OPINIÓN: El error en el Oscar eclipsará por siempre la noche de 'Luz de Luna'
Nota del editor: Gene Seymour es crítico de cine y ha escrito sobre música, cine y cultura para publicaciones estadounidenses como el New York Times, Newsday, Entertainment Weekly y The Washington Post. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.
(CNN) — Ganó Luz de Luna (Moonlight). Dejemos eso bien claro antes de hablar de otra cosa.
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Este año, la misma Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que ha otorgado el premio a la mejor película a creaciones atractivas y veneradas como Lo que el viento se llevó, Un americano en París y El padrino, entregó el premio a una pequeña cinta aclamada por la crítica y artísticamente audaz que trata sobre un joven afroestadounidense que se enfrenta a un hogar destruido, al descubrimiento de su sexualidad y al acecho de la violencia.
No puede minimizarse el significado de este premio a la mejor película; su esencia, la ampliación potencial de las posibilidades narrativas de las cintas estadounidense, no pudo haberse resumido mejor que en la noche en la que Luz de Luna ganó el Oscar al mejor guion adaptado para Barry Jenkins (su director) y para Tarell Alvin McCraney, el coproductor, quienes escribieron la obra de teatro semi-autobiográfica In Moonlight, Black Boys Look Blue.
"Este es para todos los niños y las niñas negros y morenos y para quienes no se identifican con los géneros convencionales, para quienes no se ven a sí mismos; estamos tratando de mostrarlos y de mostrarnos", dijo McCraney en su discurso de aceptación.
Hasta ese momento en la 89.ª ceremonia de los premios de la Academia, que ya había marcado la diferencia por la amplia presencia de nominados afroestadounidenses en varias categorías, la mayor parte del público y de los millones de personas que veían por televisión pensaban que ese sería el único premio importante que Luz de luna podría llevarse… además del de mejor actor de reparto que se llevó Mahershala Ali por su actuación como el mafioso que toma bajo su tutela al joven protagonista.
A pesar de todos estos momentos potencialmente transformadores, es una pena que lo único de lo que la gente hablará de hoy en adelante es de lo que provocó que se anunciara dos veces el premio a la mejor película, primero como error y luego como corrección.
En el centro de todo estuvo Warren Beatty, quien demostró que sabe aprovechar el momento cómico sin intentar ser gracioso.
Veamos si podemos darle sentido a todo esto: Beatty y Faye Dunaway, su coestrella de la cinta clásica de la década de 1950, Bonnie y Clyde, tuvieron el honor de presentar el premio más importante.
Conforme Beatty, de 79 años, abría el sobre, parecía que la vejez se apoderaba de él y sonreía nerviosamente porque era obvio que la tarjeta le estaba dando batalla. En ese momento se pareció al senador maniático y suicida de Bulworth, su cinta de 1998, y parecía que iba a tropezarse con sus propios pies.
El problema era simple: alguien le había dado el sobre que contenía el nombre de Emma Stone, quien momentos antes se había ganado el premio a mejor actriz por La La Land. Al ver que Beatty estaba desconcertado, Dunaway tuvo un chispazo de genio al musitar algo que sonó como a "¡eres tremendo, Warren!", para luego tomar el sobre y leer lo que todos creían que era la ganadora inevitable, La La Land, el romance musical que ya se había llevado varias estatuillas, entre ellas la de mejor actriz de Stone y la de mejor director para Damien Chazelle.
Se desató el caos. El elenco y el equipo de producción de La La Land subieron al escenario en cuestión de segundos, el sobre correcto logró llegar al escenario y, a pesar de su desconcierto, el elenco y el equipo de producción de La La Land abrieron paso al asombrado y feliz elenco y equipo de producción de Luz de luna.
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Hasta este final extraño, la ceremonia de los Oscar de este año había sido un cúmulo de humor y momentos sinceramente notables, superior al resto: el primer actor musulmán que gana un premio de la Academia; Los cascos blancos (un documental sobre los voluntarios que salvan vidas en Siria) ganó el primer Oscar para una producción de Netflix; el director iraní Ashgar Farhadi, ganador del premio a la mejor cinta en idioma extranjero, boicoteó la ceremonia en protesta por la prohibición a los viajes que impuso Trump, y Jimmy Kimmel se burló de los tuits abusivos que el presidente de Estados Unidos escribió en contra de Meryl Streep para luego enviarle un tuit al presidente, quien estaba sospechosamente callado, para ver si estaba bien.
A pesar de que algunos discursos de aceptación fueron demasiado largos, otros fueron elocuentes y conmovedores: entre los mejores estuvieron los de Stone, Jenkins, Ali y Viola Davis, que con su premio a la mejor actriz de reparto se volvió la primera afroestadounidense en llevarse los tres premios más importantes: el Tony, el Emmy y el Oscar.
Tal vez así se escribe la historia: ocultándose detrás de los errores de los demás. Tendremos que esperar para saber si las señales de la historia tuvieron el impacto suficiente en el cerebro atestado y confundido de Hollywood.
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