OPINIÓN: 7 formas en las que el iPhone ha empeorado tu vida
Nota del editor: Kara Alaimo, profesora asistente de relaciones públicas de la Universidad Hofstra, es autora de Pitch, Tweet, or Engage on the Street: How to Practice Global Public Relations and Strategic Communication. Fue portavoz de asuntos internacionales en el Departamento del Tesoro durante la administración de Obama. Síguela en Twitter @karaalaimo . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
(CNN) — Esta semana marca el décimo aniversario del iPhone. Para cientos de millones de nosotros, este dispositivo —de solo 4 onzas (113 gramos cuando se lanzó)— ha llegado a dominar nuestras vidas. Ahora podemos encontrar aparentemente cualquier respuesta a cualquier cosa con unos movimientos del pulgar y el índice.
Todo, desde la cena hasta una cita, está ahora a solo un clic de distancia, y puedes adquirir ambas cosas mientras simultáneamente hablas en una conferencia telefónica y montas en el metro, por supuesto. Pero como con cada revolución, algo o alguien pierde. Sí, hay un lado más oscuro de cómo el iPhone —y las copias que han hecho de este— nos ha cambiado.
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De hecho, estas son siete maneras en que el iPhone ha hecho peor nuestra vida:
1. Son malos para nuestro cerebro. Los iPhones nos permiten hacer muchas cosas a la vez. Pero los estudios demuestran que los multitareas —es decir, los que escuchamos música al mismo tiempo que jugamos TypeShift — pensamos más lentamente y tenemos peor memoria a largo plazo, porque nos resulta más difícil filtrar información irrelevante. Centrarnos en muchas cosas en nuestros teléfonos a la vez realmente disminuye nuestras habilidades cognitivas.
2. Mientras estamos ocupados en nuestros teléfonos, estamos ignorando el mundo que nos rodea. Mientras que los solteros están ocupados en Tinder, están perdiendo a la gente sentada junto a ellos en el metro. Y como la profesora del MIT Sherry Turkle señala en su libro Alone Together, porque estamos tan condicionados a revisar nuestros teléfonos todo el tiempo, muchas personas ya no pueden apreciar un lago, una playa o una caminata. "La quietud los hace ansiosos", escribe.
3. También nos estamos ignorando el uno al otro. Hoy, observa Turkle, "pedimos menos gente y más tecnología". Mira a tu alrededor en el patio de recreo, en el centro comercial, en el cine, en la plataforma del tren y en el restaurante: los niños están perdiendo la atención que necesitan los padres, que ahora están constantemente distraídos en sus teléfono (y los padres se está perdiendo lo que realmente está pasando en la vida de sus hijos mientras los chicos silenciosamente escriben mensajes de texto a amigos sus en el asiento trasero del coche). En cuanto al resto de nosotros, perdemos conversaciones verdaderas con nuestros compañeros y parejas mientras que estamos comprobando los correos entrantes durante la cena.
4. Están arruinando nuestras relaciones. Los tipos de relaciones que mantenemos en nuestros teléfonos son generalmente superficiales. Turkle señala que ahora les escribimos mensajes de texto a las personas en lugar de llamar, renunciando a conversaciones más profundas que implican emociones que no pueden ser transmitidas a través de emojis o de LOLs. Las relaciones en las redes sociales también tienden a ser superficiales, alimentadas por gustos y comentarios rápidos en lugar de las conversaciones privadas y detalladas que tendríamos tomando un café con un amigo cercano.
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Dado que la abrumadora mayoría de los usuarios de Facebook accede a la red social en sus dispositivos móviles, es seguro decir que aquí, también, el iPhone es un culpable. Un estudio encontró que las personas con una mayor proporción de interacciones en línea eran más solitarias que aquellos con más interacciones en persona. Y un estudio de los usuarios de Facebook en Australia encontró que se sentían significativamente menos vinculados con sus familias.
5. Promueven el síndrome de FOMO ("temor a no tenerlo"). Los iPhones hacen posible comprobar las redes sociales constantemente. Por supuesto, nuestros perfiles de redes sociales hacen que nuestras vidas se vean mejor de lo que realmente son. Publicamos lo más brillante de nuestras vacaciones o fotos "de vida nocturna" (con los filtros más halagadores) y descripciones de nuestras victorias profesionales, no imágenes de los espacios de trabajo aburridos donde pasamos la mayor parte de nuestros días. Pero la investigación muestra que los usuarios de redes sociales tienen más probabilidades de comparar lo que han logrado con lo de otros. Es fácil para la gente sentirse excluida e infeliz al medir las fotos de los mejores momentos de sus amigos contra la mundanidad de sus propias vidas.
null6. Hemos llegado a necesitar una validación constante. Turkle señala que "en la tradición psicoanalítica se habla del narcisismo para no indicar a las personas que se aman a sí mismas, sino a una personalidad tan frágil que necesita un apoyo constante". En estos días, la gente constantemente verifica el número de "me gusta" que obtienen en Facebook para validar su popularidad, su sagacidad y su valor, en lugar de medirse a sí mismos por los valores internos, la integridad y las metas.
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7. Se espera que estemos disponibles para trabajar 24/7. Incluso en vuelos —algunas veces sagrados—, ahora es posible conectarse a Wi-Fi. Ahora hay menos y menos espacios y tiempos cuando es posible y apropiado estar fuera de línea. Los colegas a menudo esperan respuestas instantáneas; yo he respondido en el baño en la sala de emergencias. A veces nos despertamos con textos y llamadas de colegas de nuestras parejas también.
Al mirar hacia atrás en todas las maneras en que Apple nos ha facilitado la vida, recordemos también lo que no puede darnos: la sensación de sol en nuestras caras, el alivio de hablar sobre un problema con un amigo físico, la sensación de un abrazo de alguien que amamos. Todavía no hay aplicaciones para eso.
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