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OPINIÓN: La razón por la que no puedes dejar de ver la lava del volcán Kilauea

El Kilauea es un recordatorio de que pese a los increíbles avances de la humanidad, somos insignificantes y a final de cuentas existimos por capricho de la Madre Naturaleza, opina Jill Filipovic.
mié 23 mayo 2018 09:40 AM

Nota del editor: Jill Filipovic es periodista y trabaja en Nueva York y en Nairobi. Es autora del libro The H-Spot: The Feminist Pursuit of Happiness. Síguela en Twitter . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

(CNN) — Lava que explota cuando cae al mar. Automóviles sumergidos en un torrente calcinante. Vapor que se alza como una nube enorme cuando las entrañas de la tierra se encuentran con el océano.

Hay algo hipnótico en el poder del volcán Kilauea de Hawái , magnífico y malévolo a la vez; un recordatorio de que pese a todo nuestro progreso y nuestra modernidad, la naturaleza tiene poderes inmensos que no podemos domar. En todo el mundo, pero especialmente en Estados Unidos, la gente mira, embelesada.

Este despliegue de furia natural es casi un alivio. Curiosamente, alcanza un punto diferente pero igualmente catártico al de la boda real del fin de semana pasado, otra oportunidad muy necesaria para alejarnos del caos social y político que inunda nuestro suministro de noticias.

nullCuando Enrique y Meghan se casaron, nos maravilló el despliegue conmovedor y decoroso de amor auténtico, de tradiciones afroestadounidenses combinándose con las tradiciones británicas más densas: una mujer estadounidense mestiza casándose con un príncipe de verdad; la promesa de que el progreso existe y de que el mundo puede cambiar para bien.

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El Kilauea no es un despliegue de amor, ciertamente. Pero también nos causa admiración. Es un recordatorio necesario de que pese a los increíbles avances de la humanidad, somos muy pequeños, insignificantes y a final de cuentas existimos por capricho de la Madre Naturaleza.

Esto es una especie de bálsamo psíquico. Aunque pasamos nuestros días en las redes, pasando de los escándalos políticos a las tragedias masivas y una vez más los escándalos políticos, creando distracciones temporales con cuestionarios en línea y paseando por las redes sociales, el lento y constante avance de la lava tiene algo que nos paraliza.

En nuestro mundo hipernervioso, tratamos de controlar todo lo que nos rodea. Sufrimos si nuestro teléfono anuncia un mensaje que no podemos revisar inmediatamente; revisamos cuidadosamente lo que publicamos en Instagram y Facebook para proyectar una imagen #auténtica, pero filtrada y adaptada en realidad; algunos de los hombres más ricos de Estados Unidos gastan sus fortunas tratando de vivir para siempre.

VIDEO: ¿Cómo se clasifican los volcanes y por qué surgen las erupciones? Aquí te lo explicamos

Al mismo tiempo, quienes ponemos atención empezamos a entender que este control es una ilusión, que las poderosas empresas tecnológicas cada vez tienen más control de las noticias y la información que consumimos (aunque creamos que estamos eligiendo con nuestros clics) y que nuestra realidad política actual nos deja ver sin velos lo frágil que puede ser la democracia estadounidense.

La lava que se desliza hacia el océano, borrando todo a su paso, emanando gases tóxicos, es catastrófica, una amenaza salvaje que surge de las entrañas de la tierra. Es extrañamente unificadora porque no perdona a nada ni a nadie a su paso.

Tiene el control.

nullA veces pensamos que gran parte de lo que pasa en el mundo no está en nuestras manos, que depende de Dios o que orar es la respuesta; que lo que va a pasar, pasará, o que todo pasa por algo. Esto usualmente no es cierto. Lo cierto es que las políticas moldean nuestra forma de ver el mundo todos los días, ya sea la delincuencia, las adicciones, la movilidad económica, la salud física o el medio ambiente.

Para muchos, el nerviosismo surge de saber que las cosas podrían ser diferentes. Nos preocupa no tener el control de una situación política desastrosa y esperamos que alguien competente esté al timón de este barco… aunque nos estamos dando cuenta de que no es así.

Lee: El volcán Kilauea de Hawai entra en erupción

Como nuestros smartphones y nuestras laptops moldean gran parte de nuestra vida, desde hace mucho asumimos que la gente y las instituciones que dirigen nuestras conexiones con los demás son personas benévolas que simplemente nos ofrecen más opciones. Nos estamos dando cuenta de que no es así y de que no entendemos del todo el alcance de lo que nuestra era tecnológica ha traído consigo.

Al Kilauea no le importa.

Nos deja trasladar nuestra atención a una fuerza indiscriminada sobre la que no podemos hacer absolutamente nada, salvo mirar (y cerrar las plantas geotérmicas), maravillarnos con esta poderosa fuerza de la naturaleza que emana de lo más profundo del mundo que compartimos. En el Estados Unidos de la actualidad, es un alivio curiosamente reconfortante.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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