupados ilegalmente, deben desalojarse". En Ginebra se dejó en claro que todos los grupos deben desarmarse y deben desalojarse todos los edificios y calles… inmediatamente. En el acuerdo no se habla de que una parte se desarme primero y luego se desarme la otra.

Como en Ucrania casi no hay grupos armados ucranianos ni ocupan edificios (los grupos se han desarmado en las semanas recientes), el acuerdo se dirige casi exclusivamente a los escuadrones terroristas a los que Rusia respalda, financia y dirige.

Lavrov también firmó el siguiente enunciado: "se concederá amnistía a los manifestantes y a quienes hayan desalojado los edificios y otros sitios públicos y hayan entregado las armas, excepto a aquellos a quienes se declare culpables de delitos graves".

Esto es, indirectamente, un reconocimiento a la legitimidad del gobierno ucraniano, algo que Putin negó repetidamente en su conferencia de prensa.

Después de todo, ¿quién capturará a los terroristas y determinará si cometieron delitos graves? El Ministerio de Asuntos Internos de Ucrania, la oficina del procurador y el Ministerio de Justicia, desde luego. Si el gobierno es ilegítimo, entonces ellos también son ilegítimos. Y por el contrario, si ellos son legítimos, entonces también el gobierno lo es.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tuvo razón al mostrarse escéptico ante las intenciones de Rusia. "Preferiríamos decididamente que el señor Putin diera seguimiento al rayo de esperanza que han producido estas pláticas en Ginebra", dijo. "Pero no contaremos con ello hasta que lo veamos. Mientras tanto, prepararemos nuestras otras opciones".

Con todo, el documento de Ginebra es importante. Representa el parámetro de la reducción de las actividades terroristas en el este de Ucrania y el comportamiento de Rusia al respecto.

Hasta ahora las pruebas no son alentadoras ni desalentadoras. Rusia insiste en que los ucranianos deben actuar primero; los extremistas de Sloviansk y Donetsk insistieron en que el acuerdo no les afecta y sus camaradas en Kramatorsk han tomado más edificios. Por otro lado, los extremistas de Yenakievo abandonaron los edificios que ocuparon y los separatistas de Donetsk prometieron desalojar dos pisos y el salón de conferencias del edificio de la administración provincial.

A pesar del desgano de la respuesta de Rusia y sus partidarios, tanto Estados Unidos como Ucrania han insistido correctamente en que Rusia debe apegarse al acuerdo y convencer a sus partidarios del este de Ucrania a que depongan las armas y desalojen los edificios que tomaron .

El gobierno en Kiev también accedió a conceder amnistía a los extremistas que no hayan cometido delitos graves, como se insiste en el documento. Yulia Timoshenko, la ex primera ministra a la que encarcelaron por motivos políticos y que ahora se postula a la presidencia, basó en el acuerdo sus llamados a que los extremistas participen en pláticas.

Durante las próximas semanas se demostrará si Rusia toma en serio o no el acuerdo de Ginebra. Si los grupos terroristas no abandonan los edificios y entregan sus armas y si Rusia no deja de infiltrar agentes de inteligencia en Ucrania, entonces Putin y Lavrov estarán declarando efectivamente que no se puede confiar en ellos y que sus intenciones hacia Ucrania son agresivas.

Por otro lado, si se apegan al acuerdo, este podría propiciar otras formas de apaciguamiento e incluso podría incluir la retirada permanente de las tropas rusas de las fronteras ucranianas.

¿Acaso Lavrov y Putin juegan al "policía bueno, policía malo" con la esperanza de convencer a Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania de que Rusia es realmente racional y no tiene intenciones agresivas? Si es así, ¿acaso esto es solo un truco para ganar tiempo mientras continúan los preparativos para la guerra? ¿Acaso su acto indica que Rusia finalmente entró en razón?

¿Acaso Putin se dio cuenta de que invadir o desestabilizar a Ucrania no hará más que provocar dolorosas sanciones de Occidente contra él y Rusia y que posiblemente se provean armas a las fuerzas ucranianas?

Sea cual sea la respuesta, parece evidente que las constantes manifestaciones de apoyo de Occidente hacia Ucrania y la condena a la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, aunadas a la decisión del gobierno ucraniano de resistirse a las agresiones de Rusia, influyeron para convencer a Putin de hacer que Lavrov se mostrara amistoso.

La moraleja queda clara: si usas palabras duras y actúas firmemente, es posible que Putin escuche.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Alexander Motyl

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