OPINIÓN: Cómo la saga 'Star Wars' arruinó la ciencia ficción
Nota del editor: Lewis Beale escribe sobre cultura y cine para el diario estadounidense Los Angeles Times, para el sitio web Newsday y otras publicaciones.
(CNN) — Ahora que se anunció el elenco de la séptima cinta de La guerra de las galaxias pueden imaginarse la expectación de los millones de fans de la franquicia fílmica. ¿Y por qué no? Las seis cintas de Star Wars han sido éxitos enormes: han obtenido ingresos en taquilla por más de 2,000 millones de dólares solo en Estados Unidos, han provocado el surgimiento de montones de libros, cómics y mercancía (¿cuántos niños tienen su propia espada láser?) y han dado renombre a personajes como Darth Vader, Han Solo y Luke Skywalker.
También han sido lo peor de la historia para el género de la ciencia ficción.
Digo esto como ávido lector de ciencia ficción desde la niñez. Me impresionó tanto la primera cinta de La guerra de las galaxias cuando la vi en 1977 que la misma semana regresé dos veces para sumergirme en su fantasía de la era espacial. Pero he aquí el asunto: la creación de George Lucas (que básicamente es una aventura de Flash Gordon exagerada y con mejores efectos especiales) ha provocado que demasiadas personas crean que la ciencia ficción es una ópera espacial mezclada con un western, cargada de gráficos generados por computadora, disputas territoriales, patriarcas malévolos y monturas confiables (como el Halcón Milenario).
Stars Wars ha corrompido la noción que la gente tiene sobre un género literario lleno de ideas y lo ha convertido en una serie para ver un sábado por la tarde. Eso es más que una vergüenza: es una obscenidad.
La ciencia ficción es, de hecho, uno de los géneros literarios más creativos que existen. Lo mejor de la ciencia ficción está lleno de reflexiones sobre lo que hay "allá afuera", qué nos hace humanos, cómo se usa la tecnología y cómo nos cambia. Aborda temas como la raza, la sexualidad y literalmente todo lo que existe. Trata esencialmente sobre las ideas, no la acción… y ese es el problema en lo que concierne a Hollywood.
Por ejemplo: no hay espadas láser, naves espaciales ni Estrellas de la Muerte en la novela Kindred que escribió Octavia Butler en 1979, con la que ganó los principales premios a la ciencia ficción —el Hugo y el Nebula— y que la hizo acreedora a la beca Genius de la Fundación MacArthur.
Los temas que Butler toca principalmente son la raza y el sexo; en Kindred escribió sobre una mujer negra moderna que viaja al pasado y la esclavizan en el sur del Estados Unidos previo a la guerra civil. La novela se estudia regularmente en las aulas y se encuentra en al menos una lista de los Mejores Libros Escritos por Mujeres.
Sin embargo, Hollywood aún no lo adapta a la pantalla grande. Tal vez si la protagonista tuviera un wookie a su lado…
No se han hecho cintas con muchas de las grandes obras de la ciencia ficción tales como la serie de novelas Fundación de Isaac Asimov; La guerra interminable de Joe Hadelman; Neuromante, de William Gibson, entre otras, en parte porque son demasiado inteligentes, demasiado densas y demasiado reflexivas.
Ciertamente algunos clásicos han hecho la transición, pero los resultados han sido deficientes: Duna, de David Lynch —por ejemplo— fue un desastre, y la adaptación reciente de El juego de Ender fue una mezcla que no tuvo éxito en la taquilla. Fahrenheit 451, de Francois Truffaut, a pesar de ser elegante e intelectual, fue un tanto fría para el público en general.
Eso significa que los estudios de Hollywood, que no son famosos por innovar, optan por el molde de La guerra de las galaxias: optan por lo llamativo, por personajes extraterrestres extraños de sobra, el máximo de imágenes generadas por computadora, muchas explosiones y poca reflexión de cualquier clase.
Ciertamente la primera cinta de La guerra de las galaxias fue una bocanada de aire fresco, una cinta divertida para los fanáticos de la ciencia ficción. Sin embargo, la serie pronto se calcificó, víctima de su propio éxito. Solo dos de las cintas —La guerra de las galaxias y El imperio contraataca— demuestran algo de originalidad. El resto hacen agua y dan a los aficionados pan con lo mismo. Es decir, ¿cuántos duelos de espadas láser puedes soportar antes de que te mueras de aburrimiento? ¿Cuántos combates en el espacio exterior? ¿Cuántas reflexiones yodescas aparentemente profundas?
Yo me rindo. No me interesa que el talentoso director J. J. Abrams esté al mando de la nueva cinta. Está rodeado de las expectativas del público —como demostró al convocar a las estrellas de la cinta original para esta nueva entrega— y recicla material rancio. Paso.
Mejor veré Matrix, disfrutaré la cinta de ciencia ficción más original de los últimos 25 años. Recomiendo a los aficionados de La guerra de las galaxias que hagan lo mismo. Es necesario recordarles cómo es la verdadera creatividad.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Lewis Beale