OPINIÓN: 10 razones por las que existen 10 partidos políticos en México
Nota del editor: Yuri Beltrán Miranda es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos (FLACSO) y licenciado en Economía (UNAM); cuenta con estudios en Geografía Electoral, Análisis Político Estratégico y Democracia en América Latina. Es especialista en temas de voto extraterritorial.Síguelo en su cuenta de Twitter: @yuribeltranm
(CNNMéxico) — A los siete partidos políticos que ya existían en México, otros tres obtuvieron su registro este mes de julio.
Los nuevos dispondrán ahora de prerrogativas, acceso a tiempos en radio y televisión gratuitos, franquicias postales, etc. Sobre todo, tendrán derecho de postular candidatos en las elecciones federales y nacionales que se celebren.
Frente al registro reciente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el Partido Humanista y Partido Encuentro Social (PES) ha habido voces fuertemente discordantes. Desde el punto de vista de quienes abanderan esa postura, la incorporación de nuevos institutos políticos no hace sino encarecer un sistema de partidos en decadencia.
Difiero de esa posición. De hecho, me encuentro entre quienes creen que el arribo de estos institutos políticos es una señal de salud democrática.
A continuación expongo 10 de algunas de las razones.
1. En el mundo, los partidos políticos siguen siendo el más eficaz instrumento para convertir las demandas ciudadanas en propuestas concretas de política pública. De ahí que su existencia es valorada en instrumentos regionales de gran trascendencia, como la Carta Democrática Interamericana, o el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
2. No existe un estándar mundial en cuanto al número de partidos que debe haber en un país. En lo que sí hay consenso es en que la libertad de asociación es un derecho fundamental y, por tanto, debe protegerse. Se sabe que las reglas electorales, las preferencias de los votantes conducen a diferentes cantidades de partidos. Mientras que Estados Unidos históricamente ha tendido hacia el bipartidismo, en los parlamentarismos europeos es posible encontrar 10 ó más partidos compitiendo.
3. En el caso mexicano, hay elementos para pensar que las opciones políticas existentes no cubren todavía la demanda de propuestas políticas por parte de la sociedad. Las tasas de participación (63% en elección presidencial 2012; 40% en elección local Coahuila 2014) son indicativas de que hay electores que todavía no se sienten atraídos por las oferta política.
4. El Informe sobre la calidad de la ciudadanía que dio a conocer el INE confirma los datos que han arrojado otras encuestas latinoamericanas. Hay una crisis de desconfianza en los partidos. Dos de cada 10 mexicanos confían en ellos. Quizás un nuevo arreglo del sistema de partidos provoque mejores incentivos para la vinculación ciudadana.
5. Es un error pensar que los nuevos partidos costarán más al erario. La fórmula de financiamiento adoptada desde 2008 considera un monto público a distribuir basado en el tamaño del padrón. El incremento en el número de partidos no aumenta esa bolsa, sino que disminuye el tamaño de la rebanada que a cada partido le toca. De hecho, en la sesión del INE del pasado 14 de julio, fueron recalculados a la baja los recursos públicos que se darán a los siete partidos existentes. Los montos que ya no se les darán de agosto a septiembre son los que se destinarán a los tres nuevos partidos.
6. Pero si bien no hay razón para pensar que los nuevos partidos costarán más a los ciudadanos, sí la hay para pensar que incrementará la competencia democrática. De hecho, la nueva Ley General de Partidos Políticos impide que los partidos de nuevo registro convengan frentes, coaliciones o fusiones en su primera contienda. Deberán medirse en términos del voto popular.
7. De hecho, aquel partido que no obtenga el 3% de la votación válida emitida en la próxima elección, perderá su registro. En la historia del país, trece partidos nacionales han incumplido el umbral de votación (antes era del 2%) en su primera prueba.
8. Debe decirse que, para convertirse en nuevos partidos, los tres institutos políticos debieron superar pruebas bastante difíciles: demostrar tener cuando menos 219,608 afiliados y realizar 20 asambleas estatales ó 200 asambleas distritales. A diferencia de las otras 49 agrupaciones que notificaron al IFE su intención de convertirse en partidos políticos nacionales, las tres registradas llegaron hasta el final del proceso y lograron el número de asambleas y afiliados requerido. En su conjunto, alcanzaron poco más de un millón de afiliados.
9. Los recursos con que constituyeron los partidos políticos ya fueron auditados por la autoridad administrativa electoral.
10. El país está estrenando una Ley General de Partidos que impone nuevas obligaciones en materia de transparencia, fiscalización y hasta justicia intrapartidista.
¡Bienvenida mayor pluralidad y mayor competencia al sistema político mexicano!
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Yuri Beltrán Miranda.