OPINIÓN: ¿Eres una persona adicta al internet?
Nota del editor: La doctora Catherine Steiner-Adair es una psicólogca clínica reconocida internacionalmente, consultora y autora de 'The Big Disconnect: Protecting Childhood and Family Relationships in the Digital Age'.
La adicción por el internet y los peligros del juego excesivo en la computadora que poseen a los niños y adolescentes está recibiendo una nueva atención con el estreno del documental Adicto a la Web (Web Junkie).
El documental remarca la tendencia alarmante en China. Existen patrones similares en Corea del Sur , en donde el gobierno estima que aproximadamente uno de cada diez niños, entre 10 y 19 años, son adictos al internet.
No tenemos que mirar más alla de nuestra propia casa.
Amamos nuestra tecnología, nuestros smartphones, tablets, las redes sociales y el internet, y cada vez hay más de nosotros que enfrentamos esa fuerte realidad que amamos demasiado. Un estudio de 2014 determinó que cerca de 16% de la gente, de entre 18 a 25 años, está involucrada de manera compulsiva con el uso del internet.
Algunos de nosotros nos podemos sentir impotentes en nuestra relación con ella. ¿Pero volvernos adictos?
Aunque la adicción al internet no es formalmente reconocia como una enfermedad mental por los Estados Unidos, existe una preocupación creciente entre los practicanetes de la medicina y las autoridades de salubridad que ven la necesidad de ofrecer terapias y centros de tratamiento para ello, y tratar al fenómeno como algo más complicado que un problema social.
La investigación y nuestras propias experiencias han mostrado que el uso excesivo de la tecnología y el internet pueden crear dependencia y adicción, neurológica y psicológicamente. Desde nuestro nacimiento y durante la adolescencia, los niños se encuentran especialmente vulnerables porque el cerebro se desarrolla a través de patrones del uso y a través de las relaciones humanas.
La nueva tecnología y normas culturales centradas en el internet, los hábitos del uso excesivo y la forma en que el cerebro y la mente pueden rápidamente convertir los malos hábitos en compulsivos ha convertido este fenómeno social en una urgente preocupación de salud.
Desfortunadamente, la investigación va detrás de la veloz adaptación a internet, así como de la evolución rápida de la tecnología digital.
Pero en mi práctica psicológica y en mis pláticas alrededor del mundo dirigidas a las audiencias conformadas por padres, educadores y niños, he notado una tendencia al escuchar a personas de todas las edades describir el impacto de la tecnología y el intentet en los hábitos familiares, matrimonios e hijos. Es el lenguaje de la adicción.
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"Está alejando nuestra familia. Está arruinando nuestro matrimonio, siento como si no existiera. No puedo hacer que mis hijos paren".
Los padres me cuentan de sus hijos mienten sobre el tiempo que pasan en línea o jugando, y que se vuelven impotentes, enojados o deprimidos cuando son incapaces de involucrarse en esas actividades.
"Piensas que es como quitarle heroína a un adicto".
Los niños de todas las edades describe un sentimiento de pérdida porque sus padres estan más atentos y más receptivos a sus pantallas que a ellos. Ellos no están siendo engañados; se siente desconectados.
"Mi mamá es adicta a su telefóno celular. Mi papá me dice que no puedo manejar y mandar mensajes, pero él lo hace".
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Todos podemos bromear acerca de nuestro "hábito", al ser un adicto en línea o al tratar de reducir y sufirir la "limpieza de nuestro correo". Podemos reír o lamentarnos al repecto, pero usamos el lenguaje de adicción porque así es como nos sentimos.
Detrás de todo ese daño profundo que nos puede causar la dependencia de la tecnología y el internet, el uso excesivo se ha convertido en una herramienta de una tensión crónica, comprometiendo la salud mental, estrés emocional, mermando nuestro desempeño en el trabajo y en la escuela, y se ha vuelto un obstáculo en nuestra intimidad emocional.
La ciencia ha establecido que el temprano o el uso excesivo de las pantallas y los dispositivos digitales nos afecta neurológicamente , en algunas personas más que otras, es difrente para cada uno, y tú necesitas entender nuestro cable.
La dependencia a la tecnología y la adicción al internet absorbe el oxígeno de nuestras vidas, el respirar, el compromiso de vivir en la vida real. Y la completa abstinencia no es una opinión.
Pero no estamos indefensos. Podemos admitir los problemas con nuevas normas en casa, en el trabjo y en la escuela. El mayor peligro es la negación.
¿Qué estamos esperando